Dos meses después de que dejara de circular por completo el caudal del río Cauca por el complejo de cavernas, EL MUNDO recorrió sus instalaciones y constató los avances que EPM ha realizado para retomar el control del proyecto hidroeléctrico.
Dos meses después del cierre de la segunda compuerta de captación por donde ingresaba el caudal del río Cauca a la casa de máquinas del proyecto Hidroituango, EPM abrió las puertas del corazón de la futura central hidroeléctrica a los medios de comunicación.
La adecuada ventilación de los túneles de acceso, que hace que aún a 200 metros de profundidad el aire sea más limpio que el del Centro de Medellín cualquiera de los últimos 30 días, así como la limpieza de los mismos, dejan constancia del trabajo que se viene realizando por parte del personal técnico y operativo dentro del complejo donde, sin embargo, aún quedan los vestigios de una corriente de agua de llegó hasta los 1.200 metros cúbicos por segundo (m3/seg) durante nueve meses: lodo y basura ocupan hoy el lugar donde hace exactamente un año ya se habían instalado los primeros equipos de generación, avaluados en US$ 110 millones, los cuales quedaron completamente inservibles.
Lo más importante, como se ha repetido en varias ocasiones por parte de los directivos de EPM, es que la caverna luce en buenas condiciones. Sin embargo, desde esta semana una firma internacional realizará un estudio patológico de todas las estructuras subterráneas para conocer, por un lado, cuál es el nivel de seguridad que tienen las personas que están laborando en la zona y, por otro lado, cuáles son los sectores que requieren algún tipo de reforzamiento.
“Todo lo que hacemos es para estabilizar el proyecto y tener control sobre las aguas, en el marco de la Resolución 820 de la Anla”, dijo el vicepresidente de generación de energía, el ingeniero William Giraldo, quien añadió que el estudio “nos permitirá tomar decisiones en relación a lo que hay que reparar, hacer los diseños y entregárselos al constructor para lograr estabilizar estas cavernas”.
De manera ilustrativa, el vicepresidente de proyectos e ingeniería de EPM, John Maya Salazar, relató que la presión a la que fueron sometidos los túneles de la casa de máquinas durante el tiempo en el que el río se desvió por allí es equivalente a haber golpeado con una fuerza de 1.200 toneladas por segundo toda la estructura durante 271 días.
“El efecto podría haber sido mayor”, dice categóricamente para añadir que “hay que hacer refacciones, pero el mejor indicio de que la estructura está buena es que la bóveda (techo) está bien y las columnas también”.
Sin embargo, EPM todavía no puede decir con certeza cuál va a ser el valor total de la recuperación del proyecto. “La valoración final todavía no la podemos hacer porque faltan unos siete metros para bajar el agua, limpiar y mirar qué tenemos que hacer”, explicó John Maya. Hasta el momento, el nivel del agua dentro del complejo de cavernas se ha reducido en 35 metros.
Sobre las cavernas donde se ubicarán las turbinas generadoras, Maya explicó que la norte es el área visible en las imágenes, mientras que la sur está llena de tierra y de roca y aunque cree que “ahí las condiciones estructurales son mucho mejores”, también deja claro que la limpieza debe hacerse despacio y con precaución, para evitar que la estructura se debilite.
“Cuando tengamos limpias las dos cavernas de casa de máquinas podremos hacer la valoración”, sostuvo y reiteró que “la prioridad en el trabajo estará en la caverna norte”.
Una de las imágenes más impresionantes de este recorrido que hizo EL MUNDO por las entrañas de Hidroituango fue la de la oquedad hallada en diciembre y que obligó a EPM a acelerar el proceso de cierre de las compuertas.
Se trata de un gigantesco agujero dentro de la roca, de 80 metros de alto por veinte de ancho y veinte de largo, que se creó por la erosión del agua y destruyó por completo los túneles de captación 1 y 2. A la fecha, según el ingeniero William Giraldo, se trabaja en diseñar la manera en que dicha oquedad se va a reparar.
Frente a los restantes hitos para la recuperación de la obra, Giraldo recordó que la prioridad está en cerrar de manera definitiva el túnel de desviación derecho y la galería auxiliar de desviación (GAD), lo que permitirá que se levante la alerta roja en los corregimientos de Puerto Valdivia y Puerto Antioquia.
Sobre el túnel derecho, explicó que “estamos contratando con una empresa internacional para poder taponarlo con unos pilotes insertados desde la descarga intermedia; cuando se termine ese pretapón podremos empezar a construir el tapón definitivo de 22 metros”.
Sobre la GAD, expresó que “estamos haciendo la limpieza del alojamiento de las compuertas para cerrarlas y que el agua no circule, cuando estén cerradas también le haremos un tapón de 22 metros; esperamos que a mitad de año lo podamos tener listo”.
Finalmente, resaltó que el vertedero está operando de manera satisfactoria, evacuando a la fecha 1.100 m3/seg, cifra que podrá aumentar con la llegada del invierno.
“Si el invierno llega mucho más, las compuertas nos dan garantía para las comunidades aguas abajo, porque impedimos que haya crecientes”, puntualizó.