Centro de Documentación del periódico EL MUNDO. Lunes 28 de octubre de 2019, un día después de las elecciones territoriales en Colombia y del aplastante triunfo electoral del sorprendente, desconocido e independiente Daniel Quintero Calle en la Alcaldía de Medellín.

A propósito que durante la campaña electoral se mencionó que el hoy alcalde electo ya había sido candidato en la ciudad y su experiencia del 27 de octubre no había sido la primera en Medellín, comenzamos a buscar en los inmensos libros empastados que consignan la memoria diaria y por meses del periódico cuando era aún de formato universal.

Tras casi una hora lo logramos y hallamos el dato. En el empastado correspondiente a noviembre de 2007, hace doce años, en EL MUNDO del jueves 15 de ese mes, en la página 8 Política estaba la prueba que buscábamos sobre el pasado político y electoral de esta nueva figura de la política, que antes no había ganado nada, aunque lo había intentado pero poco se sabía.

Ese día publicamos los escrutinios de la votación para el Concejo de Medellín y en la lista del Partido Conservador figura con la votación undécima un tal Daniel Quintero Calle con 2.180 votos, en una plancha donde los elegidos al Cabildo 2008 – 2011 fueron por ese partido Álvaro Múnera, Nicolás A. Echeverri y María Mercedes Mateos con votaciones superiores a los 4.000 sufragios.

En ese entonces tenía 27 años y era un NN en la política parroquial. Entonces cómo un joven desconocido de 2.000 votos se convierte en doce años en alcalde de la ciudad con más de 300.000 sufragantes a favor.

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¿Cómo lo hizo?

La explicación política más probable son las andanzas y travesuras que sostuvo dentro del Directorio Nacional Conservador en Bogotá donde lo colocaron para calmar sus críticas a ese partido, la bulla que hizo con el Partido del Tomate en Bogotá, su aspiración liberal a la Cámara por Bogotá y sus 14.000 votos, su paso por el viceministerio de las TIC, la gerencia de la campaña presidencial de Humberto de la Calle y la del sí en la pasada Consulta Anticorrupción, en la que estuvo cerca de la izquierda, todo lo cual lo fueron aterrizando hacia un objetivo muy arriesgado pero del que se sentía seguro, que se había trazado o tenía metido en la cabeza: ser candidato a la Alcaldía de Medellín, para lo cual, y se lo comentó a varios amigos, lo haría en forma independiente.

Y la coyuntura previa que aprovechó fue el ácido debate por los muy sensibles problemas de Hidroituango y el manejo de EPM, en lo cual tuvo un enorme protagonismo que lo hizo muy visible con su discurso anticorrupción y fue la antesala para anunciar su candidatura a la Alcaldía.

¿Pero por qué ganó cuando era muy desconocido y con tan solo una campaña de un año? Los consultados coinciden en que generó confianza y admiración, pero también molestias. Pero fue transformando su discurso, bajó el volumen, fue conciliador, sin veneno, afable y en sintonía con una ciudad en crisis, a la que alentó con promesas creíbles.

Y están de acuerdo en que en su elección intervino el criterio de los electores que en Medellín, como en los casos de Fajardo, Salazar y Fico, rechazaron las maquinarias, con la esperanza de un verdadero mandato independiente.

La propaganda negra

La analista de las estrategias de campañas políticas desde una mirada de la comunicación social, Claudia Posada, aportó que Daniel Quintero enfrentó con inteligencia la campaña sucia que le orquestaron y supo recuperar sentimientos de confianza porque transmitió credibilidad.

Además rompió la tirantez insoportable de la polarización.

El profesor en ciencia política, Fabio Giraldo, compartió esa apreciación y agregó que la propaganda de Quintero, sin serlo, reiteró autonomía y sencillez, y supo comunicarla.