El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Los contemporáneos heredamos la civilización democrática moderna construida a lo largo de varios siglos por mujeres y hombres que entregaron hasta sus vidas para alcanzar la libertad, reconociéndola como el estado de cosas en el que las sociedades garantizarían las condiciones morales, jurídicas, institucionales y materiales para que el individuo-ciudadano se formara en capacidades para discernir eligiendo actuar para dar felicidad a su vida y a las de sus congéneres. En esa formación de la sociedad abierta, como la llamó Karl Popper, filósofos y activistas diseñaron los caminos de la libertad, enmarcándolos en fronteras que les dan sentido y su incomparable valor: la responsabilidad, con la que el sujeto asume las consecuencias de sus decisiones, y los derechos humanos, que enmarcan el respeto por los otros.Le puede interesar: Vida y presencia de Guillermo Gaviria EcheverriLa libertad como valor último de la vida y la sociedad necesita de instituciones sociales que la promuevan, defiendan y garanticen en igualdad de condiciones para todos los miembros de la sociedad. Una institución esencial para la civilización democrática y la garantía de las libertades es la de los medios informativos, responsables de ofrecer información confirmada mediante métodos exigentes de acceso y comprobación de los hechos, así como de mantener espacios para la presentación de opiniones plurales, a través de las cuales los ciudadanos conozcan y confronten ideas diversas. Esas calidades de los medios informativos no son reemplazables por otros canales de expresión, como las redes sociales, ni por los hoy promovidos influenciadores, que no se someten a las exigencias de la actividad periodística, así estos nuevos escenarios tengan amplia aceptación o incluso se les declare, erróneamente, como modernas ágoras.Vea: Desinformar y manipular en tiempos de covid-19Quienes recibimos gratuitamente las conquistas de la libertad no tenemos cabal conciencia de los esfuerzos y sacrificios para alcanzarlas; y a veces tampoco comprendemos qué significa ser libres. Fruto de ello, es la sacralización de una libertad que es más bien libertinaje, y que va en contra de la vida de las sociedades e, ingenuamente, termina propiciando abusos y engaños como los que se van revelando dramáticamente por la pandemia de covid-19 y su acelerada expansión, favorecida por la libertad de movilización e intercambios comerciales; dos de los más notables productos de la globalización de los mercados.Lea también: El caso Assange y los valores democráticosEn efecto, paralelo a la aparente plena liberalización del mundo que ocurriría con la liberalización de los mercados se han venido consolidando formas de autoritarismos estatales y privados, que se ejercen con la aparente complacencia de la ciudadanía. Tal aprobación, sin embargo, se hace dudosa, como se demostró en los abusos de Cambridge Analytica, con la manipulación de las voluntades producto del abuso del big-data y sus seductores discursos asociados a la seguridad, generalmente, o, como viene sucediendo en el marco de la pandemia, de la protección de la vida. Las manipulaciones producto de invasión a la privacidad, tolerada, repetimos, por los individuos, van así poco a poco haciendo parecer impráctico el ejercicio de la libertad. Lo invitamos a leer: Lecciones del escándalo de Cambridge AnalyticaA consecuencia de ese cerco a la democracia, asistimos a un dramático retroceso de los valores e instituciones de la civilización democrática. El derrumbe, acelerado por los efectos catastróficos de la pandemia, ha afectado a las instituciones políticas, al Estado y al sistema de medios de comunicación. Esta destrucción de bienes comunes va a exigir reflexiones y ojalá replanteamientos que posibiliten resignificar los principios y valores de la civilización democrática y repensar las instituciones sociales, para que ellas velen por la libertad, la solidaridad y el cuidado de la vida de los hombres y el planeta. Aunque en las incertidumbres, temores, egoísmos y desaciertos de este presente pandémico, el horizonte no parece esperanzador, nosotros mantenemos la confianza en el ser humano y su capacidad de discernir.Lea también: FundaMundo anuncia la suspensión parcial de actividades de El MundoCon estas reflexiones concluimos 41 años de historia del periódico EL MUNDO y su portal www.elmundo.com, en sus