Nos llegó la hora de conocer la vida y martirio de San Romero de América, de atrevernos a indagar, leer y meditar sus homilías para saber quién era realmente ese hombre sacerdote.
El Papa Francisco, siguiendo otra de las intuiciones que lo distancia de las estructuras más tradicionales de la iglesia, acaba de canonizar al arzobispo latinoamericano Óscar Romero, asesinado por escuadrones de la muerte en el Salvador mientras celebraba la Eucaristía en 1980.
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Nos llegó la hora de conocer la vida y martirio de San Romero de América, de atrevernos a indagar, leer y meditar sus homilías para saber quién era realmente ese hombre sacerdote, cuya imagen ha sido motivo de culto popular y también de mucha controversia por la creencia extendida de su cercanía a la guerrilla salvadoreña.
Su ascenso a los altares lo empieza a liberar de la estigmatización y se convierte en una invitación a conocer directamente la vida de este sacerdote que amó a su pueblo y murió por él. El mejor homenaje a este nuevo santo es acercarnos desprevenidos a la verdad de su historia. Escuchar esa voz que hoy resuena más fuerte y que no pudo silenciar la muerte.
"Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño" Con esta frase desafiaba las amenazas de la muerte terrenal, mientras condenaba la fuerte represión del Ejército salvadoreño. Y como aseguró el Papa "supo encarnar con perfección la imagen del buen pastor que da la vida por sus ovejas". Invitó a encontrar en él un ejemplo de predilección por los más necesitados de la misericordia de Dios y un estímulo para testimoniar el amor de Cristo y la solicitud por la iglesia.
El Papa nos invita a seguir el ejemplo de San Romero. Un sacerdote cercano al pueblo, perseguido, humillado y desconocido para la mayoría.
¿Quién es el nuevo santo? No lo conozco aún, pero en las primeras aproximaciones al sacerdote, llama a la atención que empezó a transitar su camino con timidez entre los libros de una biblioteca, considerado por los cercanos como demasiado cauteloso a la hora de alzar la voz para condenar a la violencia paramilitar y cercano al Opus Dei.
¿Qué hizo cambiar a Monseñor Romero hasta convertirse en un mártir que entregó la vida por los más pobres? Su amor a la vida: “Este es el pensamiento fundamental de mi predicación, nada me importa tanto como la vida humana”; la condena a la muerte y a la persecución: “Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!; el amor a su pueblo: “No me consideren juez o enemigo. Soy simplemente el pastor, el hermano, el amigo de este pueblo” Y su profunda fe en la resurrección: “Mi voz desaparecerá, pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que lo hayan querido acoger”.