La tierra está contaminada, el agua está contaminada y seguimos pensando que es un problema de los otros, que fueron los otros
Nos acostumbramos ya a las enfermedades respiratorias, a la molestia en la garganta y a los cuellos de las camisas sucios. Sabemos de sobra que existe un material particulado en el aire y que las concentraciones que se evidencian en las mediciones que hace el Área Metropolitana en todo el Valle de Aburrá tienen un resultado que oscila desde bueno hasta dañino para la salud, que cada semana, desde el martes se empiezan a reportar niveles de moderado a riesgoso para los grupos sensibles, y que se ubica en la zona naranja hasta el domingo, día en el que no salen tantos autos a la calle y que si corremos con suerte, llueve. Esto pasa cada semana, iniciamos con el aire apenas apto para respirar en un rango moderado, en todo caso no bueno.
No estoy seguro que sea el precio que tenemos que pagar por el supuesto desarrollo al que hemos venido asistiendo con tanto renombre, porque aunque somos un ejemplo para el mundo por resurgir de las cenizas y poner a la ciudad de Medellín en todas las referencias de urbanismo, planeación y cultura ciudadana del mundo, queda en evidencia nuestro egoismo y falta de compromiso con esta gran urbe. En todo caso, si comparamos nuestra situación con el resto del planeta, tenemos una pequeña gripa con relación al cancer de pulmón controlado que tienen ciudades como Delhi y otras en la India que sobrepasan más de seis veces los niveles de concentración de PM 2,5 en el aire, o con Monterrey, Toluca y otras ciudades mexicanas que padecerían más bien una infeccion respiratoria aguda. Ahora entramos al no codiciado grupo de ciudades en América Latina que ostentan una calidad del aire con concentraciones que transitan entre condiciones moderadas y dañinas, sobrepasando los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. No es tan bueno que hasta en eso seamos referente, pues ni se compara la actividad nuestra con San Pablo en Brasil o con Santiago en Chile, ni mucho menos estamos cerca en número de habitantes.
Como buenos tercermundistas todos tienen la culpa menos nosotros, que no nos bajamos de un vehículo motorizado ni con alerta naranja. Sin aire óptimo, no tenemos los mínimos elementales resueltos, con el pequeño detalle que esta vez la culpa no es del gobierno de turno, al que siempre le adjudicamos culpas de todo, de lo que nos tocaba hacer y no hacemos, esta vez es culpa nuestra, y es necesario cambiar ya los hábitos de desplazamiento, y conscientemente darle una bocanada de aire al planeta, porque no es un tema local, es un tema mundial, donde todos tenemos que ser categóricos para exigir a las ciudades más contaminadas del mundo que respeten nuestro aire, pero haciendo todo para contribuir a la consolidación de un buen aire para todos.
¿Quién se iba a imaginar que el problema ahora sería el aire del que hay tanto?, ahora el asunto es que la tierra está contaminada, el agua está contaminada y seguimos pensando que es un problema ajeno, que fueron los otros, y ya es hora de hacer nuestras buenas acciones diarias por el agua, por el suelo, por el aire y si por ahí tambien saludamos y somos amables es posible que pronto todo cambie definitivamente y convirtamos este planeta en un gran lugar para vivir, al fin y al cabo es el único que tenemos.