facetas de aporte de ciudadanía crítica, garantía del derecho a la información y garantía de la libre expresión de columnistas, colaboradores y ciudadanos. En la hora de hacer efectivo el cierre parcial de actividades, FundaMundo tiene enorme gratitud con directivos, periodistas, colaboradores, empleados, lectores, anunciantes que por cuatro décadas nos acompañaron a realizar estos ideales democráticos, que siguen vigentes. Esta Fundación seguirá trabajando desde estrategias edu-comunicativas para aportar a la formación de ciudadanos críticos que forjen una sociedad libre, participante y comprometida con el cuidado de la vida y la realización de la equidad.
Había una vez una ciudad, en la imaginación, donde quienes hacían arte, arte en todas sus manifestaciones, decían: “no hay críticos”, “hace falta crítica”, muy de dientes para afuera. Quizás, en esa ciudad, un “Macondo” como el de don Gabriel García Márquez, pero con escapularios y carrieles, sentían nostalgia por una crítica que, desde los años sesenta, tomó fuerza por una señora argentina que salía en televisión nacional, quien iba por todo el reino diciendo “qué sirve y qué no sirve”, siendo una especie de “última palabra”.Era una nostalgia fugaz, que duraba hasta que la señora crítica, ya en pleno siglo XXI y con otras maneras, ejercida por otros, les tocaba los talones y los hacía sonrojarse. Vaya que les molestaba su visita.En esa ciudad, hacer crítica era muy difícil porque, cuando la crítica beneficiaba a un museo, una galería, un artista, un grupo de artes escénicas, un músico o un escritor, había abrazos y besos. Las palmadas en la espalda y la sonrisa prolongada se repetían. “Me encantó tu artículo”, “esta nota estuvo maravillosa”, “que bien escrito”, “estas haciendo un trabajo increíble”, eran los comentarios que recibían los dos o tres “osados” que se atrevían a escribir, si los comentarios eran buenos.Ah, pero si hacían lo contrario, si la exposición no les parecía, si a la obra le faltaba coreografía, si el músico tenía letras pobres, en esa ciudad había una indignación colectiva, una orden de linchamiento, un deseo de acallar sus reflexiones, que llegaba a las reuniones sociales con otras frases: “es que ella es muy difícil”, “que texto tan desafortunado”, “que falta de generosidad”, “no nos quiere”, “no quiere al museo”, “no sirve sino para criticar”, y, entonces, se juntaban dos y tres señoras amigas a señalar a quien había tenido la “osadía” de desobedecer. El nombre de aquel autor o autora lo sacaban de las bases de datos y ya no le llegaban invitaciones para los eventos que ellas manejaban, e iban diciendo a quien pudiesen, que había que “evitarlo”. Diría el maestro Fernando González, el pensador de Otraparte, que en esa ciudad era imposible “vivir a la enemiga”.En la mitad, porque siempre hay agua tibia, también hacían parte de esa ciudad quienes “tiraban la piedra y escondían la mano”. Personas que no salían a defender al crítico, que afirmaban con la cabeza a quienes eran sus detractores, mientras a ella o él le decían, en privado, para que nadie se enterara, que “muy bien”, que siguiera así, “eso es lo que hace falta aquí, a ver si dejamos de ser tan montañeros”. Una especie de mercenarios de papel, con ganas de quedar bien con todo el mundo, incendiarios a través del otro.La crítica es un ejercicio que, en el periodismo, se ubica en el género de opinión, siendo una de las grandes medidoras de lo que llaman algunos la “libertad de expresión”, y sirviendo, en el caso del periodismo cultural, para la profesionalización del sector, porque la crítica permite que los creadores puedan detenerse a pensar, usaremos la palabra de moda, puedan “reinventarse” y entregar al público mejores obras.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroDetengámonos un poco en la inmersión a la ciudad aquella, para decir que el público siempre será “el patrón”, el que tiene la última palabra, quizás por encima del crítico, quien, a su vez, no puede tener patrones, ni amigos, ni “gente que lo quiera”, porque su posición es la de la objetividad, desde su subjetividad. El crítico es autónomo en precisar que una obra carece de elementos o desborda los esquemas. Puede decir, bajo su responsabilidad, por eso firma y casi siempre da la cara a la hora de juzgar, lo que piensa que debe decir, sin importar a qué señor o señora le pueda molestar.Su rol en ese “ecosistema” del arte y la