El candombe es la manifestación musical más elocuente con que cuenta el Uruguay y uniendo el vocablo y su esencia, el candombe hace referencia a un baile, un canto y un toque especial de tambores...
Bandoneón, la emoción que siento al escribir sobre el mundo infantil es intensa, entonces concurren muchos temas, el primordial en este momento es el del título: Candombe para niños- una canción de cuna- del importante poeta uruguayo Federico Silva, de quien hablé en la columna pasada, y así como el escribió Otra vez Estercita, aquí está, otra vez Federico.
En torno al candombe se pueden escribir largas líneas, por ser la manifestación musical más elocuente con que cuenta el Uruguay y uniendo el vocablo y su esencia, el candombe hace referencia a un baile, un canto y un toque especial de tambores, que viene de esa gran migración forzosa de hombres venidos del África y esclavizados.
Por la misma condición de seres dedicados a servir en unas relaciones de trabajo, que nada los favorecía, era una población empobrecida que vivió en los conventillos y en las casas de inquilinato. Pero nada de ello impedía la fiesta comunal, los tamboriles y el entusiasmo, y como estoy hablando de los niños, voy a contar algo que he tomado de un video. (1)
El escenario es en el conventillo Medio Mundo de Montevideo:
Habla José J. Nené Casal (gramillero): “El conventillo tenía la tradición de las niñas, que en aquellos años también bautizaban sus muñecas, tener una muñeca linda no era fácil para todas las familias, entonces, para la que tenía la suerte de tenerla, en un determinado día, todos los años se hacía un bizcochuelo, se hacía un chocolate grande, se juntaban los niños, entonces era un día de fiesta, bautizar las muñecas”.
Waldemar “Cahila” Silva (Toque madre Quareim): “Mi abuela era como un comisario, cuando llegaba el dueño a cobrar la luz y el agua, decía: ¡Pieza 34!, vino el dueño, hay que bajar a pagar el agua, y a veces, cuando no tenían la plata, la abuela salía y decía, no, con el dedo índice. Contestaba el dueño: ‘Se hacen muchos cumpleaños, muchas fiestas y después no tienen para pagar el agua’”.
Esta historia recuerda a Kafka y la muñeca viajera de Jordi Sierra i Fabra:
“Un día, mientras Kafka paseaba por el parque, se encontró con una niña que lloraba desesperada. Había perdido su muñeca. Kafka, entonces, le dice que la muñeca no se perdió sino que se fue de viaje. ¿Y él como lo sabe? Porque la muñeca le envió una carta, que él no lleva consigo en ese momento, pero le promete a la niña que al otro día se la entregará.
Candombe, Óleo sobre cartón del pintor uruguayo Pedro Figari.
Kafka sostuvo esta ilusión durante dos semanas, entregando en su rol de “cartero de muñecas”, una carta distinta cada día, “enviada” desde Londres, París, desde los lugares más alejados de Berlín. Kafka las leía en voz alta. Hasta que llegó el final, inevitable. Pero la niña –y su tristeza por la pérdida– ya eran otras. Entonces Kafka decidió que la muñeca se casaría. “Tu misma comprenderás que en el futuro tendremos que renunciar a volver a vernos”, le escribe la muñeca –Kafka– a la niña”.
Ahora bien, en el mundo de la infancia han estado los juguetes y en este caso de la muñeca, me interesa el contrato de sus dueñas con ellas, para que su compañía sea permanente, mientras la deja atrás la adolescencia o el prejuicio.
Ya instalados en el contexto de la infancia, con Candombe para niños, vemos las importantes aristas que de él se desprenden, como las canciones de cuna, que en este caso conducen posiblemente a las mujeres venidas del África, empleadas como domésticas o esclavizadas en el Uruguay, muchas fueron ayas de leche, que entregaron a través de las canciones de cuna sus relatos africanos mezclados con la cultura propia del país.
Dice Federico García Lorca: “Son las pobres mujeres las que dan a los hijos este pan melancólico y son ellas las que lo llevan a las casas ricas. El niño rico tiene la nana de la mujer pobre, que le da al mismo tiempo, en su cándida leche silvestre, la médula del país”
…Tiene un temblor de candombe
el arroró del moreno;
candombe de niño bueno,
¡candombe con arroró!...(…)”
Y pues siendo Federico Silva periodista y poeta, pudo recoger cantos de la tradición africana, y recordar el tambor. Inventado por los dioses, “Tom-tom de lonjas y cueros” sin dejar de lado los personajes típicos de la literatura infantil universal:
…Ya viene un hada
que te traerá
un juguete de colores
y te traerá
caramelos y bombones
y te traerá
cuna rosada… (…)”
Entonces dice Lorca: “La madre lleva al niño fuera de sí, a la lejanía, y le hace volver a su regazo para que, cansado, descanse. Es una pequeña iniciación de aventura poética. Son los primeros pasos por el mundo de la representación intelectual.”
Yo siento que en este candombe- canción de cuna-, Federico Silva viaja hasta la médula de sus gentes y de su cultura, como lo hiciera el poeta granadino con las nanas de su pueblo, y hay que exaltar que Silva, no olvidó el carnaval.
“Noche de carnaval,
tucu-tutum-bambá.
Noche de carnaval,
tucu-tutum-bambá.”
(1)Entremedios- TelevisiónNacional uruguay- Orígenes del candombe. Publicado 4 de diciembre 2015. https://www.youtube.com/watch?v=GkUDI7-ZFbw