El pasado 20 de junio será otra fecha que se grabará en la historia del rock: el guitarrista y vocalista de Pink Floyd materializó una subasta de su colección personal de guitarras, con ventas que superaron lo estimado. ¿Qué lo motivó y qué sigue para Gilmour?
Los seguidores de Pink Floyd distinguimos el toque especial, virtuoso y sublime de los punteos de Gilmour en cada álbum de la banda durante casi cinco décadas y en sus cuatro trabajos realizados en solitario. Y es por ello que, pese a la poca actividad en producciones en las últimas tres décadas, nos llega la nostalgia de sólo pensar que dichos instrumentos ya no serán ejecutados por él.
Gilmour comentó para la revista inglesa Prog: “Cuando eres joven siempre buscas instrumentos con nuevos sonidos que te den inspiración. Eso me llevó a convertirme en gran coleccionista, algo que no tenía en mente, pero fue la forma en que resultó.”
La subasta de su colección fue la más grande y completa venta de guitarras jamás ofrecida y representa la historia musical de uno de los guitarristas de mayor influencia mundial. Las 127 unidades que incluyeron instrumentos y accesorios icónicos tocados por Gilmour en los trabajos con Pink Floyd y como artista en solitario, totalizó una venta por $21´490.750 (todo referido a dólares).
Tocando la famosa Black Fender Stratocaster en 2005 en el Live 8
Este dinero será donado a la organización de caridad ClientEarth, que lucha contra el cambio climático, con el ánimo de proteger la naturaleza y el medio ambiente. “Si puedo hacer algo por este tema tan importante, estaré feliz. Espero que esta venta ayude a la Fundación a generar un cambio, ya que la crisis climática global es uno de los mayores retos que debe afrontar la humanidad” anunciaba Gilmour.
En las semanas antes del evento, algunas guitarras de Gilmour estuvieron de tour por las salas de subasta Christie en Londres, Los Angeles y New York, siendo visitadas en total por más de 12.000 asistentes. Más de 500.000 personas vieron el contenido en la página del evento y más de 2.000 interesados de 66 países se registraron en la subasta, la cual duró 8 horas en New York.
El ansia de obtener una pieza de la historia del rock fue evidente en cada momento. Por ejemplo, la puja por la Fender Stratocaster de 1966 que consiguió Gilmour en 1970 llegó a US $423.000 y se estimó en US $10.000. La guitarra acústica Martin D-35 utilizada en las famosas canciones Wish You Were Here y Shine on You Crazy Diamond inició en US $20.000 y se vendió por US $1´095.000, un récord para la marca de la guitarra. La intro para Wish You Were Here fue con otra acústica Martin y se vendió en US $531.000
La Fender Stratocaster blanca de 1954, utilizada por Gilmour en varias grabaciones, se estimó en US $100.000 y se vendió en $1´815.000. El famoso solo de guitarra de Another Brick in the Wall (Part 2) fue con la Gibson Les Paul de 1955, que arrancó en US $30.000 y se vendió por US $447.000, sobrepasando el récord del propio Les Paul con la Custom 1954. La Gretsch White Penguin 6134 que Gilmour adquirió en 1980 para su colección privada también se vendió en $447.000, un récord para la Gretsch.
Pero el punto más álgido fue con la Fender Stratocaster 1969, conocida como la Black Strat, la guitarra usada en las grabaciones para los álbumes The Dark Side Of The Moon, Wish You Were Here, Animals y The Wall. Se inició en US $150.000 y terminó en la astronómica cifra de US $3´975.000, rompiendo récord mundial para una guitarra en subastas. El afortunado comprador es Jim Irsay, dueño del equipo de fútbol americano The Indianapolis Colts, quien adquirió en total 3 ítems, representando el 24% del costo de la subasta.
La sala Christie en New York, lugar de la subasta de las guitarras de Gilmour
Sobre el futuro musical de Gilmour como solista y del mismo Pink Floyd, sólo hay especulaciones y comentarios sueltos. “Estas guitarras han sido muy buenas para mí y muchas de ellas me han regalado piezas musicales en todos estos años. Ellas ya se han pagado varias veces, pero es el momento de que sigan su camino. Es mi deseo que donde sea que vayan a parar, continúen dando a sus dueños el regalo de la música” dice el guitarrista a la misma revista. El último álbum de Pink Floyd fue The Endless River (2014), motivado en parte por la memoria del fallecido teclista de Pink Floyd Rick Wright, y como solitario el álbum Rattle that Lock (2015), motivado por composiciones musicales que tenía elaboradas.
Es bien sabido el distanciamiento entre Gilmour y su excompañero de Pink Floyd Roger Waters, que viene desde los años setenta y que los diferencia incluso en su creatividad musical. Así no habría posibilidad de reunión de los originales de Pink Floyd y queda un enigma de si es un retiro programado de este gran guitarrista o habrá espacio en su vida cotidiana para compaginar con más creatividad musical. El tiempo lo dirá…