cultura es el de generar reflexiones, el de abrir debates, así algunos asuman sus posturas como algo “personal”, casi siempre porque los afecta. Señoras y señores de esa ciudad imaginaria, están equivocados cuando creen que les están ofendiendo, que les están atacando, la crítica es un ejercicio profesional, que no está pensando si la señora que dirige la entidad cultural es “linda”, “querida”, “importante”, sino que está revisando su trabajo, poco le interesa si es “regia” o “amiga de todo el mundo”.Entonces, es una lástima que la figura de la crítica o el crítico sea de “odios” y “amores”, porque esas reacciones parecen demostrar que, en el imaginario colectivo del terruño aquel, quedó marcada la idea de “conmigo o contra mí”, sí, la misma de “plata o plomo”, porque la vanidad y el ego de algunos son el verdadero problema del ejercicio crítico en esa latitud desconocida a la que viajamos.Decía recientemente la gestora cultural Margarita Garrido, cuando hablábamos de la ética en la cultura, que la dificultad de los roles en este sector, en gran parte, tiene que ver con que algunos creen que existe una “élite” de la cultura, un grupo de gente “importante” que “lidera” un sector. Algo así como los “Char” de la cultura, quienes se atreven a tomar una posición de “intocables”, lo cual, enfatizaba una gestora de la trayectoria y el respeto que tiene Margarita, solo termina por hacerle daño al sector.Por eso vale la pena preguntarse, ¿están seguros de que en esa ciudad imaginaria les hace falta la crítica?, porque, si la idea es jugar a un “sector cultural” del siglo XVIII, en el que reinan los “mandacallar”; la idea de democracia que defiende la libertad de expresión no puede existir.Esa frase histórica de Voltaire: 'Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo', es apenas el antídoto que los críticos deberían recibir del público, de sus colegas, de sus amigos y de sus opositores, en una sociedad que ha superado la idea de tener una libreta para apuntar enemigos, de carros bomba y corrupción. Si esa ciudad imaginaria no quiere “pasar la página”, como decía el señor crespo que fue su alcalde alguna vez, entonces que no exista la crítica, no la pidan, no la lamenten, y así este cuento siempre tendrá su final feliz. Un abrazo a David Valdés, de la Revista Rolling Stone. Hasta la próxima semana, amigos.
“Todos debemos aprender a vivir con el virus y tomar las medidas necesarias para que la vida prosiga, protegiéndonos a nosotros mismos y a los demás”. Con esas palabras, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, alentó al mundo a continuar hacia adelante, sin bajar la guardia en el autocuidado ante la agresiva expansión de la covid-19, pero seguros de que es una batalla que la humanidad puede ganar.Las cifras acumuladas de esta enfermedad en el mundo registran hoy 17'802.251 casos positivos, 683.892 fallecidos y 11'191.572 personas recuperadas.Lea:2.073 nuevos casos de covid-19 tuvo Antioquia el viernes 31 de julioLos diez países con cifras más altas, sin incluir Suramérica, son: Estados Unidos con 4'707.401 casos y 156.772 muertes; India 1'706.391 y 36.662; Rusia 845.443 y 14.058; Sudáfrica 493.183 y 8.005; México 424.637 y 46.688; España 335.602 y 28.445; Irán 306.752 y 16.982; Reino Unido 303.181 y 46.119; Pakistán 278.305 y 5.951; Arabia Saudita 275.905 y 2.866.Del total de los casos, América Latina registra 4.807.158 contagios (27%), 197.206 muertes (29%) y 3.230.419 personas recuperadas (29%).En Suramérica, Brasil acumula 2'666.298 casos y 92.568 decesos; Perú 414.735 y 19.217; Chile 355.667 y 9.457; Colombia 295.508 y 10.105; Argentina 191.302 y 3.543; Ecuador 85.355 y 5.702; Bolivia 76.789 y 2.977; Venezuela 18.574 y 164; Paraguay 5.338 y 49; Uruguay 1.264 y 35.Durante el último día, Estados Unidos sumó 71.515 nuevos casos y otros 1.442 fallecimientos; Brasil 52.509 y 1.191; India 43.217 y 682; Sudáfrica 11.014 y 193; Colombia 9.488 y 295; México 8.458 y 688; Perú 7.243 y 196; Argentina 5.929 y 102; Rusia 5.462 y 95; Irak 3.349 y 70; España 3.092 y 2.Del total de casos positivos en el mundo, hoy siguen activos 5'926.787, y de ellos 5'861.189 (99%) pacientes se encuentran en condiciones leves y 65.598 (1%) en estado grave o crítico.Los otros 11'875.464 corresponden a los casos cerrados, es decir que tuvieron un resultado: de ellos 11'191.572 (94%) son pacientes recuperados y 683.892 (6%) los fallecidos.
