A pesar de la fuerte oposición del Centro Democrático los resultados del gobierno son satisfactorios, comenzando por el respeto y las garantías a sus contradictores
Intentar un balance del gobierno de Juan Manuel Santos desde el departamento de Antioquia es tarea bien difícil por obvias razones. Lo intentaré bajo la aclaración de que nunca he sido santista y que solamente voté por él para su segundo período, atraído por su decisión de firmar la paz con las Farc.
A pesar de la fuerte oposición del Centro Democrático los resultados del gobierno son satisfactorios, comenzando por el respeto y las garantías a sus contradictores, demostrado con creces en que la oposición lo sucederá en el poder.
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Entregó Santos más de 275.000 viviendas gratis a familias pobres y colaboró en la financiación de otras 725.000. Durante los dos períodos se construyeron más de un millón ochocientas mil casas, reduciendo dramáticamente el déficit habitacional. Estos buenos resultados deben ser complementados con la información de que casi siete millones de personas lograron recibir agua potable, a siete millones y medio se les construyó alcantarillado y cerca de tres millones y medio obtuvieron conexión al gas natural.
Pero existen resultados más importantes: Colombia redujo la pobreza del 37.2 % al 28.0 % y la pobreza extrema del 12.3 % al 8.5 %. No obstante estos avances seguimos siendo uno de los países más desiguales del mundo, ocupando un vergonzoso cuarto lugar, luego de Sudáfrica, Haití y Honduras. La tasa de mortalidad de menores de un año se redujo en 3.3 %, sin dejar de reconocer que todavía tenemos índices muy altos en este campo. Por primera vez en muchos años, la inversión en educación es la más importante dentro del presupuesto nacional con otros éxitos no menos significativos; se pasó de tener un computador por cada veinte alumnos a cuatro alumnos por computador, amén de la conectividad culminada en todos los municipios colombianos.
En infraestructura los resultados son múltiples: Se construyeron dos mil quinientos quilómetros de carretera y se mejoraron un poco más de treinta y ocho mil quilómetros de vías terciarias. Se construyeron, ampliaron y mejoraron cerca de cincuenta y seis aeropuertos. Un poco menos de mil cuatrocientos quilómetros más de dobles calzadas tendrá Colombia al final del mandato Santos, “El doble de lo que el país tenía en toda su historia en materia de dobles calzadas” (J. M. Santos). Además se han construido o están en proceso de construcción unos cuatrocientos setenta puentes y viaductos, entre ellos el que será el puente más largo de Latinoamérica, en la Ciénaga de la Virgen.
El proceso de paz con la Farc ha traído más inversión, más turismo y menos muertes y violencia. Según el Registro Único de Víctimas, las víctimas en el gobierno de Andrés Pastrana fueron más de dos millones trescientos mil personas, con Uribe fueron en su primer gobierno dos millones doscientas mil personas y trescientas cincuenta y dos mil personas en el último cuatrienio de J. M. Santos. Una disminución muy significativa. Firmar la paz con las Farc, es su máximo logro.
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Entrega el gobierno en materia económica, como lo afirma el presidente Santos, “con una inflación controlada, cercana al 3 %, con las exportaciones creciendo; con una tasa de inversión superior al 27 % del PIB, que es la más alta de América Latina y con un desempleo de un solo dígito”.
En materia ambiental pasamos de trece millones y medio de hectáreas de áreas protegidas a cuarenta y tres millones de hectáreas.
Obvio, el gobierno Santos tuvo lunares. Citaré algunos: el injustificable incremento de las áreas sembradas de cultivos ilícitos y al final de su mandato el incremento en las muertes de líderes sociales que el gobierno fue incapaz de controlar.
El balance es finalmente, positivo.