Por años en los discursos políticos se ha hablado de condiciones equitativas. Pero temas como la educación, el empleo, la salud y la vivienda aún no mejoran sus indicadores.
El actual alcalde de Medellín, Daniel Quintero, y el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, han mencionado en sus diferentes discursos que le apuntarán a la equidad en los territorios. No obstante, existen indicadores que reflejan la inequidad en la que viven las diferentes poblaciones en la ciudad y el departamento.
Se entienden por equidad las oportunidades en las personas para acceder a nociones como bienestar y calidad de vida. Cuando hay igualdad de oportunidades se habla de que es una sociedad equitativa. Se esperaría que el resultado de esas oportunidades se vea reflejado en indicadores como los ingresos, pero en la realidad esto no es así. Lo anterior se mide a través del índice de Gini, que define qué tan desigual son los ingresos en una sociedad.
De acuerdo con Piedad Patricia Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos, este índice va de 0 a 1 (siendo 0 la más equitativa y 1 la más inequitativa), la ciudad se encuentra por encima de 0.5, por lo que se considera una sociedad altamente desigual. Esto significa que hay condiciones estructurales que no permiten generar igualdad en los ingresos.
“Lo que se evidencia es que las economías crecen, pero no se cierran las brechas de desigualdad. Por lo que se está ante la evidencia de discursos inclinados a decir que se van a resolver problemas sociales, pero que en la práctica no es capaz de resolver esto. Tenemos que entender que el modelo en el que estamos no lo va a resolver, porque no existen los vasos comunicantes que permitan el derrame de ese crecimiento, por eso los indicadores de concentración del ingreso son terribles. El Gini de Colombia antes de impuestos es de 0.56 y después de impuestos no varía. Esto quiere decir que las políticas de distribución del ingreso están fallando”, afirma Jorge Coronell, economista y profesor universitario.
Según el docente, la mayor concentración de empleo en Medellín se encuentra en comercio y servicios, esto significa que existen grandes restricciones, porque este sector no genera muchas vacantes de empleo, mientras que la industria encadena sectores y genera un efecto multiplicador. La industria aeronáutica y espacial, por ejemplo, es una de las que más demanda todo tipo de insumos y formación.
Uno de los indicadores que ha marcado la inequidad es la educación en la ciudad. Hay una diferencia en las condiciones estructurales de acceso a bienes y servicios que le permiten a la gente generar unas capacidades para ser bien recompensados en el mercado laboral.
“Hay desigualdad en las tasas de desempleo por niveles de ingreso. Los jóvenes con menores ingresos son los que tienen más altas tasas de desempleo, por encima del 20%, mientras que los de mayores ingresos tienen tasas menores al 10%. Esto se debe a que son los que tienen menor nivel educativo. Si no logramos que los jóvenes permanezcan estudiando hasta terminar el bachillerato son los que van a perpetuar ciclos de pobreza y van a necesitar de la ayuda del Estado a través de subsidios cuando conforman una familia”, señala Piedad Patricia Restrepo.
Otro factor es lo que están aprendiendo los niños y adolescentes en los colegios, esto lo dice las pruebas Saber. Los que tienen mejores niveles socioeconómicos son los que obtienen mejores resultados y esto también impacta en el futuro laboral.
Por otro lado, el 95% de déficit de vivienda se da en los estratos 1 y 2. De acuerdo con el Índice Multidimensional de Condiciones de Vida, barrios como El Poblado tienen una medida que llega a cerca de 76 (siendo 100 las mejores condiciones), mientras que El Popular llega a 30. Esto muestra unos territorios con grandes brechas. En espacio público también hay precariedad en las zonas de los estratos más bajos.
La salud en la ciudad tiene una cobertura por encima del 95%, pero quienes se encuentran en el régimen contributivo perciben mejor el servicio que el subsidiado. Las razones más críticas son las demoras en acceder a la atención, tiempo que supera los diez días y lo establecido por ley son cinco días.
Entre un 17% y 18% de las familias en Medellín no han podido acceder a las tres comidas por falta de recursos económicos. Y casi un 20% enfrentan esta situación con frecuencia. Más del 20% de los niños están en riesgo de padecer desnutrición.
“En la alcaldía de Federico Gutiérrez fue evidente que no hubo un enfoque social, el enfoque que él tuvo fue netamente de restricción a los derechos, a la participación, derecho a la movilidad y fuera de eso el 42% del recurso se fue directo a la seguridad, pero la seguridad entendida en términos de restricción, no la seguridad en términos humanos, porque por ejemplo cuando hablamos de la seguridad de las mujeres no se ve la transversalidad de la cual él hablaba. Lo mismo pasó en juventud, es imposible que se tengan buenos resultados cuando solamente hay un 3% de recursos invertidos en juventud y casi todo se deja para que se haga con presupuesto participativo. Teníamos una participación medible en presupuesto participativo de 134.000 personas y pasó a 34.000”, detalla Stella Restrepo, presidenta del Consejo Territorial de Planeación de Medellín.