E. Puede llamarse J o K. Sin embargo E le va bien. Es de aquellos que podría decir: …tengo dos dientes falsos, solo mi dentista y yo lo sabemos… Es joven y si bien su expresión, en general, denota algo que no va con él es alegre y conversador, sin embargo necesita entrar en confianza, como la mayoría. En la medida que frecuenta las personas las barreras caen y su ingenio sale a flote, cuenta chistes y conversa sobre temas variados. Pero. Siempre hay un pero. Nunca ha podido superar el encogimiento que le causa el sexo opuesto. La presencia femenina lo apabulla y aun cuando entrado en confianza parece abierto a la conversación o incluso al amorío, una fuerza interior lo inmoviliza. Frente a una mujer preferiría ser otro…M. Por la mirada, así, grande abierta, quizá para ver más de lo necesario, y la boca que rechina, tiene la apariencia de una mujer a punto de tomar una decisión o saltar, sin apoyo, por encima del charco que se atraviesa en su camino después del aguacero. Sin embargo no llega a tanto. La mirada abierta y la boca en pleno esfuerzo son síntomas de una intensidad reprimida. M quisiera ser la rubia platinada a quien un galán heroico conquista y se enamora perdidamente. Pero no es así, sus galanes son mucho menos que heroicos. No soporta los avances de D, el contador, que no cesa de acosarla. Se siente atraída por E, el subalterno de D, pero cada vez que se cruza con él lo ve tan reprimido que ha llegado a creer que su sentimiento se acerca más a la lástima que al amor y, no sin dolor, piensa que algún día abandonará la idea de seducirlo…V. El vigilante, no lleva nunca la gorra que distingue su función, por eso hay clientes del banco que lo toman por un cliente más. No la utiliza para no desordenar el peinado en el que invierte minutos valiosos frente al espejo cada mañana y es causa de peleas interminables con X, su compañero. V solo piensa en su peinado y en su compañero, en ese orden; y no se interesa por nada más desde el día que E ignoró sus avances y por eso lo odia. Con su sonrisa de incógnita y los ojos a medio cerrar es testigo de que en el banco se cocinan ajustes, represalias, desquites y amoríos que mantienen en vilo al personal. Menos a él, dice con voz de canario, porque con X no necesita de nada ni de nadie más…D. Tiene la mirada vidriosa de quien pasa horas frente a listados interminables de cifras. Su oficio es sumar, pocas veces restar, dineros que no le pertenecen. Su jefe, O, le exige precisión y claridad a toda prueba; los clientes son minuciosos hasta el último centavo y cualquier error se paga caro. D es un solitario, sin embargo la soledad que ha cargado durante años se ha vuelto insoportable y por eso se insinúa a M, para tener algo de compañía, pero ella solo tiene ojos para E, el contador subalterno, que no le presta atención. Cuando D cae en la cuenta de que para acercarse a M debe ganarse la confianza de E, convertirse en su amigo inseparable y hacer que le sirva de lazarillo, decide comprar su confianza. ¿Cómo? Con dinero del que cuentan en jornadas interminables cada día. Si toman un poco, nadie lo notará, piensa D…O. Es un hombrecito pequeño de cabeza triangular, que peina los tres pelos que le quedan como si se tratara de una melena de león. De ahí los ojos desorbitados y el carácter áspero. Pero O, como todo el mundo tiene corazón y en secreto, sin que nadie lo note, es lo que cree, observa a M cuando camina por el pasillo, toma refresco en la cafetería o se aleja rumbo a su casa al final del día, entonces sueña con caminar a su lado. Desde la coincidencia de su ascenso a jefe de contadores con el ingreso de M al banco, O la persigue, mentalmente, claro. Una mañana se le ocurrió la idea de ordenar a E que le ayudara a organizar un encuentro accidental con ella en el salón cafetería de la esquina del banco. Incluso pensó en ofrecer al subalterno una suma que no hubiera visto nunca en su vida si hacía el puente con ella. Desgraciadamente, las semanas y los meses pasaron y nunca se atrevió a insinuar su pretensión a E y menos aún a acercarse a M. En despecho, cada día, se mostró más estricto con D…B. El señor B. Es, según O, el hombre más importante del banco. Es el gerente. Todos los días a la hora del café, la pausa de los empleados, el señor B pasa por el hall del banco y como después de tantos años es amigo de todos pasa entre los clientes saludando como una reina, entra al pasillo, toma café, se pone al día de las