Tarea de dejar en babia a la justicia colombiana al amnistiar una conducta terrorista y al olvidar nuestros abogados litigantes investidos de magistrados que el terrorismo ha sido tipificado como un delito por el Código Penal de cualquier país civilizado.
La corrupción de una sociedad comienza a hacerse evidente con la corrupción del lenguaje. Con esta dura premisa Karl Krauss, a quien tanto he acudido a través de los años en esta columna periodística escribe Contra los periodistas ejecutores de esta tarea. Krauss percibe ya la caída en el abismo de la sociedad alemana cuando lee diariamente esta neolengua que se degrada ante la cobardía moral de quienes, supuestamente, estarían encargados de velar por la verdad para que la ciudadanía no fuera embaucada por una ideología malvada: la pérdida del lenguaje como la pérdida del conocimiento conducen inevitablemente hacia la esclavitud social. Los nuevos totalitarismos nacen en nuestros días de los grandes poderes informáticos tal como lo ha analizado Baudrillard cuando nos recuerda que convertir un hecho de violencia contra la ciudadanía en una noticia más que se repite hasta desgastar su significado es precisamente la banalización de la verdad. “La primera víctima, recuerda Bauman, de una vida apresurada y de la tiranía del momento es el lenguaje, demacrado, empobrecido, vulgarizado y despojado de los sentidos que presumiblemente transmite” Para imponer su Ley de Libertad Sexual, la ministra española de Igualdad impone este lenguaje degradado: “Ya no decir madre sino ‘mujer gestante’” La guerra de relatos por parte de las Farc ha continuado tal como lo he venido analizando con el envilecimiento del lenguaje en el cual la fake news juega un papel decisivo: caricaturizar la verdad, mentir grotescamente frente a hechos comprobados, inventar situaciones ficticias como autoatentados, sacando fuera de su contexto los testimonios y documentos supuestamente analizados tal como cínicamente lo está haciendo la JEP: lo que fueron oprobiosos campos de concentración donde se ejerció crueldad, sadismo – recuérdese la depravación del Mono Jojoy- sobre los prisioneros “fue un acto de protección a los detenidos” o esa recurrencia a la falacia de que no hubo secuestro sino “retención”, las víctimas no existen para la JEP sino como un invento para este simulacro de juicio.
Porque lo que se ha puesto en marcha es la estrategia de un plan incluido ya en el Acuerdo de Paz de la Habana: seguir desacreditando al Ejército, que es lo que acaba de demostrar el especialista suizo encargado por la JEP – junto a la experticia de criminales, pues no han sido juzgados aún, como los alias pablo catatumbo, carlos lozada y el médico- de considerar que el atentado contra la Escuela Militar es un acto válido de guerra, descontextualizando los hechos ofensivamente tal como el orondo Ramelli lo hizo en Dabeiba, lo han hecho coercionando al alcalde de Medellín fijándole “cinco días para entregar nombres”. Tarea de dejar en babia a la justicia colombiana al amnistiar una conducta terrorista y al olvidar nuestros abogados litigantes investidos de magistrados que el terrorismo ha sido tipificado como un delito por el Código Penal de cualquier país civilizado. Para muestra otra fake news de Caracol Noticias: Imelda Daza una de las más duras dirigentes de las Farc y quién adujo que los niños guerrilleros no habían sido reclutados sino que de motu propio habían buscado en las Farc “el amor que la sociedad les había negado”, la que aún no ha entregado el lugar donde decenas de esos niños murieron, proclamó que “El Cesar está lleno de dabeibazos” o sea de cementerios de falsos positivos. De este modo mediante una falacia lanzada por un medio de comunicación que lo avala como cierto, se abre espacio a las deformaciones jurídicas que van a permitir no la sanción debida sino la amnistía.