Con el lanzamiento de más misiles, Corea del Norte exhibe su poderío armamentista y no baja la guardia frente a Estados Unidos.
Corea del Norte afirmó este miércoles que su último test de un misil con el que prueba su capacidad de atacar bases estadounidenses en el Pacífico fue una "advertencia" a Estados Unidos, mientras la comunidad internacional contempla endurecer aún más las sanciones contra Pyongyang.
El régimen norcoreano recrudeció su amenaza sobre las posiciones de EE. UU. en la región del Pacífico al calificar su ensayo del martes como "primer paso de la operación militar" de su ejército y un "preludio significativo para mantener a raya a Guam", a la vez que su líder, Kim Jong-un, llamó a realizar más lanzamientos en la zona.
El hermético país había amenazado con bombardear con cuatro misiles las aguas cercanas a la isla de Guam, sede de importantes bases militares estadounidenses, en su reciente escalada de tensión con Washington.
El proyectil lanzado en el test del martes, un misil balístico de medio alcance Hwasong-12, es precisamente el modelo citado por el régimen norcoreano en su plan de ataque, un movimiento que estaría destinado a dotar de credibilidad sus amenazas sobre la región.
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"En el ejercicio quedó demostrada la capacidad operativa de las unidades de artillería Hwasong de la Fuerza Estratégica del Ejército Popular de Corea del Norte para una guerra real y la eficiencia de combate del recién equipado misil de medio alcance", según indicó el país asiático en un mensaje difundido a través de la agencia KCNA.
Corea del Norte lanzó en la víspera un misil -por primera vez desde Pyongyang- que sobrevoló la península de Oshima (isla septentrional nipona de Hokkaido) antes de caer en el Pacífico, a unos 1.180 kilómetros del cabo de Erimo (nordeste).
El proyectil recorrió más de 2.700 kilómetros y alcanzó su punto álgido a unos 550 kilómetros antes de impactar "con precisión" la meta establecida, según Seúl y Tokio.
Kim supervisó el decimocuarto lanzamiento exitoso de un proyectil balístico en lo que va de año, en el que participaron las unidades asignadas para atacar las bases militares "enemigas" en el Pacífico, a las que envalentonó para proseguir con sus pruebas.
El régimen de Kim Jong-un parece dispuesto a seguir ignorando las condenas y la presión que la comunidad internacional ejerce a través de sanciones y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que desde hace más de dos décadas prohíben a Corea del Norte el uso de tecnología de misiles balísticos y los ensayos nucleares.
El organismo internacional, en una reunión de emergencia tras el último test, condenó "enérgicamente" el ensayo y las "indignantes" acciones de Pyongyang, e insistió en exigir el "cese inmediato" de sus lanzamientos de misiles.
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Incluso China, principal aliado del régimen Juché, se mostró en contra del ensayo armamentístico, acusó a Pyongyang de violar los dictámenes de la ONU y prometió dar "la respuesta necesaria al reciente lanzamiento de un misil".
Por su parte, los jefes de Gobierno de Tokio y Seúl pidieron elevar "hasta un nivel extremo" la presión sobre Pyongyang y adoptar nuevas sanciones "más efectivas y específicas" sobre el país, para lograr que acceda a iniciar un diálogo para poner fin a sus programas armamentísticos.
Corea del Norte aseguró que el ensayo del martes fue una demostración de fuerza en respuesta a las maniobras anuales "UlchiFreedom Guardian" que Washington y Seúl se encuentran realizando en territorio surcoreano, a las puertas de su territorio.
Estos ejercicios son la mayor simulación bélica computarizada del mundo y Pyongyang considera, como otras maniobras que los aliados realizan periódicamente en la península, un simulacro de invasión.
Pese a las insistentes pruebas de Pyongyang, algunos analistas señalan que la oportunidad de diálogo podría presentarse una vez que terminen este jueves las maniobras por parte de Corea del Sur y EE. UU.
Y es que Corea del Norte rompió el sábado con el lanzamiento de tres misiles de corto alcance casi un mes de tregua armamentística que Washington celebró y calificó de posible primer paso hacia el diálogo.
Pyongyang suele usar los ejercicios para justificar sus ensayos, pero Washington y Seúl no tienen previsto celebrar más hasta la próxima primavera, cuando tendrán lugar nuevamente las maniobras "Key Resolve" y "Foal Eagle".