noticias o los chismes y trata de estar al lado de M que solo tiene ojos para E. Por supuesto el señor B es pudiente, dueño de una cuantiosa fortuna y viudo. Desde antes de la muerte de su mujer tiene los ojos puestos en M. Ahora, libre y con la posibilidad de cumplir el deseo de estar cerca de la mujer que tiene su corazón en vilo, siente la felicidad cercana. Sin embargo el señor B prefiere no cortejar a M delante de todos y lleva su discreción al extremo; se limita a seguirla cuando sale en las tardes rumbo a su casa. Esta situación no puede extenderse más en el tiempo, el señor B lo sabe…P es el patinador. Desde el día en que descubrió el cuerpo, que no reconoció, recostado de frente contra la pared del orinal, sin vida y ensangrentado, no ha podido cerrar la mirada de terror que lo acompaña a todas partes. No esperaba encontrar lo que encontró aquella mañana en el baño para hombres del primer piso. Como patinador, es decir, mensajero entre funcionarios, es quien lleva y trae todo entre las distintas dependencias y “todo” significa “todo”: incluso chismes, dires, desdichas, inventos, verdades y mentiras. Digamos que el hallazgo en el orinal aceleró la sorpresa en sus ojos ya desencajados por el estupor que le causaban las intenciones secretas de sus compañeros de trabajo. La facilidad para ir de un puesto a otro, intercambiar ideas con todos, también con O que se permitía esos deslices con él, y recibir a veces bajo juramento de estricto secreto, confidencias azarosas, había convertido a P en el “paño de lágrimas” del banco. Para los investigadores P es aquel que por sus intimidades con todos corre el riesgo de hablar más de la cuenta…E-2. Nadie lo vio, solo V quien dijo a los detectives que antes de que P encontrara el cuerpo ensangrentado había notado la presencia de E en los pasillos alrededor de la máquina de café, cerca del baño de hombres, pero cuando lo llamó con la intención de recriminarlo porque todavía no era hora de la pausa, éste no le respondió. V cayó entonces en la cuenta de que no se trataba del E que todos conocen sino de otro, idéntico, su hermano gemelo con bigote, dijo. Sin bigote, agregó, era igual, los mismos ojos, los mismos hombros caídos, la misma flacura lastimosa. Como a V le molestaba E sobre todo después de que lo rechazó, agregó que le pareció extraño verlo fuera de su puesto antes de la hora del descanso. También dijo que E no fue la única persona que merodeó por allí antes del descubrimiento y que, el muerto, cuando todavía estaba vivo, claro está, había pasado cerca de su puesto pero eso no era extraño…Epílogo. Un detective con cara, figura y bigote de detective en servicio llegó al banco minutos después de que la alarma fuera activada. Nadie hasta ese momento se había atrevido a tocar el cadáver. Cuando el detective y dos de sus colegas dieron vuelta al cuerpo incrustado de frente contra la pared del orinal y con cinco heridas de puñal, la sorpresa fue mayor. El muerto era nadie menos que el señor B. Los presentes se miraron interrogantes: D mira a O con temor; O se siente observado, busca a E entre el grupo y solo alcanza a verlo detrás de M; todos, sin excepción miran a M que lanzó un grito pequeño y con la mano coronada por uñas rojas se tapó la boca. El único que no centró su mirada en ella fue E porque se encontraba a sus espaldas; pero todos notaron la forma insistente como V clavó sus ojos en E, seguramente en busca del bigote que llevaba aquel que imaginó como su hermano gemelo poco antes de descubrir el cadáver. El único que no mostró expresión fue el detective. Se limitó a observar los presentes uno por uno. M era la más conmovida porque, aunque no lo pareciera, sospechaba el por qué de las frecuentes visitas a tomar café del señor B y como, en la práctica, las esperanzas de conquistar a E eran mínimas, su interés ya se había volcado hacia el señor B. Esa intención, si M la hubiese mencionado, habría convertido a E en el sospechoso número uno. Si lo hubiera sabido, P no se hubiera guardado un chisme de ese tamaño. Desde su lugar, algo alejado del grupo para no interferir en el dolor de los empleados, el detective tomaba nota y hacía el análisis de la situación. En ese momento P notó algo extraño en el ojo izquierdo del detective. Es de vidrio, se dijo, y lo murmuró al oído de V pero éste no lo escuchó porque su atención estaba puesta en E. Mientras los forenses hicieron las diligencias del levantamiento, el detective midió, evaluó y sacó conclusiones. Todos, anotó en su libreta, tienen razones para matar al señor B: por envidia, por celos, por M. Todos culpables, anotó mientras miraba de reojo las actitudes falsamente conmovidas. Los diez ojos clavados en M y las cinco heridas en el cuerpo de la víctima certificaban su duda. Del gemelo de E, posible asesino, nadie dijo nada, el detective concluyó que era un invento de V para distraer su atención…© Saúl Álvarez Lara / Reescrito en estos días de confinamiento…
