Hemos deshumanizado la educación cuando la ética y la estética dejaron de influir en el desarrollo del pensamiento humano
Quisiera abordar el problema de la “humanización” de la educación desde dos perspectivas: la deshumanización y la humanización; para ello, la abordaré en dos columnas, esta y la que corresponde a la próxima semana. De esta manera, en ésta me dedicaré a plantear el problema y en la próxima a desarrollar en clave de solución dicho problema. De las muchas consideraciones que se puede tener, me limitaré a enfocarme en algunos pocos aspectos que como consecuencia han deteriorado el universo educativo y lo ha llevado al plano deshumanizante y rígido. En primer lugar, el asunto parte del concepto de verdad. La educación persigue decididamente este propósito, se orienta a la verdad como meta ultima, sin embargo, ésta ha sido reducida a los planos correspondientes de la ciencia natural, que tiene implícitos los desarrollos de la tecnología y la opción existencial, que nos orienta hacia aquello que deseamos. Reducir la verdad a estos dos planos es un error, si la orientamos hacia la ciencia natural simplemente, entonces la ética, la moralidad, el bien y el mal, están excluidos del terreno de la verdad. Esto es muy grave, puesto que el comportamiento humano no puede ser simplemente regido por el derecho o por la opinión de lo que a la gente simplemente le parece que es la verdad. Socialmente esto nos ha traído graves consecuencias, la huérfana de ese modelo es la ética y no hay que desgastarnos hablando de las consecuencias que ya son bien conocidas. El problema de la verdad es muy profundo, poco en serio no lo tomamos, la relativizamos al punto de afirmar, inclusive, que no hay verdades supremas y absolutas: ni la ciencia, ni la opinión de las personas se atrevería a decir que el agua no moja, sino que seca, o que el fuego no quema. Hay verdades que son absolutas y por lo mismo no la podemos reducir solo a los dos planos mencionados.
Hemos deshumanizado la educación cuando la ética y la estética dejaron de influir en el desarrollo del pensamiento humano. Si bien, la ética se orienta al bien, la estética se orienta a la belleza. Si bien, la ética orientada al bien es un habilitador para la paz, pues la estética orientada a la belleza es el habilitador de la justicia. Ludwig Wittgenstein estableció entre ética y estética una relación que si se pervirtiera surgiría la hipocresía, la doble vara de medir y, sobre todo, manipulación mediática. La estética nos ayuda a equilibrar la vida, orienta nuestro cotidiano vivir hacia el reconocimiento de todos y su justa proporción en la medida que le corresponde a cada uno. Justicia y paz son, en definitiva, las claves de convivencia. Por eso la educación no las puede divorciar, si lo hace genera una ruptura tal que, es la misma vida la que está en juego. Tan importante es orientar la vida hacia lo bello como orientarla hacia el bien, como lo diría el mismo Kant, porque solo podemos ver lo bello a partir de lo bueno. Si la educación no integra en sus modelos de gestión la ética y la estética, entonces de hecho ya hay una deshumanización, porque estamos aislando las mismas facultades humanas frente a la propia vida.
Si se reduce la verdad, la ética es la primera afectada. Si se genera un divorcio entre la ética y la estética es la vida la que está en juego. Si esta cadena crece, entonces nace lo que para hoy es nuestro principal lastre: la corrupción. Es triste, mucho se ha dicho del tema, pero al parecer no avanzamos. Hoy nuestros jóvenes están desertando de sus programas académicos, se están yendo impulsados por sus familias simplemente porque es mejor hacer un “cursito”, no importa el lugar donde se lo dicten y salir a “ganar plata” muchas veces como sea, donde sea y sin importar la forma. En la sociedad de “los vivos”, quienes tienen éxito no son los mejores. ¿Será que estamos cayendo en cuenta de lo que está en riesgo? ¿Será que los gobiernos locales y nacionales no se dan cuenta que educar es la mejor forma de salvar la sociedad y muchas de las instituciones que están prestando el servicio no tienen las condiciones para hacer bien esta tarea? Ahora resulta que todos saben educar o lo que es peor, todos creen tener una verdad ahincada en la opinión sobre las maneras como se debe educar. Es que acaso ¿no es triste ver tan poco rigor académico? ¿Tenemos los mejores profesionales en las empresas? ¿Será que cuando un empresario busca un profesional lo está haciendo consciente de integrar a una persona ética, estética, orientada por la verdad y alejada de la corrupción? El problema de la deshumanización es la consecuencia de una sociedad que se privó de verdades absolutas, que limitó la búsqueda de la verdad, que creo un divorcio entre la ética y la estética que está aceptando la corrupción como parte de su paisaje interior.