Con el deporte, Daniel le dio un salto a su vida

Autor: Merlyn Álvarez Hincapié
17 agosto de 2019 - 01:24 PM

Por un diagnóstico médico Daniel Restrepo llegó al deporte. Su hiperactividad lo llevó a desarrollar una gran destreza como saltador, convirtiéndose en campeón mundial y olímpico a sus escasos 18 años, y en su primer año en la categoría élite ya ha marcado su nombre para la historia.

Medellín

Para la historia quedó marcado el nombre de Daniel Restrepo García después de haber conseguido para el país una medalla de oro en los pasados Juegos Panamericanos disputados en Lima, Perú, donde este antioqueño derramó lágrimas de felicidad al escuchar el himno nacional de Colombia mientras se izaba la bandera pintada de Amarillo, Azul y Rojo en lo más alto del cielo peruano.

En los dos últimos años, este jovencito solo ha sabido pintarse de dorado, en su último año como juvenil (2018) se colgó la medalla de oro en el Campeonato Mundial y, en dos ocasiones, lo hizo en los Juegos Olímpicos de su categoría, demostrando el talento que lo llevó a darle un salto a su vida y mostrando que como “mayor” también estaba para conseguir grandes gestas.

 

La hiperactividad lo llevó al deporte 

Hace 15 años comenzó la historia de un niño que se convertiría en todo un referente para el país. A sus 4 años, Daniel Restrepo García inició en los clavados después de haber sido diagnosticado con hiperactividad y que sus padres tomaran la decisión de inducirlo a practicar algún deporte.

“Inicié en los clavados muy pequeño, cuando me diagnosticaron déficit de atención e hiperactividad en el colegio, los profesores hablaron con mis padres para que eligieran una medicación o un deporte y ellos se fueron por el lado del deporte. Entré a la Liga e Natación de Antioquia y esta disciplina se fue convirtiendo en una pasión, en un estilo de vida, porque todos los días había que entrenar”, detalló Daniel. 

 

Daniel Restrepo ha demostrado su gran talento y se ha convertido en uno de los mejores clavadistas del país. Fotos: Cortesía

 

Este jovencito nació en la ciudad de Medellín el 24 de marzo del 2000 y aunque siempre ha vivido en la Capital de la Montaña, tiene vínculos fuertes con el municipio antioqueño de Olaya, donde nació su madre y donde actualmente todavía reside su abuela: “Mi mamá es de Olaya y gran parte de mi infancia la compartí con la gente de allá. Mi abuela todavía vive allá y voy mucho, cuando hay fiestas me gusta ir, desde que pueda hacerlo. Ahora no voy mucho por lo que hay más compromisos, pero sí voy con mi familia cuando puedo, somos muy unidos y pasamos muy bueno allá”.

Debido a su diagnóstico el deporte empezó a darle un giro a la vida de Daniel, tanto así que combinó la práctica de dos disciplinas diferentes y en ambas avanzó sorprendentemente: “Entrenaba clavados y taekwondo a la vez, pero llegué a cinturón negro en taekwondo y me retiré, porque ya eran de mucha exigencia los dos y no me daba el tiempo. Decidí quedarme con los clavados y no me arrepiento de haberlo hecho, ahora no los cambio por nada”, dijo.

Como todo niño tuvo sus momentos de flojera, pero se fue dando cuenta de que para llegar lejos hay que tener constancia. “A veces daba mucha pereza y cansancio entrenar, pero hay que tener mucha disciplina y constancia para cumplir los objetivos y para eso se debe ser juicioso con los entrenos. Hay deportistas que sueñan con muchas cosas pero no cumplen con los entrenamientos y hay que hacerlo, porque las cosas pequeñas traen las más grandes”, confesó Daniel, al tiempo que recordó que “siempre he vivido acá en Medellín, es una ciudad que no cambio por nada. Vivo cerca de la piscina y cuando empecé a entrenar mi mamá siempre me traía caminando y a mí me daba pereza, prefería que pagáramos taxi, pero mi mamá me decía que no”, afirmó entre risas.

Un acompañamiento que ha sido permanente, pues él mismo confirma que sus padres siempre lo han acompañado a los entrenamientos y a las competencias, y que para él “son un apoyo muy grande y siempre lo van a ser”.