Como si no hubiera pasado nada. Así se mostró este miércoles 29 de julio el corredor antioqueño Fernando Gaviria, cuando en una muestra de su gran talento se impuso en la segunda etapa de la Vuelta a Burgos, disputada sobre 168 kilómetros entre Castrojeriz y Villadiego, un triunfo que le dio una inyección de motivación tanto a él como a su equipo.El 2020 no ha sido fácil para ningún deportista debido a la suspensión de todas las competencias de cuenta de la pandemia por la covid-19 que azota el mundo, virus que el mismo Fernando Gaviria tuvo que vivir muy de cerca.Días agridulcesAl inicio de la temporada, el colombiano se mostró en excelentes condiciones y prueba de ello fueron los tres triunfos de etapa que el nacido en el municipio antioqueño de La Ceja consiguió en la Vuelta a San Juan, victorias que motivaban para lo que sería el resto de la temporada; sin embargo, el destino tenía previsto otra cosa.En el mes de marzo, cuando la covid-19 atacaba con fuerza en cada rincón del planeta, el antioqueño y su equipo UAE Team Emirates se encontraban en los Emiratos Árabes, donde disputaban el UAE Tour, cuando el virus tocó de cerca al llamado Misíl, quien dio positivo para coronavirus, lo que lo obligó a aislarse y estar bajo observación médica durante varias semanas.Un mes después, en abril, el habilidoso velocista regresó a su país natal y reinició los entrenamientos. Cumplió con la cuarentena que decretó el Gobierno Nacional y se preparó en su casa mientras se dio autorización para que los ciclistas profesionales retomaran sus entrenamientos en la ruta.Cuando se tuvo el visto bueno para regresar a la carretera, el también campeón mundial en la modalidad de Pista ajustó su preparación para el reinicio de las competencias. Algo que vio más cerca el pasado domingo 19 de julio cuando emprendió viaje a Europa en el Vuelo del Deporte Colombiano.Regreso con triunfoCon motivación y mucha ilusión inició Fernando Gaviria en la Vuelta a Burgos el pasado martes, confiando en las buenas sensaciones que tenía y en la preparación a conciencia que había realizado.Esas buenas sensaciones las demostró este miércoles sobre el asfalto de las calles españolas. El antioqueño era uno de los favoritos para disputar la victoria de la segunda fracción y por eso su equipo lo resguardó como pudo durante la jornada para que estuviera bien para el remate.Lea también:Con Vuelta a Burgos se abre el calendario del ciclismo internacionalEn los últimos kilómetros de la etapa, su lanzador estrella, el argentino Maximiliano Richeze, empezó a hacer su impecable trabajo, fue acercando al colombiano al momento preciso para iniciar el embalaje.Los últimos metros fueron todo un espectáculo de cuenta de los velocistas, pero era Gaviria quien tenía más potencia en sus piernas y logró tomar ventaja para cruzar la línea de meta en solitario, por delante de otros grandes velocistas como el francés Arnaud Démare (Groupama) y el irlandés Sam Bennett (Bora), levantando los brazos como símbolo de victoria, en una carrera que lidera el austriaco Felix Großschartner (Bora) y en la que el colombiano Esteban Chaves (Mitchelton) se mantiene noveno en la general.Un triunfo que lo llena de motivación y de satisfacción, pues es un premio a sus ganas de luchar, al no rendirse ante las dificultades y la situación que vive el mundo: “Es una de las victorias que sabe mejor de este año, porque después de todo un parón, después de haber pasado el virus, después de haber estado en casa sin saber si volvía a correr este año, volver a conseguir la victoria es demasiado lindo”, expresó el antioqueño.Adaptándose a la nueva rutinaDespués del triunfo, Fernando Gaviria confesó que estos dos días que han competido de nuevo han sido diferentes, aunque la acción sobre la carretera sigue siendo la misma: “La forma de competir es la misma, lo que es en la comida, en el hotel, estar cuidándonos con todo