Comparsas y malabaristas acompañaron la fiesta que armó el desfile de Chivas y Flores; unas grandes y otras más pequeñas pero todas cargadas de trebejos, tal como lo dice la historia de estos vehículos.
En medio de una gran multitud las chivas se abrieron paso para exhibir lo más representativo del folclor antioqueño.
De Aguadas, Caldas, llegó un carro muy particular, pequeño pero con un carriel monumental.
Las chivas no son sólo de música carrilera, el rock también hizo presencia.
La emoción del momento a veces impide ver los riesgos. Por fortuna, todo terminó bien.
Lo más llamativo de este desfile son los colores de las chivas.