Es bueno oír a esa gran historiadora, porque en Colombia también nos están imponiendo “memoria histórica”, comisión de la “verdad” y cátedra obligatoria de la “paz”.
María Elvira Roca Barea con un libro fundamental, Imperiofobia y leyenda negra (Madrid: Siruela, 2016), que ya lleva 25 ediciones, ha demolido de manera convincente la versión “imperada” de la historia de España. Sobre hechos más recientes, que están dando lugar a una nueva leyenda negra obligatoria, es bueno oír a esa gran historiadora, porque en Colombia también nos están imponiendo “memoria histórica”, comisión de la “verdad” y cátedra obligatoria de la “paz”.
Entrevistador: Durante estas últimas semanas parece que el PSOE quiere crear una nueva Ley de Memoria Histórica donde se pretende crear una “Comisión de la Verdad” sobre lo ocurrido durante el franquismo. A unos les parece que lo que el PSOE pretende es ideologizar la historia, los hechos. Otros opinan que un país sin memoria impide democratizar la idea de España.
María Elvira Roca Barea: Tiene algo de pavoroso ese tipo de planteamientos: legislar sobre lo que la gente tiene que pensar o sobre lo que la gente tiene que recordar. Una ley de la memoria es algo que es imposible ¿no? Cada uno tiene su propia memoria, la que hereda de su familia, de su experiencia vecinal, de su comunidad, de su pueblo. Es algo complejo y pretender legislar sobre eso pertenece a la literatura fantástica. Esto como síntoma es gravísimo. De un tiempo a esta parte, las ideologías se han transformado en mecanismos que pretenden gobernar absolutamente todos los interiores del ser humano. Esto ha ido a más: te digo lo que tienes que decir, te creo un lenguaje, te creo unas ideas, te condeno por tener las otras… Una sociedad democrática debe marcar unas reglas de juego muy claras y marcar qué puede y qué no puede hacerse. Al final lo que funcionan son cuatro leyes y el resto hay que dejarlo al interior de cada uno. Lo que yo piense es absolutamente mío. Pretender legislar sobre la memoria es muy grave.
Al final lo que se pretende es legislar sobre los libros de texto, esa es la verdad. No es la legislación de la memoria, sino la legislación de lo que hay que enseñar y en lo que hay que educar a las generaciones futuras. Eso sí que es preocupante.
(El Español 2018 6 de agosto)
Mientras el clero venezolano, encabezado por el valeroso cardenal Urosa, enfrenta la tiranía, la usurpación y la destrucción del país, el papa Bergoglio, el día de Pascua, se lava nuevamente las manos, como Pilatos se las lavó la víspera de la primera Pascua cristiana.
A pesar del mamertismo de la Deutsche Welle en relación con América Latina, el pasado 25 de abril, en una terrible información sobre la destrucción, en 2018, de 12 millones de hectáreas de selvas tropicales en países como Brasil, Zaire, Indonesia y el nuestro, informa:
En Colombia la pérdida de selva virgen aumentó 9 % entre 2017 y 2018, debido a que el acuerdo de paz entre el gobierno y las Frac posibilitó un mayor acceso a algunas zonas (…)
Entonces, ¡Pará qué sirven los 250.000 K2 de la Amazonia entregados a los indígenas como resguardos para conservar prístina la selva! ¿Y qué opina y cómo reacciona ante ese ecocidio el alharaquiento “Partido Verde”?
Si Maupassant es el mayor cuentista francés, como novelista es menos reconocido, circunstancia que atribuyo a su triste y prematura desaparición a los 43 años, en 1893, después de dejar apenas tres novelas, cortas y magistrales: Bel Ami, sobre el trepador inescrupuloso; Une Vie, sobre la desgracia conyugal y maternal, y Pierre et Jean, que acabo de descubrir, intenso análisis psicológico sobre la revelación inesperada de un hecho oculto y su demoledor efecto en una familia hasta entonces tranquila y hasta feliz. Libro admirable como pocos.