el público, con la prensa es complicado, porque muchas veces queremos dar una entrevista sin el tapabocas, sin cubrir nos quizá se nos olvida y le damos la mano a alguien”.Para Fernando, quien liderará a su escuadra en el Giro de Italia, esta nueva forma de vida es “una rutina que debemos aprender. En la carrera hay mucho nerviosismo porque estuvimos mucho tiempo quietos, hay muchos corredores que están terminando contrato y están buscando uno nuevo y todos quieren expresarse y dar lo mejor, por eso corremos tantos riesgos”.Motivación para su equipoLa victoria de este miércoles no solo fue motivación para el corredor de 25 años sino que también lo fue para su equipo, pues al inicio de la jornada no tuvieron buenas noticias, pero que con este triunfo pudieron subir el ánimo.El UAE Team Emirates tuvo que tomar una triste decisión sobre los otros tres corredores colombianos que acompañan a Fernando Gaviria en el equipo. Juan Sebastián Molano, Cristian Camilo Muñoz y Camilo Ardila tuvieron que ser retirados de la carrera por razones sanitarias.También puede leer:Fernando Gaviria salió del hospital tras dar negativo por coronavirusLos tres corredores colombianos tuvieron contacto con una persona que dio positivo para covid-19 y aunque ninguno de ellos está contagiado, pues sus pruebas dieron resultado negativo, la escuadra se vio en la obligación de aislarlos para cumplir con el protocolo de bioseguridad y para cuidarlos tanto a ellos como al resto del grupo.Ante esta ausencia en la jornada, el ganador de la etapa dijo que lo que hicieron en esta etapa “fue trabajo de equipo. Todo el tiempo estuvimos juntos, teníamos tres corredores menos y eso fue un golpe para nosotros, sobre todo no tener a Molano que era mi lanzador. Contamos con las piernas, contamos con la suerte y el momento indicado, todo se nos juntó para hacer un bonito sprint y poder ganar”.El corredor confesó que por esta ausencia “no se nos vio trabajar”; sin embargo, “todo el tiempo estuvieron pendientes de mi sobre qué me faltaba, la hidratación, comer y eso también es trabajo en equipo. Los compañeros que estaban en el hotel también deseaban estar corriendo para ayudar un poco, para haber trabajado más, para hacer más visible el equipo. Nos tocó así, estar un poco escondidos, pero logramos una linda victoria”.El también antioqueño Sebastián Henao tuvo que retirarse en la primera jornada tras sufrir una caída que le dejó el hombro derecho dislocado, por lo que se mantienen solo siete corredores colombianos en carrera.Turno para los escaladoresDespués de ver en acción a los velocistas llega el turno para los especialistas en el terreno de ascenso.La gran montaña aparece este jueves en la tercera etapa, una exigente jornada que tendrá cuatro puertos de tercera categoría y que se disputará sobre 150 kilómetros, llevando al pelotón desde Sargentes de la Lora hasta el Picón Blanco, un ascenso de 7,8 kilómetros a una dificultad promedio del 9,3%.Una buena oportunidad para que los Escarabajos, liderados por el actual bicampeón de la carrera, Iván Ramiro Sosa, empiecen a mostrarse.Así va la Vuelta a Burgos 2020Clasificación etapa 21. Fernando Gaviria (COL/UAE Team Emirates) ----- 3h:55:382. Arnaud Démare (FRA/Groupama-FDJ) ----- m.t.3. Sam Bennett (IRL/Bora-Hansgrohe) ----- m.t.48. Juan Felipe Osorio (COL/Burgos) ----- m.t.84. Iván Ramiro Sosa (COL/Ineos) ----- m.t.87. Rodrigo Contreras (COL/Astana) ----- m.t.91. Daniel Méndez (COL/Kern Pharma) ----- m.t.103. Alejandro Osorio (COL/Caja Rural) ----- m.t.No salió: Camilo Ardila (COL/UAE Team Emirates)No salió: Juan Sebastián Molano (COL/UAE Team Emirates)No salió: Cristian Camilo Muñoz (COL/UAE Team Emirates)Clasificación general1. Felix Großschartner (AUT/Bora-Hansgrohe) ----- 7h:35:592. Jon Aberasturi (ESP/Caja Rural) ----- a 083. Matteo Trentin (ITA/CCC) ----- m.t.9. Esteban Chaves (COL/Mitchelton-Scott) ----- m.t.28. Iván Ramiro Sosa (COL/Ineos) ----- m.t.37. Rodrigo Contreras (COL/Astana) ----- a 2339. Fernando Gaviria (COL/UAE Emirates) ----- a 2873. Daniel Méndez (COL/Kern Pharma) ----- a 3:0990. Alejandro Osorio (COL/Caja Rural) ----- a 3:5399. Juan Felipe Osorio (COL/Burgos) ----- a 4:59
