La maestra Lucila González de Chaves presenta con generosidad y conocimiento al virtuoso escritor Hernando García Mejía.
Al finalizar el mes de abril, en el cual hemos recordado la imperiosa necesidad de las palabras, y rendido culto a los brillantes representantes de las letras, traigo ahora a uno de los escritores colombianos, aún vivo, que ha dado lustre al idioma.
Hernando García Mejía
Nacido en el departamento de Caldas en 1941, y premiado innumerables veces en concursos de poesía, novela y cuento. En sus producciones, en prosa o en verso, están presentes la finura, el agudo sentido de la estética, el ensueño, la sutileza, la espina del dolor, la soledad del llanto, propios de quien lleva la poesía cosida a su alma.
Asombro de niño y madurez de adulto, en perfecto equilibrio, dan a sus narraciones limpieza de contenido y carácter definido en sus personajes. No trata psicologías complejas ni casos patológicos. Todo en sus obras es constancia, solidaridad, desinterés, lucha contra la maldad, sin ambigüedades ni falsas posturas virtuosas. Además de un valioso trasfondo didáctico que circula por sus obras, en un caudal de ternura y belleza.
Su producción cuentística
En Ojitos borradores, están la soberbia y al engreimiento personificados en Felipón; la humildad y el compromiso en el inolvidable maestro Heraclio; Camila, la niña rica y avara, es un personaje incómodo que causa un áspero sentimiento de impotencia y repugnancia. El castigo les llega en el poder misterioso de Elenita, la dueña de los ojitos borradores.
Cuento de Navidad: es un cuento-protesta contra los juguetes bélicos que los niños piden en Navidad, y son atendidos por los Reyes Magos y el Papá Noel… Un día, cuando el mundo arde en llamaradas de odio y en crueles competencias por poseer las más sofisticadas armas, se dan cuenta de que son el resultado de un largo proceso de adiestramiento desde la infancia; entonces, los Reyes Magos y Papá Noel, deciden no regalar más ese tipo de juguetes…. ¡Ya es tarde!… Los niños no quieren palomas de paz, ni flores de hermosos colores, ni maravillosos amaneceres, ni amor, ni sosiego, como regalos.
La Fábula del chacal soñador, es un llamado a tomar conciencia de que todos estamos comprometidos con la paz en una lucha constante contra la violencia; dice el soñador: “Soy un chacal como ustedes…. Pero, detesto la violencia, me horroriza la sangre, abomino los hábitos de crueldad que han sido por siglos la norma determinante de nuestra conducta. Amo la paz, y si tengo que morir por ella lo haré gustosamente”.
El autor reflexiona: “Todas las cosas bellas hay que ganarlas con sangre y sufrimiento. La espina de la rosa que nos punza no hace menos bello su milagro de aroma y poesía, ni menos excitante el deseo de cogerla y disfrutarla…”
En su narración La huelga de los animales se aprenden la cortesía y la generosidad, bases de las relaciones humanas. El granjero, personaje central, cosechó lo que sembró: odio, agresividad, desprecio, malos tratos. Solo, cuando los animales – a causa del grosero comportamiento de su amo - acordaron no servirle más y ser hostiles, el granjero, viéndose muy perjudicado, solo por interés, no por compasión, cambia de comportamiento.
Hay un velado reproche a los seres humanos incapaces de percibir la belleza que nos rodea: ríos que fluyen mansamente, árboles protectores, flores que embellecen y perfuman, el viento y su canto, el sol y su calor, el velo de la lluvia al caer….; vapuleamos altivamente a quienes la viven, a los alelados y contemplativos, como ocurre en su maravilloso cuento El alazán y el filósofo: Este tuvo que recurrir – a falta de seres humanos sensibles -, al caballo enamorado de un girasol, para sentirse acompañado en la contemplación de la naturaleza.
Cuando despierta el corazón hace parte de la literatura infantil y juvenil de García Mejía.
El milagro del canario es un cuento-poema. Un rosal, un canario, una niña. La imbricación de sus vidas crea la mutua felicidad, el permanente florecer, producto del amor incondicional.
Presencia de la rosa
Hay una constante en muchos de los relatos y poemas de García Mejía: la rosa. Aparece, o como personaje, o como aroma o espina, o como espectadora de historias bellas o tristes, o como compañera silenciosa en momentos decisivos.
Así es en Historias de una tarde de lluvia: al final de todo lo ocurrido, la rosa permanece fresca y perfumada, como testimonio externo de un único momento de felicidad en una noche de tristezas y nostalgias.
El volumen Cuentos del amanecer reúne diez relatos llenos de poesía, ternura, calor humano y, desde luego, dolor y nostalgia. De estos, el cuento: La vara de Bochica presenta dos odios encontrados: los blancos contra los indios. Los blancos, personificados en la opulenta y cruel María del Pardo; los indios, en el joven Yolí. María del Pardo odia porque es esa su natural condición: un corazón estéril y una mente perversa que han esclavizado a los indígenas. Yolí odia porque ama la libertad y le duele ver a los de su raza humillados y abúlicos por el temor a los castigos de la patrona.
