El trabajo infantil temprano o en largas jornadas le arrebata los tesoros de la niñez a sus víctimas
Por vigesimoquinta ocasión, y a instancias de la OIT, el mundo conmemora hoy el Día de la erradicación del trabajo infantil, práctica que todavía afecta a 165 millones de personas entre 5 y 17 años, 1,4 millones de las cuales se encuentra en Colombia.
Al fijar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la ONU se comprometió a trabajar para que en 2030 no haya personas menores de 18 años sin acceso a la salud y la educación. Además de ampliarlos favoreciendo accesos, uno de los medios para facilitar el disfrute de esas garantías es lograr la erradicación de aquellos trabajos que impiden a niños y adolescente disfrutar de sus derechos, así como ampliar el control de aquellos que pueden exceder las demandas de tiempo y esfuerzos para esos menores de edad.
Gracias a que lo ha entendido como problemático, la humanidad ha avanzado en el estudio del trabajo infantil, comprendiendo sus dinámicas y afectaciones al niño y a las familias. A medida que avanza en sus indicadores de desarrollo, los países han ampliado las legislaciones que prohíben y castigan, como sucede en Colombia, las peores formas de trabajo infantil, que se resumen en aquellas actividades que ponen a quienes lo ejercen en riesgo físico, sicológico o moral.
El mundo, y asimismo Colombia, también ha desvirtuado mitos sobre las razones para el trabajo infantil y acerca de la remuneración, o ganancias para los independientes, de los niños hoy considerados víctimas de estas prácticas. En Colombia, según el Dane, el 49,9% de la población infantil trabajadora no obtiene remuneración, tasa que asciende a 60% en áreas rurales. El 32% de esos trabajadores recibe ingresos inferiores a medio salario mínimo. La remuneración, como medio de auto-sostenimiento o de ayuda a la familia queda, entonces, desvirtuada como razón para el trabajo infantil.
El reconocimiento de la economía de cuidado, y la comprensión de la necesidad educadora de involucrar a los niños en las labores del hogar, ha favorecido la creación de la categoría Trabajo infantil ampliado. Esta se refiere a aquellos menores de 17 años que deben dedicar más de 15 horas semanales a labores domésticas. En Colombia, el 12,5 de los niños (y en ese porcentaje son mayoría las niñas), es obligado a invertir varias horas en actividades domésticas que son peligrosas para sí, porque les demandan trabajar con fuego, en altura o en situaciones de riesgo, o para otros, en especial cuando se les hace responsable del cuidado de niños menores. La Encuesta nacional de demografía y salud 2015 demuestra que el trabajo doméstico igual o mayor a 2,3 horas diarias incita a muchas niñas a abandonar la escuela para ampliar sus responsabilidades.
La eliminación del trabajo infantil peligroso, gratuito o ampliado, es una batalla en la que Colombia suma victorias, como su fuerte legislación contra las peores formas de trabajo infantil, que inspiran a seguir trabajando por dar a sus niños una infancia feliz, o sea con bienestar material, afecto y garantía de tiempo y condiciones para el juego, actividad esencial a la niñez e imprescindible para su desarrollo pleno.