En el caso de Medellín este desorden, este aumento peligroso de edificios colocados en cualquier lote, ha llegado a ese punto donde la malla urbana se deshace
¿Para qué le sirve estudiar anatomía a un especialista del oído? Este especialista no va a comenzar sus estudios de medicina desconociendo el cuerpo, las enfermedades y limitándose al estudio del oído. En una Facultad de Arquitectura es necesario comenzar por la ciudad para poder hablar de conceptos como lugar, esquina, barrio, calle. Hay brisas, dirección del sol que se convierten en premisas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar los espacios de una casa o de un edificio, la calle. Es lo que llamamos arquitectura in situ y no en planos engañosos. Pero como lo ha denunciado el director de la SCA de Cartagena lo usual en esa ciudad es que los mismos planos que se diseñaron para construir un edificio, se utilicen varias veces en otros lugares, olvidando que la calidad de los terrenos no es la misma lo que puede conducir a una catástrofe como la del edificio que se derrumbó matando a treinta obreros. Esta tragedia ha servido para que las autoridades se den cuenta de que se está construyendo con un total desorden, incluso sin licencia previa y por ese tipo de constructores ocasionales que cuentan con un capital y consideran que el negocio más rentable hoy consiste en comprarse un lote y construir vivienda a destajo. Arquitectos que a bajo precio venden sus planos, calculistas que firman lo que les pidan y de este modo el perfil de la ciudad colombiana se ha ido tugurizando escandalosamente. En el caso de Cartagena contando además con la presencia amenazante de esa “otra” ciudad nacida de anillos de miseria, sin vías, sin parques ni jardines, guettos de desplazados , cada vez más sórdidos que terminarán por hacer presencia con violencia, en el casco de lo que se llama “ciudad histórica”.
Pero en el caso de Medellín este desorden, este aumento peligroso de edificios colocados en cualquier lote, ha llegado a ese punto donde la malla urbana se deshace y es imposible acudir a un ordenamiento para impedir que esta malla consolidada se convierta en una tierra de nadie que, de borde, pasó a convertirse en excrecencia. Es la burla abierta a las normas esenciales sobre retiros respecto a quebradas, a espacios entre edificaciones, y a la vez la constatación de que – pongo un ejemplo- un tipo de comercio informal carente de normativas y de la más mínima estética se sigue apoderando como un cáncer invasor de las áreas tradicionales de vivienda, es decir de los barrios consolidados: la calle 80 es el ejemplo de esta degradación de lo visual, de la descarada invasión de las aceras, de la ausencia de una verdadera reglamentación de los usos, pues, cualquier día al lado de su casa o edificio le aparecerá el más estrafalario negocio. ¿No creíamos que los usos de la ciudad los determina el ciudadano y sus costumbres, los recorridos del peatón? ¿No es hora de salvar la carretera a Las Palmas de un desorden arquitectónico anunciado por ausencia de diseño paisajístico que establezca los retiros debidos, reafirme las calzadas y recuerde la necesidad de las vías que acompañan un proyecto cuando se densifica sin racionalidad alguna? Respeto para el peatón: la ciudad no es un valor de cambio, es un valor de uso.
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