Aquí sí es cierto decir que desde nuestro querido y varonil Adán existen las barbas. El Antiguo y Nuevo Testamento incluye a los hombres y habla de sus barbas. Tener barba era importantísimo y el oficio de barbero era muy valorado. En este confinamiento la barba está más que de moda.
PUNTO UNO: Símbolo varonil, de fuerza, de nobleza, de distinción social era la barba, igual importancia toda le daban al cabello, al que creían que era la resistencia del alma. De aquí que los primeros hombres a los que podemos llamar “barberos” eran considerados hombres de oficio importante ya que eran quienes atendían a los sabios y esto comenzó según la historia hace muchísimo más de 3.500 años antes de Cristo en el Antiguo Egipto, donde el barbero Meryma´at era quien afeitaba a los sacerdotes del templo. La buena noticia corrió y en el siglo V antes de Cristo, el oficio llega donde los bellos y vanidosos hombres de la Antigua Grecia, que ubicaron lugares especiales para reunirse a filosofar y a compartir por eternas horas y como ellos tenían un alto concepto de la belleza, aquí los barberos los atendían con bálsamos, perfumes, aceites y les ponían preciosa su barba. De Grecia a Roma va el invento por el senador Ticinrus Mena en el 269 antes de Cristo, quien queda encantado con el oficio de los barberos y lo implanta en Roma, tal cual. Como los senadores siempre han vivido del lujo (igual ahora) se reunían a parlotear, hablar de lo humano y lo divino y así duraban horas y horas acicalándose con sus barberos al lado… Igual al Senado de ahora.
PUNTO DOS: De Egipto pasa a Grecia y luego a Roma. Este oficio por muchísimos años en la historia varonil, ha sido de gran importancia en la sociedad masculina. Reyes, emperadores, ministros, han tenido sus barberos de confianza. Las barberías han sido verdaderos templos de la cosmética del hombre. En 1893 se funda la primera escuela de barberos en Chicago, Estados Unidos y es aquí en Estados Unidos cuando en el año 1934 ya se habían vendido más de 76 mil maquinillas de afeitar eléctricas. Y se podrán imaginar hasta el día de hoy este maravilloso invento en las que está… las hay para todas las clases de barbas. Y en este confinamiento sí que han sido protagonistas. A la mano de muchas señoras han llegado porque a ellas les está tocando además de sus muchos oficios, el hacer de “barberos”.
PUNTO TRES: Cuidar una barba tiene sus secretos desde la antigüedad. Antes del maravilloso invento eléctrico. El oficio de barbero era bellamente ejecutado por hombres bien puestos en su vestir, organizados en todos sus “pelos” ya fuera el cabello, el bigote y la barba. Sus manos eran mágicas en el arte de manejar la afilada navaja curva que se deslizaba suavemente siempre en el sentido de la barba. Pero antes, el saludo al cliente era todo un fino ceremonial ya que con él fluía una conversación de filosofía, arte, política, moda. Cliente que se relajaba y soñaba al tener cubierto su rostro con pesada toalla caliente, especial para suavizar su barba, un ejercicio que favorecía la circulación sanguínea de la dermis. Luego despertaba al aplicarle el fino jabón con la brocha de auténtico pelo de “tejón” (es un animalito mamífero muy valiente que se encuentra en África y Asia y que tiene su historia también en la Biblia, que cuenta que los zapatos de Moisés eran de piel de tejón).
Destreza y delicadeza son las que tienen las manos de un barbero, que también hacia a su cliente el corte de su cabello, fiel a una tradición. Y fiel eran sus clientes hombres de barbas y bigotes famosos. Recuerden finos y delicados bigotes de Dalí y que tal la cerrada y cuidada barba de Ernest Hemingway. Desde la antigüedad hay barbas muy famosas comenzando por la de San Pedro.
PUNTO CUATRO: En este tiempo de encerramiento, juegan varios puntos a favor y en contra de lucir una barba.
1-La puede dejar crecer a la deriva pero téngala aseada y humectada y para esto, use jabón de aceite de oliva, peinilla y cepillo especial. Es importante una exfoliación para la que hay cremas especiales y si no tiene, tranquilo…evite salir de casa, puede hacer una exfoliación con un poco de azúcar, masajeando suavemente.
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2-Ya sea que usted tenga la tradición del jabón con la brocha o del modernísimo spray-crema, antes debe humedecer su barba con un poco de agua tibia o con la tradicional toallita húmeda-caliente que ayuda a abrir los poros.
3-Es toda una maestría el manejo de la máquina eléctrica o de la máquina con cuchillas. Usted debe estar cómodo ante el espejo, con buena luz, tener el tiempo suficiente y estar seguro de la forma que le quiere dar y lucir. Mire bien el largo de sus vellos.
4-Cuidado con las cortadas o con maltratar un granito. No se preocupe… inmediatamente agua y jabón. Los señores antes en la antigüedad usaban una piedrita de “piedralumbre” que les cicatrizaba.
5-Después de este afeitado sin su barbero de confianza, aplique una crema humectante especial para barbas. Quedará como un príncipe.
6-Recuerde que todos los accesorios de su barba son de uso personal. Téngalos desinfectados.
7-Hay “vicios” muy feos y desagradables de señores que lucen barba. Por ejemplo el estársela tocando, el tenerla descuidada con caspa, si fuma el mal olor del cigarrillo queda en sus vellos. El no estar atentos al comer con su limpieza. El no tenerla arreglada y definida.
8-Recuerde, su rostro no es solo la barba. Los pelos largos de las cejas son feísimos, igual los pelos de la nariz y de las orejas, una dentadura descuidada es imperdonable hoy día. Y si usted es de los que se “tiñe” las canas, tenga cuidado de utilizar el tinte adecuado, nada más feo que un mal teñido que deje sombra en el cuero cabelludo y que se vea reteñido. Muchas veces un mal uso de esto lo que hace es envejecer más. Las canas están de moda.
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9-Lo que si es cierto es que desde Adán, hasta el día de hoy, el hombre de mucho pelo en pecho como se dice es muy atractivo. Y atractivo también los calvos con bonita barba. Y en estos días cuando todo es dentro de casa, los hombres tienen la oportunidad de mirarse detenidamente al espejo y acicalarse con tranquilidad.