El alcalde de esta municipalidad y otros funcionarios están detenidos por hechos de corrupción que investiga la Fiscalía. El desafío es votar bien para recuperar la confianza en la dirigencia política.
La campaña electoral en Barbosa se adelanta seriamente influenciada, con el reflejo y las secuelas de la peor crisis administrativa que afectó desde el año pasado a esta municipalidad, ubicada en todo el extremo norte del Valle de Aburrá.
Los barboseños y Antioquia fueron estremecidos y sorprendidos por el que pasó a convertirse en el peor escándalo en la historia reciente de este municipio, cuando promediando octubre del 2018 fueron detenidos su alcalde Édison García Restrepo, su esposa, varios funcionarios de su gabinete y un contratista por supuestos actos de corrupción en contra de los recursos públicos de este municipio, procesos que marchan en las esferas judiciales.
Al respecto el concejal Juan Carlos Moreno comentó que esta crisis fue recibida con mucho dolor y tristeza, pues un alboroto de esa magnitud o talla no lo había vivido Barbosa en toda su historia municipal.
Este gravísimo episodio sólo había sido precedido, según recuerdan sus habitantes, por el asesinato de un candidato en los años 90 que era muy favorito, el médico y exalcalde León Carmona Molano. Más recientemente la condena a 7 años y 2 meses de prisión de Reinaldo A. Cataño Tobón por la creación de una nómina falsa que operó entre el 2011 y 2015 en ese Municipio. Y la agresión del hoy alcalde enjuiciado a policías locales y por la cual fue sancionado por la Procuraduría, a tres meses, decisión que fue apelada pero el Ministerio Público anuló esa sanción.
Por esa razón, el propósito de la sociedad de Barbosa y de su clase política es pasar esta oscura página en su vida pública votando y eligiendo bien en los comicios del 27 de octubre, para de esa forma recobrar la confianza en su dirigencia política, que hoy está por el suelo.
La historia política de Barbosa se remonta a los tiempos en los cuales el bipartidismo liberal y conservador dominaron el ámbito público de este distrito, antes y después de la primera elección popular, hace 31 años, de los alcaldes en Colombia, a partir de 1988, dominio que allí comenzó a ser alterado con la aparición a finales de siglo pasado y luego a principios del siglo XXI de partidos como Cambio Radical y el Partido de la U, que arrebataron a los rojos y azules la conducción de la administración municipal.
El Partido Liberal a través del denominado “guerrismo”, mantuvo durante más de 30 años la supremacía política en Barbosa, que sólo se la disputaban el jaramillismo y el federalismo liberal. Entre tanto, el conservatismo sacaba las segundas votaciones para la alcaldía y el concejo.
El más caracterizado jefe liberal guerrista fue durante esa treintena de años León Carmona Arias, hoy ya muy anciano, y a quien denominaban “El Gobernador”, por su fuerte influencia sobre la política y los gobiernos municipales.
Entre tanto, el liberal jaramillista Alirio Restrepo fue el más fuerte competidor de esa jefatura guerrista. Herencia que en años más recientes asumió el movimiento liberal de Eugenio Prieto y Óscar Marín, quienes surgieron en el jaramillismo.
Cambio Radical fue el primer partido en terminar con la hegemonía liberal con el triunfo en la alcaldía de Francisco Benjumea, mientras que el Partido de la U llegó al poder municipal con Édison García hace cuatro años, quien fue separado del cargo, se encuentra privado de la libertad y fue sustituido por una alcaldesa, Alina Marcela Restrepo , luego de un acuerdo entre el Gobierno Departamental y los concejales barboseños, toda vez que el Partido de la U se abstuvo de proponer terna de candidatos a la alcaldía por la grave crisis de corrupción que originó el mandatario detenido.
En ese marco político avanza la campaña electoral en Barbosa, con la palpable realidad que el Partido Liberal, otrora dominante de los gobiernos, y el Partido de la U, lastimado por los enredos judiciales del alcalde arrestado, no tendrían candidatos a la alcaldía.
Así las cosas, las condiciones estaban dadas para que el Partido Conservador vuelva a conducir, después de muchos periodos, la administración, pero esta formación enfrenta una dura fractura interna, que lo podría a llevar a perder la posibilidad de retornar al poder.
La disputa conservadora la protagonizan Augusto Gallego, quien en el 2015 obtuvo la segunda votación más alta, y el concejal Juan David Rojas. El problema se origina en el hecho que este último recibió el aval conservador del senador Carlos Andrés Trujillo, quien el año pasado sacó en Barbosa el mayor respaldo en las urnas durante las elecciones legislativas.
Sin embargo, Gallego cuenta con el apoyo, no sólo de una importante base conservadora, sino también de dirigentes y electorales de otros partidos como el Liberal, la ASI, Mira, Colombia Renaciente, Mais, mientras que el Partido Verde se debate en sacar candidato propio o apoyar a este candidato.
El apoyo de Trujillo al concejal Rojas también provocó la desbandada de un buen número de líderes y militantes conservadores, que por escrito renunciaron a esa colectividad.
El uribismo barboseño también afronta serias dificultades por la entrega del aval como candidata a la alcaldía de Flor Colombia Caro, a lo que se oponen los otros dos precandidatos, el médico Álvaro Rinaldi y el expersonero Carlos Sosa, quienes reclaman otro mecanismo de otorgamiento del aval.
También hay tormentas por Cambio Radical. El candidato predestinado era Jaime Vargas con el apoyo en su momento del congresista José Ignacio Mesa, pero al perder su investidura de representante a la Cámara y entrar en su reemplazo Mauricio Parodi, esa aspiración se podría esfumar.
Hasta el momento el Polo y Aico no han manifestado la intención de competir por la alcaldía con candidatos propios.
Por firmas figuran las candidaturas de Víctor Graciano por Manos limpias y la de Fran Esteban García por Trasformando territorio.
El tema central de la campaña en Barbosa, además de acabar con los corruptos, es que los futuros gobiernos deben concentrarse en atacar el atraso en el desarrollo que ya se ha diagnosticado en frentes tan claves, en los cuales existen problemas, como el gran déficit de vivienda, la falta de oferta laboral y de instalación de empresas, y el limbo jurídico con el hospital que afecta los servicios de salud.
Pero además el próximo alcalde debe seguir adelante con la atención prioritaria al sector rural, que representa el 97% de su territorio, y avanzar en el mejoramiento de la red de vías terciarias.