De los hijos a las mascotas

Autor: Manuel Manrique Castro
14 mayo de 2019 - 09:06 PM

Colombia no ha quedado fuera de esta tendencia que tiene más acogida entre jóvenes con mayor nivel educativo, mejores ingresos y estrato social más elevado.

Medellín

Manuel Manrique Castro

Cuando hacia finales de los años 80 empezó a popularizarse el fax, no había quien no se preguntara por el misterio tecnológico responsable de aquella trasmisión instantánea, capaz de trasladar el contenido de un papel a cualquier rincón de la tierra donde hubiera un aparato igual. No duró mucho el efímero fax, causante de gran sorpresa inicial, aunque condenado a corta vida. Y cuando el mundo acababa de habituarse a tal recurso, vino la invención siguiente y ese ciclo constante de innovaciones y a la vez de muertes prematuras, no ha dejado de ser parte del escenario cambiante de las últimas décadas.

Aquellas eran sólo manifestaciones de la revolución tecnológica impulsada por la informática, robótica, nuevos materiales y biotecnología que, como bien sabemos, vienen ocasionando significativas transformaciones económicas y sociales en todas las esferas de la acción humana. Por donde uno mire hay algo nuevo sucediendo. Los empleos ni las empresas son los mismos y al tambor batiente de la nueva tecnología, vienen nuevas realidades que hace poco tiempo no podíamos anticipar.

Lea también: Las nuevas generaciones y el cambio climático

Como no podía ser de otra manera, su impacto sobre el comportamiento y las relaciones entre los humanos se ha hecho presente de múltiples formas y muchos de esos cambios se cuelan imperceptiblemente hasta que irrumpen con mayor notoriedad.

Paralelo a esta realidad, en tiempos recientes, ha aumentado el aprecio por los animales de compañía, al punto de humanizarlos, fenómeno ocurrido mientras el crecimiento urbano multiplicaba los edificios de vivienda y reducía el espacio habitacional.

Según la Federación Nacional de Comerciantes, 6 de cada 10 familias colombianas tiene una mascota. Varios estudios muestran que la mayoría de los dueños de perros los consideran parte de su familia y no pocos los cuentan como hijos.

Fuera de las razones afectivas, las mascotas se han convertido en un mercado atractivo y dinámico que pasa por alimentos de diverso tipo, salones de belleza, vacaciones, ropa, adornos, servicios funerarios, hoteles, etc. Eso sin contar que en la era de las redes sociales algunos animales han alcanzado amplia notoriedad mundial, como ocurre con el delicado perro Jiffpom que cuenta con 9 millones de seguidores en Instagram.

Al amparo de esa realidad, muchas parejas jóvenes prefieren perros y gatos a los hijos propios. Han decidido no tenerlos por consideraciones de todo tipo. Porque no quieren traer niños a un mundo cada vez más hostil y superpoblado, porque el planeta está amenazado a raíz del cambio climático; porque la realidad económica se hace más difícil y ya no existen empleos seguros; por desconfianza en los sistemas educativos y muchas razones más. Tal decisión está también acompañada por el deseo de disfrutar con mayor libertad su experiencia de vida sin la responsabilidad de hacerse cargo de la crianza y educación de sus descendientes. Más de una mamá que opta por las mascotas dice que estará exenta de la preocupación de que sus hijos consuman drogas.

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 Aunque lo anterior representa una opción radical con respecto a generaciones previas para las que tener hijos era parte del proyecto de vida, la creciente preferencia de estos jóvenes por las mascotas, como singular equivalente de los bebés que no tendrán, es aún más sorprendente.

Colombia no ha quedado fuera de esta tendencia que tiene más acogida entre jóvenes con mayor nivel educativo, mejores ingresos y estrato social más elevado. Se trata de una impronta que empieza con los Millennials y amenaza con extenderse hacia las siguientes generaciones.

La faz de la tierra será otra si esta opción sigue creciendo y se incuba por ello una realidad cuyas verdaderas proporciones no podemos anticipar. Lo indispensable es que prevalezca la protección de la vida porque, de otra manera, nuestra especie quedará en tela de juicio por una decisión de jóvenes parejas y no sólo por los motivos ambientales ya conocidos.

 

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Comentarios:

Óscar
Óscar
2019-05-15 11:45:40
Sorprendentemente real, aunque desconocía tanta avance en cuanto a esta decisión de vida.

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