Una sana dosis de realismo intelectual y académico nos llevaría a pensar que a la Rectoría de una universidad pública en Colombia se llega bien por parte de un grupo de profesores que tenga claras algunas ideas:
- Importancia de insertar la universidad tanto en las necesidades del desarrollo regional como en el contexto mundial de los problemas científicos y las discusiones vitales para la humanidad como la sostenibilidad económica, el cambio climático o el desarrollo a una escala humana. Esas necesidades giran indudablemente ante el desarrollo de conocimientos de alta calidad y clara pertinencia histórica y social.
- Urgencia de construir una cultura ciudadana para la democracia basada en el desarrollo de una ética civil como uno de los aportes decisivos para un país que necesita salir de un conflicto profundo generado por la injusticia. Esa cultura ciudadana debe ser al mismo tiempo integral y eso quiere decir crítica, humanista e informada de los grandes debates nacionales y mundiales.
Lea también:
- Indelegable papel de construir con los investigadores de toda la nación y con las entidades interesadas y los sectores económicos una Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que no dependa de los gobiernos de turno sino de la existencia de una Política de Estado que le asigne a la investigación científica y al desarrollo de las artes y las letras una parte del presupuesto adecuada y razonable que le permita al país superar el atraso en estos frentes.
- Reflexión permanente y actividad dirigida al fortalecimiento de una formación en valores que les permita a las universidades del país formar ciudadanos integrales, responsables, solidarios y con una contextura moral que les permita afrontar la descomposición de la política y en general de la vida pública por generalización de unos antivalores que han llevado la sociedad colombiana al delicado punto de su no sostenibilidad histórica.
- Esfuerzo coordinado de todo el sector educativo del país para dotar a la nación de un Sistema Nacional de Educación y Salud Públicas accesible a todos los ciudadanos y que coordine esfuerzos públicos y privados para lograr metas mínimas sin las cuales es imposible una paz duradera y una democracia real.
Además:
Seguramente que un grupo de profesores o intelectuales podría reformular o enriquecer esta rápida lista de ideas pero la realidad es que esto ya se ha hecho y se han publicado muchos libros sobre el tema y como país nos debemos estos debates de cara a la ciudadanía y a los dirigentes; pero la realidad es contundente. No son las discusiones académicas e intelectuales señaladas las que abren el camino hacia las rectorías de las universidades oficiales y hacia las posiciones políticas para la toma de las decisiones a nivel nacional sobre esos cinco puntos indicados. Son los juegos políticos locales y nacionales los que definen quién o quiénes llegan a la conducción en estos neurálgicos frentes de la vida y la cultura. Ese es el cuello de botella en Colombia y creo que en muchos otros países latinoamericanos. Y de esta realidad se pueden sacar varias conclusiones. La primera es la reducción real de la autonomía universitaria a la luz de las leyes que regulan su funcionamiento en Colombia y le dan cabida en Consejo Superior Universitario a un número grande de miembros con voto que proceden de los sectores externos a la universidad pública: representantes de la presidencia, la gobernación, el ministerio de educación y el sector empresarial están en paridad aparente con los universitarios. Lo segundo es un déficit real de democracia que se expresa en la mínima participación de los estudiantes y los profesores con un solo representante.