Ya digitalizado el testimonio de un periódico no puede ser despojado fácilmente de su significación, hacia cualquier futuro posible quedan sus textos en lo que se llama un estado de latencia hasta que algún estudioso necesitado de referencias sobre algún tema de nuestra vida nacional encienda su computador y encuentre lo que estaba buscando: el azar dice Bonpland sólo le sale a quien lo busca. La ignorancia de los llamados analfabetos alfabetos ha terminado por devorar cualquier intento de criterio científico, el cual solamente se consigue mediante el rigor que nace del conocimiento de la historia de la ciencia, de las ideas, de precisar el marco conceptual que nos lleva a raciocinar para no caer en la peligrosa improvisación. Para investigar es necesario previamente despojarse de todo pre-juicio. De ahí la sofocante aridez de nuestra producción intelectual y científica dominada por los maniqueísmos. Cuando era más feroz el intento del narcotráfico por doblegar nuestras institución recurriendo a un terror inimaginable y cuando las Farc, El Eln, El Epl y posteriormente el paramilitarismo llevaron ese espanto al paroxismo con miles y miles de inocentes asesinados en un frenesí desconocido, pocas voces tuvieron el valor moral de pronunciarse sobre estas brutalidades, el periódico EL MUNDO de Guillermo Gaviria Echeverri surgió para recordar que la barbarie no podía, vestida muchas veces de “teorías” al uso de totalitaristas criollos, triunfar para imponer su desolada dictadura. Ante la barbarie declararse liberal constituye todavía un desafío que sigue siendo mortalmente peligroso. “ Y, se pregunta Zygmunt Bauman, ¿Cómo pueden existir la democracia y el ámbito público sin opiniones informadas y deliberaciones públicas en lugar de esos escándalos políticos y reality shows que llamamos política en el presente?” Un periodismo que se negó a cambiar el criterio por el escándalo, a la falsificación del lenguaje, a la sustitución de la cultura por los chismes de farándula, un periodismo que resaltó el editorial como uno de los grandes géneros de pensamiento y compromiso con el ciudadano, que revalorizó la columna de opinión incorporando nuevas voces y se reconoció en la certificación de la pluralidad de las regiones y por primera vez dio importancia a las diversidades culturales urbanas, EL MUNDO de Guillermo Echeverri, abrió un espacio necesario a una opinión independiente que los radicales de ambos bandos no estuvieron dispuestos a aceptar. La “toma de Urabá” – la toma del Magdalena Medio fue un fracaso - por parte de las Farc era un objetivo primordial del Comité Central del Partido Comunista, ya que de lograr declararla como una “República Independiente” se estaría consolidando un eje con Nicaragua y Cuba. Y para ello se pusieron en marcha las diferentes formas de lucha como el aseguramiento de los territorios mediante el terror contra la población nativa, crímenes selectivos el pistoletazo contra soldados y policías . Las tres matanzas de obreros de dieciséis, dieciocho y doce trabajadores de Sintrainagro bajados de sus buses, amarrados y rematados con un tiro de gracia, orgía de sangre a la cual se sumó la matanza de 35 vecinos de la Chinita, indicó que la toma de Urabá por parte de las Farc – como lo relató Karina- no iba a contar con escrúpulo alguno por parte del Comando Central que en La Llorona acribilló a una treintena de soldados y en la invasión a un cuartel mató a cerca de ochenta soldados y continuó matando sin piedad alguna como el Eln o los Castaño. Matanzas celebradas en las ciudades por parte de la progresía pequeñoburguesa como un “triunfo revolucionario”. Con rigurosa exactitud estas acciones sediciosas vinieron acompañadas del comienzo de la desinformación, del fake news , del descrédito y banalización de la tarea periodística. Sobre este proceso de infinita maldad reaccionaron los grandes editoriales de Guillermo Gaviria, mis columnas como análisis objetivos de esas estrategias de terror que llevaron a la famosa Paz de Santos-Farc una de las más grandes farsas de nuestra historia y que desde la perspectiva que hoy va inevitablemente arrojando luz sobre esos horrores, sacando a flote el nombre de los responsables convierte en cómplices a quienes callaron ante esa barbarie. Leer estos documentos es leer historia y no información efímera en tanto se ha eludido lo inmediato enmarcando la violencia en la complejidad que comporta, en las deliberadas mentiras que trataban de justificarla. Doy gracias a este periódico por haberme dejado escribir durante treinta años mi visión de los hechos haciéndolo sin censuras a mi independencia intelectual.Lea también: Los estudiantes y Marx