Los poetas Enrique Cadícamo y Evaristo Carriego vuelven a encontrarse en esta reflexión sobre el tango De todo te olvidas.
Bandoneón, de nuevo estas páginas hospedan un tango de Enrique Cadícamo, se llama De todo te olvidas (Cabeza de novia) y con él vamos a estar en frente de la palidez de una novia, imagen que despierta una respuesta emocional a quien la mira. Esa figura significada por el romanticismo que siempre contará una historia de amor o de infortunio, porque está hablando de un cuerpo subyugado al sentimiento, a la pasión y al dolor.
Veamos:
“De un tiempo a esta parte, muchacha, te noto
Más pálida y triste... Decí ¿qué tenés?
Tu carita tiene el blancor del loto
y yo, francamente, chiquita, no sé…
¿Qué pena te embarga? ¿Por qué ya no ríes
con ese derroche de plata y cristal?
Tu boquita, donde sangraron rubíes,
hoy muestra una mueca, trasuntando un mal...”
Pensemos que en los versos siguientes, asistimos a los efectos del amor en una mujer distraída, actitud que altera el ritual y el entorno al leer otro lenguaje, de un cuerpo que ya no está atento a lo próximo, por eso también el olvido. Aquí viene inevitablemente el recuerdo de un refrán que se aplicaba a quienes eran descuidados, se les llamaba “cabeza de novia.”
“Y he visto, extrañando,
que muy a menudo,
"de todo te olvidas",
cabeza de novia,
¡nimbada de amor! (…)”
Se puede estar enfrente de una mujer angustiada sin saber por qué, y es cuando el poeta suplica una revelación, ignora que no es el abandono, sino la incierta espera de un amor oculto, un secreto bien guardado, y como rezan los versos de Góngora, el cuerpo es un muro “de blanco mármol y alabastro puro”.
De todo te olvidas, obra de la artista argentina Gabriela Pulopulo en homenaje a este tango.
No fue esta la primera vez y seguro que tampoco será la postrera en la que Cadícamo honre la memoria poética de Evaristo Carriego, quien con el poema Tu secreto inspiró el tango que hoy traemos, y lo declaran estas líneas:
“¿Qué es lo que te pasa? Cuéntame; te ruego
que me confidencies tu preocupación...
Acaso tu pena es la que Carriego,
Rimando cuartetas a todos contó. (…)”
Ya escrito lo anterior, me apremia la necesidad de hacer una pequeña historia del tango invitado.
Se dirá que se inspiró en el poema Tu secreto, que integra los Ofertorios galantes de Misas Herejes de Evaristo Carriego y que fue laureado con el “Primer premio para tangos con letra”, en el 5º concurso que produjo Max Glücksmann en 1929.
No hay que olvidar por otra parte la influencia del modernismo en los tangos de Cadícamo, lo vimos en el tango La novia ausente en el que recrea versos de Rubén Darío. En Cabeza de novia, se anuncia el influjo en el símil de la blancura con una flor de loto, que recuerda pues el protagonismo de las flores en este movimiento poético, no sólo por su belleza sino por esa idea de la metamorfosis de lo que puede ser un cuerpo pensado desde otra instancia.
Justamente está el loto que fue una flor sagrada en Egipto y lo acredita la imagen de la diosa Isis con una flor de loto en la mano, que nos remite luego a la cosmogonía de su pueblo y llegamos hasta la India donde respondieron al simbolismo de la flor, pensando sus pétalos como extensiones del alma.
A la flor acudieron los modernistas en innúmeras estrofas, que conducen al magnífico verso: “pálido loto del olvido” del mejicano Amado Nervo. Es así como los bardos influenciados por aquel movimiento literario que prefirió los lugares lejanos y exóticos le dieron realce a la belleza y a su simbolismo, dando crédito a la fama de apropiarse del contenido mítico de culturas lejanas.
Ahora quiero acercarme al verso: “Tu boquita, donde sangraron rubíes”, que hace referencia al origen de la piedra, narrado en el cuento El Rubí de Rubén Darío, en el que una mujer que vive en cautividad con un gnomo tallador de diamantes, a quien no ama, un día los toma para herirse-“desnuda y bella destrozó su cuerpo blanco”-, la sangre que derrama la mujer cae sobre los diamantes y los tiñe de rojo y entonces nació el rubí.
Surgen numerosas consideraciones alrededor de toda la obra de Cadícamo, el académico José Gobello anotó en su biografía: “Toda la producción, se distingue por un notable decoro literario”. Y Antonio Pau escribió al respecto: “Cadícamo es el poeta de la nostalgia, la nostalgia es la esencia del tango, y por eso Cadícamo es el poeta mayor del tango. Sólo él podía haber hecho la letra del tango nostálgico por excelencia, Nostalgias (…)”
Regreso a los olvidos y a los amores, con Enrique Cadícamo y Evaristo Carriego, dos poetas que han dado lustre al tango.
Tu secreto, de Evaristo Carriego
Convida Carriego, el bardo de Palermo, a la lectura del poema que inspiró el laureado tango.
Tu secreto
“¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
aquí, sobre el piano, que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacha enferma:
un libro, vedado, de tiernas memorias.
Íntimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,
Y supe, sonriendo, tu pena más honda,
El dulce secreto que no diré a nadie:
A nadie interesa saber que me nombras.
…Ven, llévate el libro, distraída llena
de luz y de ensueño. Romántica loca…
¡Dejar tus amores ahí, sobre el piano!
…De todo te olvidas, ¡cabeza de novia!”