Martín Cochise Rodríguez marcó la historia del deporte nacional tras alcanzar dos gestas, en sendos velódromos de México e Italia.
Cuando Colombia no existía en el plano deportivo internacional, cuando su nombre no sonaba en competencia orbital alguna y soñar con algún título mundial era, cuanto menos, una utopía, irrumpió un tal Martín Emilio Rodríguez, quien a punta de inagotables pedalazos rompió con todos los paradigmas y llevó la bandera tricolor hasta lo más alto.
Hasta 1970, la única figuración que había conseguido Colombia era la participación en el Mundial de fútbol de Chile 1962, recordado por aquel épico empate 4-4 frente a la Unión Soviética, entonces potencia orbital. Pero hasta ahí.
Martín, quien por entonces ya era conocido por todos como Cochise, abrió el camino para la posterior catarata de éxitos que tuvo nuestro país en materia deportiva internacional.
El récord mundial de la hora para aficionados en México, en 1970, y el título mundial en los 4.000 metros persecución en Varese, Italia, un año después, marcaron la vida de Cochise y del ciclismo y el deporte nacional, que tuvo ese punto de partida para los grandes logros que llegaron a lo largo de las siguientes décadas.
Dicharachero y carismático como pocos, Cochise evocó el proceso que realizó para obtener esas dos grandes conquistas, en un palmarés repleto de éxitos, como títulos de la Vuelta a Colombia, Clásico RCN, Vuelta al Táchira, participaciones en el Tour de Francia y Giro de Italia (ganó dos etapas), en la ruta, y conquistas en Juegos Panamericanos, Centroamericanos y del Caribe y Bolivarianos, en la pista.
Cochise en su segunda casa, el velódromo que lleva su nombre.
“Estábamos en el Mundial de Leicester, Inglaterra, donde quedé quinto en la persecución y pasamos a entrenar a Italia. Claudio Costa, mi entrenador, consiguió el contacto en México para acudir a buscar el récord de la hora, allá entrenamos durante ocho días en el velódromo. Comencé muy bien la carrera, con fuerza, pero empecé a bajar el ritmo y en ese momento me comenzaron a animar unos niños, pelaos que llevaban de los colegios a que vieran las competencias. Ese apoyo me dio un segundo aire, retomé el ritmo y me pude sostener hasta bajar el récord, que quedó en 47.566,24 kilómetros, antes lo tenía el danés Mogens Frey. Fue extenuante, me sentí un poco cansado de los glúteos, acalambrado, en la pista es duro porque uno va casi siempre sentado, uno se para un poquito y es un pedaleo constante”, recordó Cochise, 50 años después de la hazaña.
“Claudio Costa -prosiguió su relato- era una persona intuitiva y veía en mí talento para estas competencias, habló con Giacinto Benotto, dueño de la famosa fábrica de bicicletas para intentar hacer el récord en México, entonces él patrocinó todo, la parte logística, el médico, el cronometrista… el proyecto inició e Inglaterra. Lo que siempre llevo en mi mente fue cuando los niños mexicanos comenzaron a animarme y ahí encontré la motivación para seguir adelante”, agregó la gloria del ciclismo nacional, quien confirmó que aún tiene la bicicleta con la cual alcanzó este hito, en el velódromo Agustín Melgar, de la Ciudad de México.
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Varese: la consagración mundial
El viernes 27 de agosto de 1971, Colombia vibró con el primer título mundial de su historia en cualquier disciplina deportiva. Cochise Rodríguez se quedó con el primer lugar de los 4.000 metros persecución individual en Varese y puso a celebrar a todo un país: “Nosotros viajamos a Italia 20 días antes del inicio del Mundial, llegamos más o menos 50 corredores de muchas nacionalidades para entrenar fuerte. Hice un muy buen tiempo y era por rondas, dieciseisavos de final, octavos, cuartos, semifinales y la final… me tocó contra el suizo Josef Fuchs, un corredor muy preparado. Le hice un ademán de ‘suerte’ y dieron la largada. Ahí fue célebre cuando se equivocó Julio Arrastía (recordado periodista, que trasmitió la competencia en directo), que decía que yo iba perdiendo. Yo no podía mirar para los lados, ya había cometido ese error en San Sebastián, España, y eso me costó terminar en el podio durante una competencia. Al final saqué una buena ventaja, ya me sentía ganador y me invadió un sentimiento de felicidad enorme, logré un tiempo de 4.53.20, muy bueno para la época, y fue algo gigante porque se trataba del primer título mundial para Colombia”, evocó.
Días antes del título mundial, Cochise contrajo matrimonio con María Cristina Correa, y felizmente tuvo una inolvidable luna de miel: “Estábamos recién casados, y como premio al título, Caracol envió a mi señora a Italia para que me acompañara en la celebración. Fue espectacular, un momento muy hermoso”.
Y el regreso a Colombia fue sencillamente apoteósico. Así lo recuerda el campeón: “Me sacaron en carro de bomberos, tanto en Bogotá como en Medellín, hay que decir que en Colombia el ciclismo antes era mucho más popular que el fútbol. La caravana fue multitudinaria e inolvidable”, aseveró.
Una mala jugada de un importante dirigente deportivo de la época, Édgar Senior, privó a Cochise de participar en los Olímpicos de Múnich 1972, en los cuales, asegura, hubiera alcanzado una medalla: “Me sentía en mi mejor momento y no me cabe la menor duda de que hubiera ganado una medalla. No sé si de oro, plata o bronce, pero sí sé que la tendría”,afirmó.
De ese desafortunado episodio nació una célebre frase de su autoría, que casi medio siglo después se mantiene vigente: “En Colombia muere más gente de envidia que de cáncer”.