La Policía y la Fiscalía mostraron resultados y le dieron una profunda tranquilidad a la gente del centro de Medellín
Hace diez días fue capturado un violador en serie y esclarecidos los hechos que rodearon por lo menos cuatro de estos crímenes en el centro de la ciudad de Medellín. Deben ser más los delitos de esta índole cometidas por el confeso criminal, ya a buen recaudo de las autoridades judiciales y a espera de una condena ejemplar.
Cuando se perpetró la última de las violaciones, una valerosa joven fue a la Fiscalía y puso en conocimiento de las autoridades lo sucedido, indicó con detalles las circunstancias de modo, lugar y tiempo en los cuales se desarrolló el evento. La entidad a la cual está vinculada la víctima igualmente se apersonó del caso y atrajo a la Administración del alcalde Federico Gutiérrez para la búsqueda del responsable. Una curtida investigadora y un diligente abogado se apersonaron del asunto: miraron las cámaras del sector, preguntaron por el ostentoso distintivo del responsable, un tatuaje con tres estrellas en una de las manos, el color de su piel y su típica cachucha. A los tres días de sucedido el último acto criminal, ya el delincuente estaba perfectamente identificado por los sabuesos y por sus víctimas. Un día después estaba capturado con todos los procedimientos de ley exigidos y la aceptación por parte del incriminado de por lo menos cuatro violaciones en el mismo sector. En cuatro días la Policía y la Fiscalía mostraron resultados y le dieron una profunda tranquilidad a la gente del centro de Medellín.
Es bueno resaltar la diligencia de la doctora Claudia Carrasquilla, Directora Seccional de Fiscalías; de los investigadores de la Policía; de la entidad a la cual está vinculada la última de las víctimas; pero muy especialmente de la Alcaldía de Medellín por intermedio de su alcalde Federico Gutiérrez y de los funcionarios de la Secretaría de Seguridad. Hubo diligencia, profesionalismo y entrega. Todos entendieron que un violador en serie, suelto en el centro de la ciudad, era una amenaza para la tranquilidad y el buen nombre de Medellín y para el turismo.
El ejemplo citado debe servir de incentivo a la Policía Nacional para intensificar la vigilancia sobre las calles y carreras de Medellín. Los atracos desde motocicletas se vienen aumentando y eso produce desaliento sobre los habitantes de la ciudad. A un conocido abogado lo han atracado en dos ocasiones en menos de un mes. La última fue a las cuatro de la tarde cuando se desplazaba por la calle 30 a la altura de la carrera 70 y en presencia de cientos de personas, los delincuentes eran cuatro y se transportaban en dos motos de alto cilindraje. Ocho días después, en otro sitio de la ciudad, un hermano de este abogado es atracado en circunstancias parecidas.
Son muchas las historias que sobre el tema se conocen y por redes sociales circulan abundantes videos que dan cuenta de hechos semejantes. La Policía tiene que desplegar acciones que contrarresten este flagelo social.
Notícula. Total solidaridad con la Policía Nacional. El plan pistola es un cobarde atentado contra la institución y contra todos los colombianos. Rechazo absoluto merecen los criminales que acuden a esta vil arma.