Este nuevo intento de minar a Parques del Río por el actual gobierno municipal rompe con un elemento paisajístico que tiene inmenso valor simbólico, convocante y ambiental, y que aspira a tenerlo patrimonial.
La Alcaldía de Medellín ha sorprendido a la ciudadanía con su decisión unilateral e inconsulta de modificar el diseño de la etapa 1B de Parques del Río, escogido tras exigente concurso internacional y reconocido en distintas convocatorias de orden mundial. La pretensión del gobierno de Federico Gutiérrez, denunciada por la Corporación amigos de Parques del Río es quitar la Plaza del agua planeada en acuerdo con EPM, para reemplazarla por sencillas jardineras.
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Este nuevo intento de minar a Parques del Río por el actual gobierno municipal rompe con un elemento paisajístico que tiene inmenso valor simbólico, convocante y ambiental, y que aspira a tenerlo patrimonial.
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Construir la Plaza del Agua en la etapa 1B de Parques del Río justo enfrente de los espejos de agua del Edificio inteligente de EPM encarna un gran valor simbólico para una empresa que ha crecido y tiene grandes responsabilidades con el agua, así como para un proyecto que tiene el propósito de que la ciudad de Medellín confluya y se encuentre en torno el caudal que la atraviesa y podría darle su identidad, permitiendo la integración de las zonas oriental y occidental, que hasta el inicio de este proyecto crecieron de espaldas al río y se desarrollaron ajenas la una a la otra. Poner el agua como elemento de integración propicia que los habitantes de este Valle de Aburrá logren reconocerla como la gran aliada que es de la vida y habitabilidad en este territorio.
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El aprovechamiento del agua como elemento paisajístico y lúdico ha demostrado tener inmensa capacidad de convocatoria allí donde se generan espacios públicos y privados para su goce. Medellín no es la excepción y así lo demuestran las experiencias de los espejos y chorros del parque de los Pies Descalzos, de Explora, de las UVA construidas en terrenos de EPM e incluso la de la desaprovechada pantalla de agua del Parque Centenario. Si el agua convoca, invita a la lúdica, provoca alegría, ¿por qué hacerla a un lado en el parque construido en torno a ella?
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Han alegado los voceros de la Administración Municipal que la eliminación de la Plaza del agua tiene propósitos ambientales, porque las jardineras que planea ubicar en su reemplazo ofrecerían beneficios ambientales que el agua no brindaría. Su falacia se contradice con la evidencia de los beneficios del agua en creación de microclimas, sus funciones de riego a través del rocío que provoca el viento y su capacidad de atraer fauna urbana que la disfruta.
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La experiencia de desarrollar espacios públicos en torno a fuentes, chorros o espejos de agua es universal. En ciudades como Roma -Fontana de Trevi-, Lima -Parque del agua-, Santiago de Chile -Plazas de agua-, entre las más reconocidas, los parques con fuentes o juegos de agua han adquirido valor tal valor patrimonial que se convierten en sitios obligados para los turistas y en fuente de reconocimiento de las ciudades.
Frente al tibio argumento de la Administración Municipal, que habría de sumarse al retraso de casi dos años en la construcción de la etapa 1B de Parques del río y los sobrecostos que esto genera, parecen incontrovertibles las razones de participación ciudadana en la aprobación de Parques, decisión del jurado calificador y potencial de los juegos de agua, que apalancan el diseño que el actual gobierno de Medellín se propone eliminar.