 

Un largo proceso 

Llegar a ser campeón mundial, olímpico y panamericano no fue de la noche a la mañana. Para llegar a serlo tuvo que pasar por un largo proceso, lleno de enseñanzas y aprendizajes que lo fueron moldeando y perfeccionando cada vez más. 

Lea también: Colombia mira con optimismo hacia Tokio 2020 

“Fue un proceso muy largo. Antes de ser campeón mundial juvenil fui a dos mundiales, en los que llegaba a la final pero terminaba sexto, séptimo. En el último mundial que fue el año pasado fui con otra mentalidad, porque era mi último año en esa categoría y tenía que hacer un buen papel, lo pude hacer y quedé campeón. Después fui a los Juegos Olímpicos, también juveniles, y quedé campeón nuevamente, gané dos medallas de oro, eso generó más compromiso, tocó seguir entrenando muy fuerte, porque con tanto resultado positivo se volvió en una responsabilidad y un compromiso con todo el país y con mucha gente”, expresó. 

 

 

Ahora, este jovencito de solo 19 años ganó una medalla panamericana en la categoría mayores y, como si fuera poco, consiguió el cupo a los próximos Juegos Olímpicos de Tokio, lo que implica “entrenar mucho más , seguir con calma, sin afanes, aprovechando los tiempos de entreno y dedicado a lo mío”.

El colgarse en el cuello la presea dorada fue para este deportista “una alegría muy grande, es algo que no se olvida, que queda en la historia, que marca la diferencia y me siento muy contento, muy feliz. Soñaba con hacer un buen papel en los Panamericanos, pero el haber conseguido esta medalla de oro y el cupo olímpico fue mucho más de lo que pensaba, fue lo máximo, entonces me quité ese peso de encima, de tener que conseguir el cupo, ahora puedo estar más tranquilo, ir a eventos más tranquilo, pero entrenando con las mismas ganas”.

 

Combinando pasiones 

Los clavados no son la única pasión de Daniel, a este joven deportista también le gusta el estudio y por eso inició un curso en Mecánica Automotriz, pero “me retiré porque no me gustó. La idea es iniciar a estudiar algo relacionado con el deporte, como Administración Deportiva o Profesional en Deportes. Tenía pensado empezar a estudiar el próximo año, pero me tengo que preparar muy bien para los Olímpicos y no sé si me dé para hacerlo iniciando el año o si lo haga cuando llegue de Tokio”.

Otra de sus grandes pasiones es la música: “Me gusta mucho, de hecho soy DJ, es un hobby”, afirmó.

El deportista que más lo ha inspirado en su deporte y a quien más admira es Juan Guillermo Urán, de quien dijo “fue un gran referente de este deporte nacional y mundial, tenía una técnica muy buena, saltaba muy elegante, muy bonito, fue un excelente deportista y lo admiro mucho. Todavía tengo contacto con él y espero ser igual, ganando títulos, competencias, consiguiendo buenos puestos y, sobre todo, ser muy buena persona, seguir con la misma humildad, siendo siempre relajado, tranquilo y estando siempre para la gente”.

 

Lo que se viene 

Antes de la participación en los Juegos Olímpicos de Tokio el próximo año, Daniel quiere seguir preparándose de la mejor forma para hacer una buena presentación en su primera experiencia olímpica con la categoría mayores. 

 

 

Previo a Tokio 2020, “espero estar en muchas competencias de preparación. Vienen Juegos Nacionales, que es una competencia importante, y otras oficiales no tengo la confirmación puntual todavía, pero espero estar en Grand Prix, en el preolímpico, en Copa Mundo y en concentraciones, poder entrenar en otro país y aprovechar todo esto para seguir mejorando puntos y marcas”. 

También puede leer: Desafío para el deporte colombiano 

A los que vienen detrás de él, los niños y jóvenes que ven en él un referente para seguir sus pasos y lograr sus sueños les deja un mensaje: “Que sigan adelante, que luchen por sus cosas, que cumplan con los planes de trabajo o de entrenamiento y que sean dedicados, que no critiquen a los demás. Que luchen por sus sueños siempre, con las metas bien claras y que no se desanimen por los obstáculos que se presenten, que sigan adelante que los resultados llegan”.

