Para el presidente Duque, para las bancadas del nuevo Frente Nacional, para los corruptos, la verdad es la de ellos y no la que “la prueba” es capaz de demostrar
El drama con los corruptos es su tendencia a negarlo todo aun cuando sus mentiras ya sean insostenibles. El manido argumento de que su caso es sólo una muestra de persecución política les permite incluso arroparse con el “papel” de víctimas para engañar a los incautos.
Ha llegado a un nivel de exceso la descomposición, que lo que en todas las legislaciones del mundo es reconocida como “la carga de la prueba”, aquí se desconoce, se tergiversa, se minimiza, se rechaza, se manipula, se escupe, se desatiende, se desaprueba.
En la Escuela de Derecho enseñaban que “la prueba” es el medio que nos lleva a saber si un hecho es real o es falso, “la prueba” es el instrumento de la verdad.
Pero para el presidente Duque, para las bancadas del nuevo Frente Nacional, para los corruptos, la verdad es la de ellos y no la que “la prueba” es capaz de demostrar.
El Ministro Alberto Carrasquilla se ajusta, desde la coronilla hasta la punta de los pies, al perfil del corrupto que todo lo niega, todo lo tergiversa, todo lo miente.
Mintió sobre la suma recibida en la torva negociación de los Bonos del Agua. Afirmó haber recibido 8.000 millones y ya las cifras comprobadas van por los 22.000.
Mintió cuando dijo que él solo había hecho el estructuramiento financiero y que jamás hizo ningún esfuerzo “comercial”.
Mintió cuando dijo que nada tenía que ver con los cambios normativos en el Sistema General de Participaciones que favorecieron el diseño del negocio de los Bonos en su propio beneficio.
Y entonces aparece el Acta 63 del Concejo del Municipio de Lebrija en el que se hacen evidentes las gestiones del entonces exministro y Gerente de Configura para presionar la aprobación del endeudamiento de ese munbicipio por 3.500 millones (una práctica que, es razonablemente previsible, debió repetirse con todos los municipios que se endeudaron para enriquecer a Carrasquilla y sus secuaces)
El Acta 63 relata que dos concejales de ese municipio, Alonso Valenzuela y Fernando Manosalva, afirman haber estado en reuniones con el Ministro Carrasquilla en donde no solo se habló de las coimas (“100 millones por cada contrato”) sino que se suministró información para que ellos a su vez las llevaran a sus alcaldes.
Es una prueba incontrovertible, un documento oficial. Debe haber centenares de actas de los concejos de los municipios afectados que contienen información semejante, pero no, ni el Presidente Duque, ni ninguno de los partidos que lo apoyan aceptan esa verdad.
De hecho, no reconocer la prueba es así mismo la demostración (la prueba) del contubernio de los corruptos.
Carrasquilla está atrapado y sin salida, pero sus defensores actúan como pandilla, están buscando como sostener lo insostenible, como darle una “solución digna” a su inmoralidad, como defender lo indefensable. Son los mismos que vociferan sin un ápice de vergüenza, que van a “salvar” al país. Ese Frente Nacional redivivo sólo se representa a sí mismo y sus nefastos intereses.