Después de incluir un rediseño en el tramo dos, teniendo en cuenta la parte ambiental que fue motivo de debate con la comunidad en la propuesta inicial, la Secretaría de Infraestructura Física de Medellín reinició las obras del proyecto de valorización asociado a la Avenida 34, con el que se busca activar una importante arteria de conectividad entre El Poblado y Las Palmas, en la densificada zona del suroriente de la capital antioqueña.

Este proyecto de ciudad, pensado en el beneficio de todos porque no sólo pretende facilitar la movilidad, sino recuperar el andén y los espacios para el peatón, al igual que mantener el equilibrio ecológico, va desde la Avenida El Poblado a la altura de la Virgen de La Aguacatala hasta la Avenida Las Palmas, y se hará en cuatro tramos: el primero, un deprimido en la Avenida Las Palmas con la 34; el segundo, desde la calle 13 hasta la 7 (sector de Provenza); el tercero, desde la calle 7 hasta la Avenida Los Balsos, que es el más grande; y el cuarto, desde la Avenida Los Balsos hasta la Avenida de El Poblado a la altura de La Aguacatala.

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Por la dimensión de la obra completa es imposible pensar en ejecutarla en su totalidad al mismo tiempo, por lo que está planeada por tramos, pues se trata también de generar el menor traumatismo posible. Por eso desde el 27 de octubre se reactivaron los trabajos en el tramo dos, que para efectos de realización es el primero, y que es el que se ejecuta en la Avenida 34 entre las calles 13 y 7, porque fue el que se dejó contratado desde 2015 y que, por temas ambientales, se había suspendido desde 2016 por una acción popular interpuesta por los ciudadanos, en la que exigían se replanteara el proyecto para que no se realizara la tala de árboles que ya estaba incluso aprobada por la autoridad ambiental.

Esa obra fue adjudicada y tuvo acta de inicio, pero debido a la cantidad de árboles que en su momento el diseño del proyecto exigía aprovechar y talar, que eran más de 500, además de las complejidades sociales en que se incurría ejecutando un par vial a nivel de la 34 y la 35, fue suspendida.

El rediseño

Por eso, aunque el fallo de la acción popular fue a favor de la Administración Municipal, se decidió pensar el proyecto de otra manera para poder proteger todo este componente arbóreo de la zona, y entonces ahora el par vial en ese sector se hará en las Avenidas 34 y 36, ambas en doble calzada, con un separador central para un futuro sistema de transporte masivo para la ciudad. Es un tramo de 1.500 metros, que tiene un costo de $14.600 millones y debe entregarse, si todo marcha bien, en agosto de 2019.

“Es todo un logro, porque la resolución inicial autorizaba el aprovechamiento de 500 individuos arbóreos, pero nos parecía un número muy considerable de árboles y con ese ajuste en diseño se baja a 133, de los cuales la mayoría son árboles enfermos o que están sobre el cauce de la quebrada representando un riesgo por un posible deslizamiento de estas raíces, que pueden generar un obstáculo para el cauce de la cañada o un volcamiento sobre vehículos o sobre personas que cruzan por el sector”, explicó Paula Andrea Palacio Salazar, secretaria de Infraestructura Física de Medellín.

Pero además, precisó la funcionaria, “los árboles que no tienen aprovechamiento por riesgo los vamos a reponer tres a uno, es decir, por cada árbol que se aprovecha vamos a tener tres nuevos árboles en el mismo sector, y eso nos va a ayudar a hacer una compensación ecológica, a través de lo cual también tenemos un estudio de conectividad con el que nos hemos comprometido para que podamos conservar el equilibrio ambiental de esta zona”.

Controversia

Sin embargo, entre las calle 7 y 8 se presenta aún una controversia con el comercio organizado de ese sector de Provenza, una zona de hoteles, bares y restaurantes que recibe mucho turismo, pero ya la discusión no es por temas arbóreos o ecológicos sino porque el inicio de los trabajos coincide con la época decembrina, que es cuando obtienen sus mejores ingresos, pero además porque la obra también implica otros sacrificios como ciudad, que en este caso son angostar un poco la vía en esos 180 metros para ganar espacios peatonales y además reubicar 16 celdas de parqueo de las 170 que tiene ese sector.

Eso ha generado un nuevo proceso de socialización, casi personalizado, porque la Secretaría trata de concertar con cada comerciante explicándoles en detalle qué es lo que concretamente se va a cometer allí, buscando el beneficio general a través de una movilidad incluyente.

“En términos de espacio público, que en este momento es aprovechado por los comerciantes del sector, también es necesario intervenir para que el proyecto funcione para la gente, y eso se logra dándole el sí a todo: dándole el sí a que se ejecute una obra que es de beneficio para la movilidad, dándole el sí a que podamos tener el espacio público que el peatón necesita también para movilizarse de manera segura, y dándole el sí a tener unas soluciones a un tema de conectividad ecológica para que también sea eficiente en la zona”, apuntó Palacio Salazar al señalar que, además, “es la mejor manera de garantizar que ese recurso público que salió del bolsillo de los ciudadanos esté bien invertido”.

“La obra pública no es un camino de rosas, y no lo es porque son muchas las variables que intervienen, desde lo social, lo presupuestal, lo técnico y lo ambiental, pero esa es la terea que debemos realizar desde cada área para que haya una perfecta articulación y al final el resultado sea el mejor”, apuntó la secretaria de Infraestructura.