 

Un atleta completo 

Nueve años lleva Daniel Restrepo bajo las órdenes de Wilson Molina, entrenador de clavados y quien conoce perfectamente al medallista colombiano. De este tiempo, el técnico aseguró que “es un proceso del que me siento contento, me siento bendecido de tener una persona, sobre todo, y un atleta tan completo. Con Daniel ha sido un proceso de nueve años, desde su inicio en la categoría infantil. Es todo un conjunto de elementos que se vienen trabajando de la mano, en primera instancia muchas clases eran obligadas, porque no era muy consciente de para dónde iba y de las oportunidades que tenía, y es que a veces falta esa conciencia y toca empujar un poco, pero hay que ser pacientes, entender mucho, no aflojar y los resultados llegan, como se puede ver”.

Sobre su pupilo, Wilson opinó que es “una persona que puede ver que estás equivocado y con el respeto que le tiene al mayor te dice que sí, es muy respetuoso de lo que se diga, pero ya es bueno que forme su carácter, que critique y evalúe los procesos, porque es algo que le ayuda a crecer a él y es algo que se viene marcando ahora”.

En cada competencia, dijo el entrenador, “se nota la madurez que viene adquiriendo y es una persona que se deja ayudar, que entiende, comprende y es muy objetivo y racional al momento de hacer las cosas. Como todos los jóvenes tiene sus peros, eso es normal hoy en día, solo es entender y tratar de llevarlo y guiarlo por el camino correcto, es un ser humano y necesita mucho desarrollo personal y emocional. Espero que se siga dando ese trabajo mancomunado entre atleta y entrenador”. 

Además de trabajar la parte deportiva, Wilson también trabaja lo personal: “He trabajado mucho con Daniel el proyecto dual de vida, tanto deportivo como personal, porque me parece algo muy importante, es una lucha que se viene dando para que no solo sean excelentes atletas sino también profesionales y personas que cuando terminen su ciclo deportivo, que por ejemplo en los clavados es entre los 30 y los 34 años, puedan seguir su vida. Es un trabajo que se viene haciendo mancomunado y que se ve que ha dado resultado, porque él es muy consciente de que ahora es el inicio, que vienen cosas mucho más grandes, retos mucho más fuertes y logros mucho más duros de alcanzar como es el ser finalista o medallista olímpico”.

 

Un fuerte trabajo mental 

Lina María Orrego Ramírez, psicóloga deportiva del Comité Olímpico Colombiano y quien lleva varios años trabajando con Daniel, le contó a este medio que “para este tipo de deportes hay que buscar unas tendencias de personalidad, generalmente hay que ser arriesgado, extrovertido, hay que tomar riesgos calculados, hay que hacer tomas de decisiones rápidas y todo eso lo ha tenido Daniel, pero eso no quiere decir que no tenga miedo o que no le de miedo sacar un salto, que no le de miedo quemarse”. 

 

 

Según la psicóloga, “la ventaja que ha tenido es que a pesar de sentir miedo, rabia, tristeza, Daniel ha sido capaz de afrontarlas, esa es realmente su fortaleza. No es no sentir, por el contrario, es a pesar de sentirlo saber que puede lograrlo”.

Con el deportista se ha recorrido “un camino largo, ya se logró llegar a un techo y ese techo hay que estabilizarlo. Así como se logró estabilizar la técnica se estabiliza también lo emocional. En este momento Daniel cuenta con una pareja emocional estable, lo cual es ventajoso; cuenta con una familia muy amorosa que lo apoya en todo y cuenta con un personal de entrenamiento que son altamente calificados. En la parte psicológica hay que lograr que él aprenda a estabilizar esas emociones y pueda empezar a potencializar otras aspiraciones”. 

Eso tomará un tiempo; por ahora, “lo que más hay que hacer es el acompañamiento en competencias, porque cuando se hace la preparación en casa todo está muy bien y todo funciona, pero cuando estás lejos de casa en la competencia y estás solo, te encuentras con que lo que trabajaste a lo mejor no funciona, entonces se cae en una sensación de impotencia que puede perjudicar el desempeño”, dijo Lina Orrego, por eso la idea sería “lograr un acompañamiento psicológico en campeonatos internacionales. En este momento lo han tenido dentro del ciclo olímpico: Juegos Suramericanos, Juegos Centroamericanos y Juegos Panamericanos, la idea es poder mostrar que ese trabajo se requiere aún en esas competencias importantes”.

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