Decisiones. Como dice la famosa canción del reconocido salsero Rubén Blades, el trialeta colombiano Carlos Quinchará debió tomar decisiones que en su momento no fueron bien recibidas por las personas que lo rodeaban, pero que a largo plazo terminaron convirtiéndose en definitivas para encontrar su verdadero rumbo en el deporte.

Hasta los 17 años de edad, el deportista colombiano era un promisorio nadador. No en vano fue campeón en diversas competencias en competencias de aguas abiertas, e incluso representó a Colombia en competencias del orden Centroamericano.

Sin embargo, el arduo entrenamiento que por entonces desarrollaba, el máximo esfuerzo y las ganas dedicadas a la natación no le entregaban los frutos esperados. No se sentía pleno y no encontraba una respuesta acorde sobre el porqué de esta situación.

Así que tomó la primera de las decisiones que comenzaron a cambiarle la vida: “En ese entonces sentía también alguna afinidad por el atletismo, llegué a representar a mi colegio en algunas carreras y generalmente obtenía buenos resultados, y eso sin realizar entrenamientos exhaustivos. El entrenador del colegio me dijo que me veía condiciones y me insistió para que acudiera a la Liga de Atletismo, logró convencerme y cualquier día fui a presentar una prueba. Corrí un kilómetro en la pista, logré un registro de 2:53 y me dijeron que siguiera yendo y así comencé con más seriedad a practicar el atletismo. Lo curioso es que durante seis meses ninguno de mis dos entrenadores, el de natación y el de atletismo, estaban al tanto que yo estaba practicando las dos disciplinas”, aseguró Quinchará, hoy por hoy el mejor de Colombia en esta exigente disciplina deportiva.

Carlos Quinchará durante su preparación en las piscinas de la Liga Antioqueña de Natación.

“Pero llegó un punto en el que tenía que tomar una decisión -prosiguió su relato-, no podía dejar atrás diez años de natación, entonces vi en el triatlón una seria posibilidad, ingenuamente pensaba que el ciclismo sería una disciplina fácil de aprender y de volverme competitivo. Pero no fue así, realmente fueron muchos kilómetros de recorrido para alcanzar un verdadero nivel, alrededor de cuatro o cinco años para poder estar a la altura del triatlón”, añadió el deportista, próximo a cumplir los 31 años de edad.

Así las cosas, el triatleta comenzó a forjar una carrera que hoy, varios años después, ya tiene varias satisfacciones, incluida una participación en los Juegos Olímpicos, y más precisamente en la edición de Londres 2012: “Llegar a unos Olímpicos es el sueño de todo deportista de alto rendimiento, es algo muy bonito, al igual el proceso previo que se realiza para llegar a ellos, porque el ciclo de varios años, es la recompensa a todos los años dedicados para alcanzar ese objetivo. Es un evento único, que no se repite, totalmente diferente a un Campeonato Mundial, que si viene es un certamen muy importante, el ambiente y la energía que vives en los Olímpicos es totalmente diferente. Tenía la proyección de estar dentro del top-15, lamentablemente en la tercera vuelta del ciclismo, en un viraje, salí y me desgarré el músculo isquiotibial, son cosas de carrera y ahora estoy buscando nuevamente llegar a los Olímpicos de Tokio 2020”, aseguró el deportista, quien asegura que fue increíble ver de cerca y codearse en la Villa Olímpica con personajes de la talla del nadador estadounidense Michael Phelps y el tenista argentino Juan Martín del Potro, entre tantos otros ilustres.

Quinchará no pudo acudir a las pasadas justas de Río 2016 por problemas burocráticos de la Federación. Fue una espinita que le quedó clavada, porque no dependía de sí mismo organizar esa situación, y por ello anhela volver a vivir la máxima cita del deporte orbital, en Tokio.

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Preparación en la Bella Villa

Para ello se prepara arduamente por estos días. El fin de semana anterior, en el marco del Sudamericano de Triatlón, en Uruguay, Quinchará finalizó en la quinta casilla, en un certamen que le sirve como fogueo para lo que será su mayor reto del año: los Juegos Panamericanos de Lima 2019, último gran certamen del ciclo olímpico rumbo a Tokio 2020.

Consultado sobre las posibilidades de alcanzar alguna medalla, que sería histórica por demás, el triatleta aseguró que “la proyección que tengo es ser top 5, pero uno normalmente entrena para ganar, desde que te paras en la línea de salida eres consciente que lo que se busca es el primer lugar, para eso se entrena día a día, para obtener el mejor resultado posible y por qué no, estar en lo más alto del podio. Será importante tratar de controlar la mayor cantidad de variables para obtener el mejor resultado”, destacó.

Carlos Quinchará, el mejor exponente nacional del triatlón en la actualidad.

Por ello, eligió a Medellín como lugar ideal para seguir desarrollando de la mejor forma su preparación de cara a esta importante cita: “(Medellín) es una ciudad con una altura de 1.600 metros sobre el nivel del mar, lo cual permite realizar entrenamientos de una mayor calidad, comparado con Bogotá, que está a 2.600 metros de altura. Semanalmente estoy entrenando en un promedio de 30 horas, repartidos de la siguiente forma: alrededor de 20 a 25 kilómetros de agua, de 70 a 90 kilómetros corriendo, y de 350 a 480 kilómetros de bicicleta. Hay algunos entrenamientos que requieren hacerse con un poco más de altura, a 2.200 o 2.300 metros, con un poco de fondo, entonces esos los hago en el Oriente antioqueño, para que me ayuden a equilibrar los trabajos de velocidad que se realizan en Medellín”, explicó.

Para finalizar esta nota, Carlos Quinchará exteriorizó es su sentir sobre el triatlón: “Hay un dicho que señala que para terminar una competencia tienes que saber nadar y para ganarlo tienes que saber correr. La última disciplina del triatlón es el atletismo y ahí es donde tienes que destacarte más porque es donde vas a ganar la carrera, tienes que ser mejor atleta que los demás”, redondeó.