Pedro Rotos es el cuento de mayor densidad y contenido humanos. No se sabe dónde hay más belleza, si en la alegría contagiosa del diligente muchachito andrajoso, o en su sincera amistad con el escritor-personaje, o en el amor con que atiende a su pobre familia y a los que lo ocupan en diferentes oficios, o en la dedicación con que cuida al escritor en su penosa enfermedad.
Hay un poco de identidad con el autor: García Mejía también, de niño, batalló fuertemente por ser alguien. Y hay, asimismo, discreta belleza en el dolor de ver morir a un hombre solo, que vivió para contar historias, entre ellas – y la más impresionante - la de “Pedro Rotos”.
En El país de la infancia feliz, el hombre solitario es aquí, un jubilado que de repente pierde el rumbo de la vida, porque se le acaba su razón de vivir: el empleo. Pero, aparece el milagro de la amistad, encarnado en un niño extraño. ¿De dónde vino? ¿Cómo se llama, en realidad? ¿Cuál es su espacio, su tiempo, su historia? Nadie lo sabe, pero los dos son felices; el jubilado, en compañía del niño, rescata su infancia y empieza a vivir lo que nunca tuvo: el asombro, la alegría de las pequeñas cosas, el alelamiento que da la capacidad de captar lo sutil; y como la amistad y la alegría son fuerzas aglutinantes, van llegando más y más amigos, y la casona solitaria y fría se puebla de risas, canciones, gorjeos, parloteos, porque mucha parte de esos amigos son los animales.
Un día, esa filosofía de la vida, esa actitud de servir y acompañar a los tristes y solitarios que representa el niño extraño…. ¡desaparece! Se ha ido en busca de un niño llamado “Tristeza”; pero, deja al anciano en compañía de amigos sinceros y en el disfrute de la alegría y de la paz.
Y, el cuento con tema de actualidad: El duende del computador, candente: un duende supersabio y supersónico aparece de repente en el computador de un escritor, solo para burlarse de sus escritos y ridiculizarlo.
Su producción novelística
El amor y el heroísmo son el hilo conductor de la novela Cuando despierta el corazón. Todas las acciones apuntan a las emociones del primer amor y al anhelo de dar la vida por el ser amado. Solo que Joselín, el protagonista, no lo sueña; lo vive realmente: en una cueva en donde tienen secuestrada a Clarita, su amada, él pone a prueba su heroísmo al cubrir con su débil cuerpo el de la niña, en el momento del abaleo.
Los libros del escritor García Mejía tienen gracia en su escritura y en ilustraciones de los editores, como esta de Ojitos soñadores.
Cortesía
Es posible pensar que el hecho concreto de dos corpulentos bandidos, desarmados por Joselín y Maco, armados solo con caucheras, es más simbólico que real, es más una metáfora que aparece en la novela por dos razones: una, para mostrar cómo el amor, el idealismo y la bondad llevan al heroísmo. Otra, cómo la grandeza de alma de Joselín habitada en un cuerpo inarmónico, valida con el heroísmo y la entrega, ese anhelo de ser amado por ella.
Guardianes de la selva, de la cual dicen sus editores que es novela ambientada en la Amazonia y entroncada con lo mítico universal. Es la novela-fábula de un mundo que agoniza.
El diablo que ríe, historia del pequeño diablo de Riosucio, desterrado del infierno por insoportable. Una novela lúdica, llena de ironía, sátira y humor.
Entre las bombas y asesinatos en la época más cruenta de Colombia, aparece un extraño matón, tan soñador y romántico, que lee al poeta Pablo Neruda, regala rosas rojas…. Este romántico y descontextualizado personaje lo conocemos en la novela corta: La comida del tigre.
Otras facetas
García Mejía no descuida hacernos conocer su infancia y juventud en su libro Salvado por los cuentos; tampoco pasa de largo por lo que hoy, en lugar de ser deporte, es religión; sus reflexiones y conocimientos, los consigna en: Todo por el fútbol.
Los campesinos e indígenas colombianos tienen magníficos relatos que los escritores reelaboran y mantienen presentes en la literatura. Nuestro escritor antioqueño ha hecho bien el oficio en su texto: Leyendas y mitos colombianos.
Es también, autor de muchas y bellísimas poesías; es tan buen narrador como excelente poeta; conferencista y promotor de lectura; además de comentarista y crítico de las realidades sociales y políticas de nuestro país: columnista por muchos años de destacados periódicos de Colombia.
En los últimos años se ha dedicado a la reflexión, al análisis, y de este estado de vida han nacido varios pequeños compendios de “aforismos para aprender a pensar”:
- “Lo bueno de los enanos es que, pase lo que pase, no pueden mirarnos por encima del hombro”.
- “A la verdad hay que ponerle miel para que no amargue demasiado”.
- “Mientras más valga tu rival más valdrás tú”.