Después de quince días inmersos en uno de los últimos bosques nativos continuos de Colombia, con 52.000 hectáreas de extensión, ubicado en el municipio antioqueño de Anorí, estudiantes, profesores, biólogos,investigadores, líderes de esta localidad y excombatientes del desmovilizado grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, descubrieron un total de catorce nuevas especies para la ciencia y un territorio de alta riqueza natural.

“Estos bosques tienen dos particularidades, pues se encuentran donde convergen prácticamente dos grandes hotspots de la biodiversidad, esas zonas calientes que hay en el planeta, como la del Chocó biogeográfico y la de los Andes. Anorí está justo donde se mezclan, esto hace de la zona un sitio con diversidad única y, posiblemente, desconocida para la ciencia”, aseguró Juan Fernando Díaz, profesor de la Escuela de Ciencias de la Universidad Eafit y coordinador de esta expedición científica, que fue la número 18 y fue posible gracias a Colciencias, la Alianza EPM – Pnud, la Alcaldía de Anorí, el Consejo de Reincorporación de Antioquia, la Misión de Verificación de la ONU, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, las universidades de Antioquia, Eafit y CES, Corantioquia e ISA Intercolombia.

Según explicó Juan Camilo Salazar, jefe técnico Alianza EPM–Pnud, la idea de la expedición empezó gracias a conversaciones un poco informales entre los pobladores de la región: “Empezamos a generar espacios de diálogo entre Colciencias, la exguerrilla Farc y la Alcaldía de Anorí, luego involucramos a las universidades para saber con quién era posible realizar esta expedición. Al principio hubo muchas dudas, también alertas de riesgo por presencia de grupos armados, pero empezó a ganar esa convicción de que era posible, a través de instituciones tan representativas como Naciones Unidas, Colciencias y las universidades”.

Nuevas especies 

Los importantes hallazgos con los que finalizó esta expedición en esa zona del departamento, cuya exploración se dificultaba hasta hace poco por cuenta del conflicto armado, dejó un total de dos cucarrones, diez plantas, un ratón arborícola y un lagarto:

1. Cyclanthura sp nov Curculionidae (Insecto - Cucarrón)

2. Perelleschus sp nov Curculionidae (Insecto – Cucarrón)

3. Aiphanes sp nov Araceae (Planta)

4. Schefflera sp nov 3 Araliaceae (Planta)

5. Chelyocarpus sp nov Arecaceae (Planta)

6. Asplundia sp nov 1 Cyclanthaceae (Planta)

7. Asplundia sp nov 2 Cyclanthaceae (Planta)

8. Sphaeradenia Cyclanthaceae (Planta)

9. Allomaieta sp nov Melastomataceae (Planta)

10. Alloneuron sp nov Melastomataceae (Planta)

11. Epidendrum sp nov Orchidaceae (Planta)

12. Pleurothallis sp nov Orchidaceae (Planta)

13. Nyctomys sp nov Cricetidae (Ratón)

14. Ptychoglossus sp nov Gymnophthalmidae (Reptil – lagarto)

“Este es el resultado de 15 días de trabajo en territorio, y el hecho de que sean tantas especies es importantísimo. Es necesario generar estrategias para proteger estas nuevas especies que no se verán en otros lugares del país ni del mundo. La presencia de economías ilegales y la expansión de la frontera agrícola y ganadera las pone en peligro”, resaltó Juan Fernando Díaz. 

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Santiago Villegas Yepes, director de Planeación y Generación de Energía de EPM, agregó que uno de los objetivos de esta investigación era promover la protección del territorio: “Fue una maravillosa oportunidad para poder conocer la biodiversidad y aproximarse a unos bosques que tradicionalmente estuvieron ocupados por la guerra, que no tenían acceso ni de investigadores, ni de comunidad, y que estuvieron marginados completamente del desarrollo, de entrar a conocer acerca de la riqueza del territorio y, a partir de eso, diseñar posibilidades de aprovechamiento sostenible de esa riqueza natural”.

El equipo que exploró ese bosque húmedo, de unas 52 mil hectáreas y a 800 metros sobre el nivel del mar, estuvo compuesto por seis líderes comunitarios, seis investigadores universitarios, seis auxiliares de investigación, seis monitores de investigación, cinco documentalistas de Colciencias, tres funcionarios del Pnud, dos representantes de la Misión de Verificación de Naciones Unidas y diez excombatientes de la exguerrilla de las Farc que, como ejemplo de reincorporación y apoyo a la conservación de la biodiversidad en la zona, participaron como guías y auxiliares de esta investigación. Cada uno de ellos se mostró feliz por hacer parte de esta investigación y aportar para este importante logro para la ciencia en Colombia.

Excombatientes apoyando las labores de investigación de esta expedición. Foto: Cortesía Robinson Henao

Por su parte, InkaMattila, directora adjunta del Pnud en Colombia, destacó que “el municipio de Anorí no sólo es un ejemplo de paz, reconciliación y resiliencia, también es corazón de uno de los tesoros de biodiversidad que apenas estamos empezando a descubrir y que muy seguramente pondrá esta región del Noreste de Antioquia en un lugar muy especial ante los ojos del mundo”.

Documental La Casa de la Vida 

Gran parte de este trabajo, realizado entre el 17 y 31 del pasado mes de julio, quedó registrada en un documental que fue llamado La casa de la vida, el cual fue presentado el martes 30 de octubre en el auditorio Fundadores de la Universidad Eafit, con la presencia de los protagonistas de lo que fue la expedición BioAnorí.

En el trabajo audiovisual se hace un recuento de lo que fueron los quince días de expedición, en el que los protagonistas cuentan cada detalle de cómo fueron descubiertas las nuevas especies, mostrando cada una de ellas. Además, se tiene el testimonio de los excombatientes, quienes cuentan lo que era su vida en la guerrilla de las Farc y cómo se sienten haciendo parte de esta exploración, conviviendo con campesinos, biólogos e investigadores, sin armas y sin tener que esconderse en medio de este territorio.

Este material audiovisual se estará proyectando en diferentes espacios nacionales a lo largo de noviembre y diciembre.

Comentarios:

CARLOS IGNACIO
2019-01-08 20:43:19

Este estudio, que muestra el buen estado de conservación de los ecosistemas del municipio de Anori, y del cañón del rio Nechí, es una bofetada a los idiotas que pregonan que la Minería realizada por los mineros tradicionales con prácticas ancestrales y con maquinaria amarilla ,acaba con el medio ambiente, pues Anori, y sus municipios vecinos, han sido mineros desde su fundación, entonces , como conservan los mineros llamados criminales, por quienes son corruptos a gran escala, su patrimonio ambiental, la minería dio empleo, ingresos a una población que no tubo que talar sus montañas para la ganadería.

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