La consolidación de un Instituto de Energía físico puede abarcar completamente estas necesidades y se considera clave para el desarrollo estratégico de la seguridad energética en Colombia
Por Nataly Carolina Rosero Navarro*
La demanda mundial de energía va en aumento año tras año según los informes presentados por la Agencia Internacional de Energía (IEA). [1] Está marcada y creciente demanda es atribuida a la tendencia de la electrificación de las sociedades en los últimos años y como ya ha sido pronosticado, irá en aumento. En el 2018/19, aún más del 70% de la energía fue abastecida por petróleo, gas natural y carbón, y las energías renovables representaron el resto [1]. Aunque las energías renovables son cada vez más competitivas, uno de los principales inconvenientes es que el uso de energía generada por ellas sigue siendo ineficaz. Por lo tanto, el desarrollo de sistemas energéticos eficientes con el mayor aprovechamiento posible debe tener en cuenta también el desarrollo de nuevos sistemas de almacenamiento de energía para satisfacer las necesidades energéticas tanto estacionarias (redes domesticas) como no estacionarias (sistema de transporte). Así, la integración de fuentes de energía renovables y limpias, como es el caso de la energía eólica y/o la fotovoltaica, en la red eléctrica y mediante la electrificación del transporte se ha convertido en un objetivo social mundial de alta prioridad. Este aspecto se ha visto reflejado en la tendencia mundial sobre el interés en incentivar el desarrollo de energía renovables, apoyada desde diferentes estrategias con inversiones de hasta más del 3% del PIB [2-3]. En países asiáticos como Japón, las estrategias del gobierno a través del Ministerio de Educación y el de Económica incluyen iniciativas como los megaproyectos ALCA (Advanced Low Carbon Technology Research) y NEDO (New Energy and Industrial Technology Development) que están en desarrollo desde el 2010 y que han impulsado desarrollos tecnológicos punteros a nivel mundial. La Unión Europea a través de iniciativas como HORIZON 2020, el Plan Estratégico de Tecnología Energética (Plan SET) y la Alianza de la Batería (2017) está promoviendo activamente la investigación y las innovaciones relacionadas con este campo tan desafiante. El HORIZONTE EUROPA (2021-2027) también parece mantener estas inversiones.
En Colombia, la energía eléctrica proviene principalmente de su riqueza hídrica que representa casi el 70%. Aunque este número es muy alentador, ubicando a Colombia como uno de los lideres suramericanos en uso de energías renovables, la alta dependencia de la energía hídrica podría representar un problema de abastecimiento energético a largo plazo debido a la variación del clima con nefastos antecedentes (fenómeno del niño). Así, para garantizar la seguridad energética en Colombia a corto y mediano plazo, se recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos:
Indudablemente, uno de los primeros aspectos es desarrollar marcos de inversión en la investigación y desarrollo, continuados y bien planificados. Esto involucra la inversión en proyectos competitivos y que se adecuan a las necesidades prioritarias del país. La adecuación de laboratorios es indispensable para desarrollar una investigación competente y de alto nivel. Así mismo, capacitar las nuevas generaciones de profesionales en estos campos es necesario con la proyección anticipada que garantice sus roles profesionales en la sociedad y que además permitirá la sostenibilidad de estas propuestas. En este aspecto, la colaboración nacional e internacional sigue siendo fundamental para fomentar la discusión científica y la estimulación para nuevas ideas. Crear una infraestructura para el desarrollo energético va a requerir de estudios fundamentales a nivel científico liderado por profesionales de alta competitividad. Finalmente, la colaboración y participación de la industria es esencial para orientar y adaptar los avances tecnológicos a las necesidades industriales.
Teniendo en cuenta los aspectos previamente mencionados, la consolidación de un Instituto de Energía físico puede abarcar completamente estas necesidades y se considera clave para el desarrollo estratégico de la seguridad energética en Colombia. El ideal para marcar objetivos alcanzables sería la colaboración entre academia e industria, siendo la prioridad la identificación de temas potenciales en los que la economía del país se vea beneficiada. Esto es la explotación de los recursos naturales que podrían ser adaptados a las diferentes tecnologías energéticas ya disponibles, pero más impórtate, el estudio y exploración de nuevos temas.
Referencias
[1] www.iea.org, report on 22 March, (2018) and report on May (2020)
[2] European Union HORIZON EUROPE. The next EU research and innovation investments programme (2021-2027). http ://ec.europa.eu/horizon
[3] He, X.; Core, B., Solid-State and Polymer Batteries 2019-2029: Technology, Patents, Forecasts. 2019; Vol. DTechEX. https://www.idtechex.com/.
*Profesora División de Química Aplicada, Facultad de Ingeniería, Universidad de Hokkaido, Japón