Cuatro años después debo otra vez llamar la atención sobre el uso del lenguaje desde el púlpito por algunos sacerdotes, cuando en la homilía generalizan sobre el estado actual en las instituciones
En la historia colombiana los clérigos católicos y de otras religiones han realizado intervenciones importantes en la construcción del país, pero, así como su gran mayoría aportan positivamente, hay algunos sacerdotes que desde el púlpito sus reflexiones atizan el fuego de la discordia y a veces del odio, contrario al mensaje divino.
En la columna Al oído de monseñor Tobón Restrepo (junio 8 de 2016), expresé “que utilizar el escenario natural de la Paz, del Amor, del Perdón, de la Reconciliación, como son los Templos consagrados a difundir la Palabra Sagrada de Jesucristo, no deben ser sitios para expresiones políticas, ni a favor ni en contra de ninguna ideología, movimiento o partido político…”, a razón de una actividad de recolección de firmas en contra de las negociaciones de paz de ese entonces, realizada desde el púlpito en una Iglesia de Medellín.
Cuatro años después debo otra vez llamar la atención sobre el uso del lenguaje desde el púlpito por algunos sacerdotes, cuando en la homilía generalizan sobre el estado actual en las instituciones del país, y es el caso en la misa virtual del pasado domingo 19 de julio cuando quién presidía hacía la reflexión de la cizaña y el trigo en el campo. Su analogía iba por buen camino haciendo la reflexión entre “los buenos y malos”, considerando qué como seres humanos en nuestro día a día podemos tener tanto de cizaña como de trigo y qué nuestros males no provienen de la acción divina, sino más bien de nuestros abusos y omisiones dentro del libre albedrío que tenemos como personas. Les recomiendo oírla con beneficio de inventario en el apartado que relato a continuación. (https://www.youtube.com/watch?v=Jv5udlWDZKo, desde el minuto 11:17)
Pero el presbítero Fabio Giraldo hace una analogía del pedido realizado por los apóstoles Juan y Santiago para que lloviera fuego del cielo, haciendo el siguiente comentario: “Señor que caiga fuego del cielo sobre la Corte Suprema que está llena de corruptos” (https://www.youtube.com/watch?v=Jv5udlWDZKo, minuto 20:17) o “sobre el Capitolio.” Un comentario salido de tono que escuchado de corrido siembra la semilla de la duda entre sus fieles sobre la integralidad de la gran mayoría de los miembros de la Corte Suprema, qué como conoce la opinión pública están contados en los dedos de la mano quienes hacen de la justicia un ejercicio impúdico.
Y son precisamente esas generalizaciones las que no ayudan a la construcción de nuevos escenarios, al decir que “la Corte Suprema está llena de corruptos”, tiene la obligación moral y legal de hacer las respectivas denuncias de las personas corruptas que integran el Alto Tribunal, porque para lanzar tal afirmación debe tener pruebas de las indelicadezas contrarias al derecho en beneficio propio o de un tercero.
El púlpito debe ser utilizado para interiorizar el Mensaje Divino en cada uno de nosotros, con fines de buscar esa paz interior que muchas veces necesitamos y así podemos proyectarnos en la construcción de una sociedad más justa y pacífica, partiendo desde la familia como nuestro círculo primario y con nuestros más cercanos colaboradores.