De tal palo…

Autor: Lázaro Tobón Vallejo
19 octubre de 2017 - 12:08 AM

Colombia aún no ha sabido entender cuáles son esas “justas proporciones” de la corrupción, que ya desbordaron el plano político administrativo

En su obra Las fronteras de la libertad, compuesta por cuatro libros: 1. La libertad y las ciencias, 2. la libertad en la filosofía, 3. La libertad humana ante la Ética y el Derecho, y 4. La práctica de la libertad, Joaquín Vallejo Arbeláez desarrolló un tratado sobre uno de los temas que siempre rondaron por su cabeza, la libertad y sus buenas prácticas.

Vallejo Arbeláez escribió en el tercer libro: “Unas veces la persona se mostraba arrepentida, pero otras no: más bien reivindicaba el acto como útil o para la sociedad.”  ”...La conciencia moral hizo mutis por el foro…”  “Nuestra conducta de hoy y la del futuro están dominadas por el pasado que en forma de hábitos fue imprimiendo sobre el hombre las normas que otras ciencias permiten conocer…”

Cito a Vallejo Arbeláez, porque este puñado de sentencias,  extraídas de la Libertad humana ante la Ética y el Derecho, bien pueden explicar el comportamiento de las selecciones de Colombia y Perú en el encuentro manipulado para que, finalizando el partido millones de televidentes evidenciaran una consecuencia clara del “hagámonos pasito” en aras de asegurar una clasificación, qué si bien, puso al país patas arriba por la clasificación a Rusia 2018, que se había enredado por la derrota en el partido anterior frente a la selección de Paraguay.

Analizaré cada una de ellas a la luz de lo acontecido en el partido frente al equipo Inca.

En la primera frase: “Unas veces la persona se mostraba arrepentida, pero otras no: más bien reivindicaba el acto como útil o para la sociedad.” Se evidencia como el equipo colombiano en un partido anterior frente a la selección de Brasil, cuando el marcador estaba igualado uno por uno, soterradamente pareciese dado el manejo para llegar a un acuerdo y estar satisfechos con el resultado. En ese entonces, no fue tan evidente como lo ocurrido en territorio peruano.

Lea sobre la clasificación

En el partido en Perú, en un pasaje del mismo, la cámara “ponchó” a Radamel Falcao García, con la boca tapada con la mano hablando con algunos jugadores locales para quedar en tablas. Cabría entonces que preguntarse: ¿por qué Falcao se tapó la boca? ¿qué le estaba diciendo a los jugadores que la Fifa no pudiese evidenciar en una revisión del juego? ¿cuál era ese tapado? Situación, que pareciese se está volviendo costumbre en el equipo colombiano, lo que no sabremos nunca sí es una directriz emanada del cuerpo técnico o es una liberalidad mañosa del jugador, quién además fungía como capitán del equipo.

En la segunda sentencia: “…la conciencia moral hizo mutis por el foro…”, se evidenció cuando el país en su mayoría embriagado de triunfo, pasó de agache. Solo algunos valientes, el día después a través de las redes sociales pusieron el dedo en la llaga, pero, ese es el reflejo de nuestra amada patria carcomida por la amoralidad, en donde prima el maquiavelismo.

En el tercer extracto: “Nuestra conducta de hoy y la del futuro están dominadas por el pasado que en forma de hábitos fue imprimiendo sobre el hombre las normas que otras ciencias permiten conocer…” Es el resultado de lo que posteriormente Peter Senge en su libro la Quinta Disciplina, le daría nombre a una de sus leyes: “la causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio”. Ese comportamiento de 22 jugadores es la consecuencia de la pérdida de la integralidad del ser humano, aquella integralidad que, al interpretar el sentido del estudio de Vallejo Arbeláez, es el uso de la libertad bajo la égida de la ética. “…quizás exista un instinto moral, como, como el instinto de la libertad: la misma clase de compulsión que me lleva a sentirme libre me induce a ser ético…”

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… Tal astilla, es el resultado de décadas de una sociedad que asumió lo que Julio César Turbay Ayala sentenció: “llevar la corrupción a sus justas proporciones”, solo que Colombia aún no ha sabido entender cuáles son esas “justas proporciones”, que ya desbordaron el plano político administrativo hacia otros escenarios de la vida cotidiana colombiana, como en el caso, del partido citado.

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