En 1930, la esperanza de vida en el mundo era 32 años, esta es como la nueva adolescencia de la actualidad. Hoy, según el Life expectancy del World Health Organization, esta esperanza de vida estaría proyectada para el 2019 a 79 años. Longevidad es la palabra de moda y claramente sube cada vez más. Ya duramos más, sin embargo, nuestras ciudades siguen pensando en estrategias masivas para la primera infancia y la juventud, pero la realidad es que la población envejece aceleradamente. Este fenómeno es el centro de la gran transformación social a la que nos tendremos que enfrentar en este siglo y, además, ocuparnos rápidamente para identificar las implicaciones que tiene. Al cierre de 2018, en Colombia el promedio de edad era de 31 años según el DANE, no es un dato menor sabiendo que hace poco más de 10 años era 22 el promedio. Respaldado en las cifras, pienso que hay que darle una mirada seria a la planeación de nuestras ciudades teniendo en cuenta esta realidad.

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Decía Albert Einstein a mediados del siglo pasado que un genio se hacía con 99% de trabajo y 1% de talento, ya adentrados en el SXXI todas las ayudas tecnológicas, las aplicaciones móviles y la inteligencia artificial nos ahorra gran parte de ese 99%, solamente poder conocer en tiempo real lo que pasa en todo el mundo y tener acceso a esos contenidos, nos pone en una dimensión que ni el propio Einstein imaginó. La imagen que se tenía de trabajar de sol a sol, hoy ya va siendo una anécdota. Si a eso le sumamos que la población entre los 20 y los 40 no quiere tener nada que ver con una oficina, sino que trabajar en sus emprendimientos es la forma de sobrevivir, eso implica que cotizar a pensiones o pagar impuestos no serán su prioridad, tener hijos, menos; adicionalmente, las mascotas ya son uno de los problemas de salud pública en la mayoría de los países. La suma de esos factores, solamente por mencionar algunos, es una advertencia y nos tenemos que preparar. En muchos países la edad de pensión está llegando a los 70 años, en consecuencia, a la población cada vez más se le disminuye la categorización de económicamente activa y se hace menos productiva, esto implica un incremento de la atención médica y mayores cuidados. Todo un reto al que nos enfrentamos para planear bien estos territorios, que no solo cambian la dinámica y las velocidades, sino que hasta las estructuras familiares lo hacen. La población de nuestras ciudades se está envejeciendo, y no es una advertencia, es una realidad objetiva, los jardines infantiles apenas si alcanzan la mitad de su capacidad total, las universidades este semestre obtuvieron una reducción significativa en las matrículas y el proyecto de incentivos tributarios para las empresas que contraten hombre mayores de 50 y mujeres mayores de 40 ya pasó a sanción presidencial en Colombia, siendo tal vez la única medida real para enfrentar esta situación que tenemos hoy. Construir #CiudadaníaAntesQueCiudad, implica precisión en las políticas públicas de cada región de cara a su realidad. Cada vez estamos más viejos y nos tenemos que cuidar.

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