La cuarentena está caminando por más de cien días y ahora si es en serio que hay que hacer unos pequeños cambios. Los psicólogos están que no tienen un minuto, las consultas llueven. Es el momento de cerrar las puertas y saber que hay dentro de las emociones y acciones de nuestro hogar.
PUNTO UNO: El Ministerio de Salud todos los días nos da las cifras de las diferentes consecuencias del virus. Ya no podemos seguir preguntándonos qué es este bicho raro. La realidad es que es un virus que mata, que se pega a los ojos, la nariz y la boca y que tenemos que hacerle la guerra, evitarlo y eliminarlo con tres armas: tapaboca, distanciamiento y lavada de manos. Pero estas tres armas hay que usarlas como debe ser. No el tapaboca debajo de la nariz, no seguir de visita hablándonos en secreto y nada de lavarnos las manos cada 24 horas y a las carreras. El virus mata y punto.
PUNTO DOS: Ya a estos cien días debajo de un techo sin estrellas, le inventaron canciones, películas, miles de páginas escritas y millones de imágenes y mensajes en redes. Nunca antes se habían visto tantas conferencias, clases, diálogos y entrevistas en la mini-pantalla. Médicos, científicos, panaderos, cocineros, diseñadores, decoradores, payasos, muy pocos sacerdotes y muy pocos niños. Los celulares están a reventar. El correr, corre de las mujeres sigue igual detrás de las tareas de los niños, dándole la compota al bebé, revolviendo la sopa, prendiendo la lavadora y contestando muy puntual la llamada del jefe en el bendito…tele-trabajo. El amoroso señor de la casa saca la mascota a pasear, se pega todo el día del computador, pide a domicilio, juega con los chicos y… sigue siendo el amoroso señor de la casa.
PUNTO TRES: Lógico que todo tiene un factor llamado consecuencia emocional: Estas frases que aquí apuntamos son las más repetidas en diferentes estilos de hogar:
-Ya no doy más.
-Mamá me puedes dar recetas de las tuyas.
-Amiguita que hiciste hoy.
-Uy parce esto si está duro sin nuestras cervecitas.
-Escuchaste lo que dijo el Presidente.
-Mi amor deja la cantaleta.
-Me quito la piyama de la mañana y me pongo la de la noche.
-Ya me leí toda la biblioteca.
-No me dan ganas ni de peinarme.
-Uy estoy peludo.
-Mija lo que más me hace falta es ir a la iglesia.
-Uy hermano te toca sacar la mascota
-Esto está muy duro y sin plata.
-Y tú marido. Ni me mira por estar pegado al computador.
-Tranquila mija que aquí vamos a estar hasta diciembre
Situaciones emocionales que todavía necesitan tiempo para digerir y evitar lo que mucho está ocurriendo: estrés, ansiedad, mal genio, dolor de espalda, obesidad, mal sueño, dolores en el cuello…
PUNTO CUATRO: Hay que empezar a suavizar esta “convivencia”, hay que empezar cambiando el “yo” por el “nosotros”. No necesitamos de cambios extremos, no necesitamos entrar en el juego de la palabra “reinventarnos”. Cerremos las puertas de nuestro hogar al ruido, bajémosle la intensidad al miedo y al tono de voz en do mayor. Cantemos entre todos una melodía, suave y armoniosa. Escribamos en un papelito la lista de nuestras virtudes y como si estuviéramos haciendo una lista de mercado, pongámosle a cada una el valor de 10. En el mismo papelito, hacemos una lista de defectos y a cada una le ponemos el valor de 1. Sumamos y el resultado será lo valioso que somos. ¿Cuánto vale usted? Este es el punto para las modificaciones.
PUNTO CINCO: Tome nota que estas son buenas ayudas. Ayudas que son para hombres y mujeres dentro del hogar.
-Tome todos los días un poquito de sol.
-Coma al día dos buenas porciones de frutas.
-Tenga tiempo para su espejo, aplíquese cremas y sonría.
-Estírese… el cuerpo hay que moverlo.
-Lave muy bien las frutas, verduras, y lo que llegue de domicilio.
-Aplíquese gotas lubricantes en los ojos con frecuencia.
-Como parejas mírense a los ojos y díganse que se aman.
-Recen juntos una oración… del credo que sean.
-Vistan con prendas de algodón, suaves, fáciles de lavar.
-Tomen agua, vivan hidratados.
-En la puerta de la casa tenga a la mano los desinfectantes para el uso de manos y suela de zapatos.
-No compre un surtido de desinfectantes, el alcohol y el vinagre son perfectos.
-Limpie bien los pomos de las puertas, tijeras, teléfonos, la mesita de noche, el espaldar de las camas, las mesitas de trabajo, el computador, los grifos de los baños.
-Dígale un piropo a su pareja: “Mi amor me encanta como se te ve esa pantaloneta”.
-No discuta, no pelee, no le levante la voz delante de los niños.
-Pregúntele a ella por la salud de sus familiares lejanos.
-Tómense un vino o una cerveza y recuerden cosas lindas.
-Hace 100 días las ropas están colgadas y guardadas… sáquelas al sol y revíselas. Hay cosas que puede regalar.
-Cocinen juntos de vez en cuando.
-Hablen en familia de sus enfermedades, no olviden la rutina de sus medicinas y vitaminas.
-Cuando uno de los dos esté a punto de “estallar” suspire profundo y cuente hasta diez. No tome decisiones en caliente.
-La vida es hoy, pero… la muerte es mañana. Hay que hablar de este tema en familia. Tenga sus papeles al día.
-Haga el ejercicio de recuperación física y emocional un día. Esto es, tome un baño en la noche con agua tibia y luego con agua fría. Póngase la piyama y dormirá como un ángel.
-Mire ahora el techo de su casa… tiene estrellas.
PUNTO FINAL: La sopa no debe ser siempre caliente, cambie… Mundo Cocina le regala una exquisita receta de sopa fría de aguacate de su edición 286