El vicepresidente Óscar Naranjo fue el emisario para llevar el mensaje de apoyo a Costa Rica en la lucha contra el tráfico de drogas que ha desatado una ola de violencia en ese país.
El ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Michael Soto, recibió este miércoles al vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, para conversar sobre seguridad ciudadana y narcotráfico.
La reunión, que fue privada, tuvo como objetivo conversar sobre la seguridad en Costa Rica y en la región centroamericana; así como recibir el mensaje del Gobierno de Colombia de apoyo y trabajo conjunto en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
El ministro costarricense Soto afirmó en un comunicado de prensa que su país tiene desafíos en temas de seguridad y el apoyo del Gobierno colombiano en temas de capacitación, estrategias e intercambio de información los "complace", ya que se trata de una ayuda que va a beneficiar al país.
"Estoy contento de empezar el día con esta visita y estamos abiertos a crear enlaces con Colombia y las demás policías. Ya tenemos contacto con la policía de Panamá y Nicaragua, y así lo vamos a hacer con las otras de la región", expresó Soto en su primer día de labores.
Naranjo, quien representó a Colombia el martes en la investidura de Carlos Alvarado como presidente de Costa Rica, dijo que el tema de seguridad en América Latina es el común denominador de la preocupación de los Gobiernos y ciudadanos.
El Vicepresidente destacó que desde Colombia trae "un mensaje para respaldar una gestión para la historia del bicentenario de Costa Rica" y subrayó que "hay una lección de éxitos y fracasos en la historia de Colombia" y desean "compartirla".
"Hemos escuchado al ministro de Seguridad de Costa Rica, cuyas palabras fueron muy acertadas, su diálogo para trabajar regionalmente. No basta hacer trabajos país a país. Es necesario sumar inteligencia colectiva y capacidades, y actuar en el marco del principio básico de la corresponsabilidad", expresó Naranjo.
Costa Rica vive actualmente una ola de violencia vinculada especialmente a enfrentamientos entre grupos narcotraficantes. En el 2017 se rompió el récord anual de homicidios, con más de 600 (tasa de 12,1 por 100.000 habitantes), mientras que las autoridades costarricenses decomisaron un total de 30,08 toneladas de cocaína.
Durante ese periodo no sólo se ha observado una escalada en el número de homicidios, sino que la estadística ha ido acompañada por crímenes cada vez más violentos que incluyen cuerpos desmembrados, decapitados y con signos de tortura, lo que preocupa al Ministerio de Seguridad.