Ya no hay marcha atrás. Ahora lo que resta es profundizar la descentralización.
Por allá hace 30 años, en 1988, se realizó la primera elección popular de alcaldes en Colombia. Luego en 1991 se realizó la primera elección de gobernadores. Los académicos llaman a ese proceso la descentralización. Las promesas eran muchas. Al acabarse el centralismo, Bogotá ya no sería quien definiría todo. Las regiones podrían ahora si planear su desarrollo y hacerlo realidad mediante la administración de sus recursos fiscales.
Comparar el país de hoy con el de hace 30 años es imposible, y también difícil sería imaginarnos cual habría sido la historia si el país siguiera centralizado. Lo que sí se puede hacer es mirar la tendencia histórica y revisar que ha pasado con las brechas económicas entre Bogotá y las regiones, y entre las regiones mismas (sin Bogotá). Ese es el estudio que hicieron Lucas Wilfried Hahn-De-Castro y Adolfo Meisel-Roca publicado en la serie Cuadernos de Historia Económica del Banco de la República – Sucursal Cartagena con el título de “La desigualdad económica entre las regiones de Colombia, 1926-2016”.
El estudio, analizo 90 años de datos de actividad económica para seis regiones colombianas: Caribe, Pacífico, Centro-Occidente, Centro-Oriente, Antiguos Territorios Nacionales, Bogotá y Cundinamarca. En palabras de los autores: “La principal conclusión del estudio es que las desigualdades económicas regionales que se observan hoy en día no son recientes. A lo largo del siglo XX, la región central de Colombia, donde se encuentra su ciudad capital, ha concentrado una parte importante de la producción nacional. A su vez, las regiones periféricas como las costas Caribe y Pacífico se han rezagado en términos relativos. Estas brechas muestran pocos indicios de haberse cerrado en el tiempo”.
Mi conclusión después de leer este estudio es que la descentralización no ha servido su propósito económico: desarrollar de manera equitativa el país cerrando las brechas entre regiones. Para ser justos quizá haya servido otros propósitos cómo profundizar la democracia y mejorar la administración pública en algunas ciudades. Pero es innegable que en lo económico falló.
Ya no hay marcha atrás. Ahora lo que resta es profundizar la descentralización. Darle más autonomía fiscal a las regiones y cortar la dependencia del gobierno nacional central. Hay recursos fiscales que son locales y que no se están recaudando al máximo. Con los incentivos correctos por parte del gobierno central esto se podría lograr.