De mal gusto

Autor: Henry Horacio Chaves
24 marzo de 2017 - 12:09 AM

Que el Congreso incurra en gastos innecesarios y que la Asamblea de Antioquia declare hijo adoptivo al exprocurador Ordoñez, sin explicar qué ha hecho por esta región.

Una expresión tan cotidiana como útil para describir asuntos como los que nos pasan por estos días y frente a los cuales parece que pierde el sentido común. Una especie de loas al despropósito y a la insensatez. O cómo más puede entenderse que el día designado para celebrar la vida que representa el agua, a cada uno de los representantes a la Cámara le entreguen una botella de agua marcada con su nombre en fina etiqueta. Una realidad que conocimos por la indignación de algunos de ellos que hicieron pública la dotación del preciado líquido.

De mal gusto, porque aunque los honorables congresistas merezcan como cualquiera otro colombiano un vasito de agua (varios en realidad porque los estudios indican que una persona requiere consumir entre dos y cuatro litros de agua diariamente), nada justifica un gasto oneroso como el de la mencionada etiqueta. Aunque fuera muy barata, o incluso un “valor agregado”, una “dádiva”, se trata de un proceso costoso e innecesario que desdice de la austeridad que mandan los tiempos a todas las ramas del poder.

Si algo debiéramos haber sabido del Congreso en la celebración mundial del agua, que se hace a instancias de Naciones Unidas desde 1993, es cuáles son las políticas que adoptará el país para garantizar el acceso de todos los colombianos al agua potable. Razones varias: hoy, en el siglo XXI varios municipios permanecen en alerta sanitaria porque sus fuentes de agua no son confiables y el cubrimiento del servicio dista mucho de ser universal. El agua no solo nutre directamente, sino que se requiere en cantidades industriales para producir alimentos; es decir, que además de calmar la sed, es elemento vital en la seguridad alimentaria.

Bien podrían los congresistas contarle al país qué control político han hecho al ejecutivo en materia de cubrimiento y calidad del servicio, o cuál aporte han hecho a la protección de las fuentes hídricas y las reservas naturales, o cómo se han vinculado a la protección de los páramos, o cómo han estimulado alianzas público privadas para que menos colombianos se mueran de sed. El propósito de la ONU con la declaración de esta celebración mundial era motivar la reflexión sobre el recurso y la urgencia de cambiar el rumbo de las cosas para garantizar que no se agote. Una iniciativa que en nuestro país, como tantas otras cosas, se quedó en la enunciación y en la cosmética.

De mal gusto es que la Asamblea Departamental rinda homenaje al exprocurador Alejandro Ordoñez y lo declare hijo adoptivo de esta región. Independientemente de los afectos o desafectos políticos con el abogado santanderano, la Duma debería justificar cuál ha sido su aporte al desarrollo integral de los habitantes del departamento, su accionar público cómo ha contribuido al mejoramiento de la calidad de vida de los antioqueños, sus ideas cómo han iluminado la convivencia entre nuestros ciudadanos o su ejercicio político cómo ha contribuido a superar los crecientes índices de desigualdad y de pobreza entre nosotros.

Ser hijo adoptivo de una región debería implicar la gratitud por un aporte significativo al territorio o, por lo menos, el reconocimiento de haberlo acogido como habitante suyo por una etapa importante de su vida. Nada de eso nos ha contado la Asamblea, cuyos integrantes están en todo su derecho de admirar a un señor que fue destituido por haberse hecho reelegir de manera fraudulenta. Pero ese derecho estaría mejor expresado en privado y a título individual que en nombre de los antioqueños, a quienes se les pondrá como ejemplo y modelo a seguir.

No cabe duda, un despropósito descomunal que nos ha puesto en el ojo del país y que ha motivado una mirada sospechosa hacia los antioqueños como aquellos que celebran la trampa y el todo vale para conseguir lo que se proponen.

Coda: Enhorabuena la Alcaldía asumió algunas medidas de choque para hacerle frente a la crisis ambiental, más allá de las recomendaciones. Son temporales, pero principio tienen las cosas. Lo deseable es que se estén preparando medias de largo aliento, aunque sean impopulares, que no resulten pañitos de agua tibia.

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