A pesar de haber retrocedido un paso en la calificación que brinda garantía a los potenciales inversores extranjeros, el país podría recuperarse tomando acciones concretas.
La calificación emitida este martes por Standard & Poors (S&P), en la que Colombia pasó de BBB a BBB-, no indica una caída sustancial en esta puntuación, que se hace para determinar la capacidad económica de un Estado al momento de responder por sus deudas contraídas con inversionistas públicos o privados de otros países.
Según expertos analistas, los efectos inmediatos de este descenso anunciado por S&P, podrían sentirse el año entrante, evidenciando cierto grado de incertidumbre por parte de inversores extranjeros al momento de prestar capital a Colombia.
El profesor del Área de Finanzas adscrito al Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM), David Rodríguez Guevara, dilucidó que “lo que se busca con este tipo de calificaciones es definir con quién se puede invertir de manera segura. Colombia sigue estando en un punto clave, donde a fin de cuentas puede pagar sus deudas, porque eso es lo que significa BBB-. El país todavía está en la zona positiva para la inversión, entonces el efecto de esta puntuación tal vez no sienta”.
Estas calificaciones son publicadas cada dos años, desde este momento hasta la próxima emisión tal vez las cosas retornen a la normalidad, afirmó el profesor Rodríguez. “Lo peligroso sería que la variación asignada indicara un BB, pero eso no pasó, esto sugiere que no se debería presentar un impacto colateral negativo en las inversiones, o en los préstamos con otros Estados”.
Desde la perspectiva del jefe del pregrado en finanzas de la Universidad Eafit, Raúl Armando Cardona, en la reciente puntuación otorgada al país influyeron varios factores, “en principio que ha disminuido la expectativa de crecimiento en la economía nacional, la cual se proyectaba en un 2% para el cierre de 2017, y finalmente el Ministerio de Hacienda bajó el pronóstico a 1,6%. Por esta razón se genera una percepción de dificultad económica” ante los demás países.
“Así mismo, los ingresos en las exportaciones tuvieron una alta caída, por la dependencia a los productos primarios como el petróleo, que vio sus precios mermados a raíz de la crisis financiera. Esto representó una disminución en el recaudo fiscal, en este caso el entregado por Ecopetrol que significa el 80% de los dividendos repartidos en el país, esto afectó notablemente el presupuesto destinado a la inversión pública”, añadió Cardona.
A juicio del gerente de Investment Research, Juan Camilo Rojas, esta calificación es una advertencia para Colombia, aunque coincidió en que la situación para la economía nacional no cambia drásticamente. “Seguimos estando dentro de los países que tienen grado de inversión, pero esto es una muestra de que las cosas no se están viendo bien en términos fiscales. De seguir por la senda de deterioro en las cuentas del Gobierno, ahí si podríamos perder la confianza inversionista, y eso sí nos dejaría en una situación distinta frente a potenciales inversores”.
Las acciones que debería implementar la Nación para reponer su estatus, según Rojas, antes de llegar al último escenario que sería una reforma tributaria, serían políticas dolorosas como el ajuste del gasto, no aumentar la tarifa nominal o de funcionamiento para el 2018. “También se debería aumentar la exploración de petróleo para venderlo e incentivar más ingresos por ese lado, y se debe atacar la evasión de impuestos”, consideró.
Por su parte, el profesor Cardona aseveró que para hacer frente a esta situación, el Gobierno debería ajustar su recaudo tributario, “dado que los gastos de funcionamiento del Estado aumentaron, pero no incrementó el ingreso por concepto de impuestos”.
Así, desde la óptica de Cardona, se lograría restablecer la economía para el año siguiente, no obstante, ve difícil que los candidatos en época de campaña presidencial anuncien incrementos en las tarifas de los impuestos.