Según la directora de Medellín Cómo Vamos lo que falta es más investigación con respecto al impacto de las acciones. Inversiones se hacen, ocho de cada diez pesos que recibe el municipio se van a inversión social como son: educación, que es el número uno, luego salud, infraestructura para la movilidad y atención a poblaciones vulnerables. Pero faltan investigaciones de evaluación de impacto para medir la reducción de brechas. Porque algo muy común en el discurso político es la reducción de la pobreza extrema, pero en el país, la ciudad y el departamento hay unas desigualdades muy grandes.
“Cuando yo no veo al ciudadano como sujeto de derechos para la equidad, sino como beneficiario, desde ahí se empieza perdiendo, porque no se puede ver como un ser al que se le va a regalar algo, se debe mirar al ciudadano como una persona a la cual se le van a reestablecer unos derechos que no ha podido disfrutar, de eso se trata la equidad, un restablecimiento de derechos”, expresa Stella Restrepo.
En el caso del departamento, Ramón Moncada Cardona, presidente del Consejo Departamental de Planeación de Antioquia (CTPA) para el periodo 2016-2019, en nueva ruralidad, movilidad para la equidad social y educación se encontró que hay indicadores específicos que quedaron con un cumplimiento cercano al 50% y otros tuvieron un cumplimiento no satisfactorio. El Consejo halló que la Gobernación tuvo una alta ejecución presupuestal, es decir, que se gastó el dinero para el Plan de Desarrollo, pero quedaron metas cuantitativas en varias líneas y componentes estratégicos por cumplir.
Según el informe del Ctpa, en el tema de educación, si bien varios de los indicadores muestran una educación cercana, igual o superior al 100%, varios de los indicadores tienen una ejecución cercana al 30%.
En particular, preocupa el bajo cumplimento con relación a la infraestructura escolar, lo que también se corroboró en la percepción ciudadana realizada por el Ctpa en los encuentros subregionales con consejeros municipales de planeación, quienes expresan preocupación por el estado de las edificaciones, dotación de las instituciones educativas, precariedad de la infraestructura, condiciones de trabajo de los docentes y la baja garantía de todos los componentes o atributos del derecho a la educación.
El estudio de Perfiles Socioeconómicos de las Subregiones de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia indica que “los mayores retos se dan en el interior del departamento, donde se registran grandes brechas en pobreza y calidad de vida entre las subregiones. Según la última Encuesta de Calidad de Vida, para el año 2013 en la región central, en Medellín y el valle de Aburrá, el porcentaje de hogares que reportó al menos una necesidad básica insatisfecha fue del 3,49%, mientras que otras cinco subregiones reportaron porcentajes superiores al 30%: Norte (31,68%), Occidente (34,28%), Nordeste (41,86%), Urabá (44,86%) y Bajo Cauca (49,42%). La densidad empresarial también presenta diferencias significativas entre las subregiones de Antioquia: el valle de Aburrá y el Oriente registran el mayor número de empresas por cada 1.000 habitantes: 35,7 y 39,8, respectivamente; mientras que el Urabá y el Bajo Cauca son las de menor densidad, con un indicador inferior a 15”.
Por otro lado, el acceso a servicios públicos en algunas subregiones de Antioquia aún es precario, tal es el caso del Occidente en donde solo el 40% de las viviendas tienen acceso a agua potable. Igualmente, el Bajo Cauca con 41%. En cuanto a alcantarillado la subregión con la menor proporción es el Nordeste con 36%.
Maritza López, secretaria de Productividad y Competitividad de la Gobernación de Antioquia, asegura que el departamento es una región que representa una parte importante del PIB nacional, pero cuando se le quita el aporte de Medellín, se identifica que es un territorio vasto, lleno de posibilidades, pero también con un nivel de desarrollo económico bastante bajo y de industrialización. Las grandes empresas están localizadas en los centros urbanos como es el valle de Aburrá, por eso, el gran reto es mirar al campo, no desde la carencia sino desde la potencia y la riqueza que hay por explorar allí. Es un territorio altamente rico en recursos naturales y hay que encontrar mecanismos para generar en lo rural desarrollos productivos que apalanquen la presencia del Estado y la legalidad.
Sin embargo, de acuerdo con Ramón Moncada, un plan de desarrollo no permite ver las transformaciones en temas de igualdad, superación de la pobreza y garantía de derechos, porque la estructura de medición, de seguimiento que tiene la Gobernación de Antioquia no va a ese nivel, porque solo verifica la acción hecha y el dinero gastado y supone que con esto se transformó la calidad de vida.
“En efecto se hacen muchas cosas y se gasta mucho dinero, pero esto no necesariamente se refleja en mejoramiento de las condiciones de la calidad de vida de los habitantes, en especial los de las zonas rurales”, concluyó.