La apertura del Centro del Foro Económico Mundial en la ciudad es el primer paso en el camino hacia la consolidación de la ciudad como un referente en el uso de la tecnología y afianzar la apropiación ciudadana de lo digital.
Cuando en 2013 Medellín fue reconocida como la ciudad más innovadora del mundo, las voces críticas de la Administración de entonces, que desestimaron el hecho por ser un concurso de votación abierta, menospreciaron también los méritos de quienes, una década antes, habían encaminado a la capital antioqueña hacia el aprovechamiento del conocimiento en ciencia y tecnología.
Hoy, cuando la ciudad celebra que el Gobierno Nacional la haya elegido para adherirse a la Red Global de Centros para la Cuarta Revolución Industrial, se recogen los frutos de quienes entendieron que la innovación y la adopción de la tecnología eran el camino para consolidar una vocación económica basada en el conocimiento.
Este Centro mantendrá la dinámica de trabajo conjunto de los sectores público, privado y académico con miras a que la región latinoamericana, y ya no solamente la ciudad o el país, emprenda una transformación tecnológica bajo tres pilares enunciados por el Foro Económico Mundial (FEM), creador de la iniciativa en 2017: cooperación global, defensa de la ética y los valores en la tecnología y consolidación de un do tank en el que los gobiernos y las empresas diseñen los marcos y los protocolos de gobernanza para aplicar la ciencia y la tecnología en el mundo.
El de Medellín hace parte del segundo grupo de Centros para la Cuarta Revolución Industrial junto a Israel, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos y Noruega. El primer grupo lo conformaron los abiertos en Estados Unidos, China, Japón e India.
Si bien el anuncio de la creación de este Centro tuvo lugar en Davos (Suiza), el pasado martes, la constitución física del mismo tomará varios meses más. El propósito de la alcaldía de Medellín es comenzar actividades antes de finalizar el primer semestre de este año.
El Centro para la Cuarta Revolución Industrial, cuyo costo será de dos millones de dólares al año, los cuales serán aportados a partes iguales por la alcaldía de Medellín y el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, estará ubicado en el edificio de Ruta N y se implementará bajo el direccionamiento del FEM.
“Tenemos la posibilidad de que este sea un momento de crecimiento económico exponencial, que genere equidad y oportunidades para toda la ciudadanía. Temas que a veces parecen tan lejanos y complejos como la Ciencia de Datos, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas o el Blockchain serán ahora estudiados y potenciados desde nuestra ciudad para irradiarlos a toda América Latina y al mundo”, dijo el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, tras el anuncio oficial en Davos, a donde viajó para acompañar al presidente Iván Duque, quien a su vez expresó que el país tiene “una proyección de crecimiento de más del 4,5 por ciento en los próximos 18 meses, y una de nuestras apuestas para lograrlo es incentivar la creación de startups centradas en las diferentes tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial”.
A su vez Klaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial, indicó que “Colombia tiene un gran potencial al contar con una población joven muy innovadora. Y si se le dan los medios indicados puede llegar a convertirse en una fuerza muy poderosa, lo que implica adaptar nuevas tecnologías para generar progreso económico y social y crear empleos”.
Y añadió: “Medellín es reconocida en el mundo como una ciudad muy progresista y nos pareció el lugar más apropiado para ser la sede del Centro”.
Para Juan Camilo Quintero, quien participó de la creación de Tecnnova, fue director de Ruta N y actualmente se desempeña como gerente de Innovación y Emprendimiento de la Andi, el largo historial de Medellín en relación con la tecnología y la innovación, desde el Comité Universidad – Empresa – Estado hasta el Gran Pacto por la Innovación “mostraron que había un sector público coherente, un sector privado con mucho entusiasmo por la innovación, lo que hizo que la ciudad fuera cada vez más visible y que empezaran a llegar cada vez más emprendedores”.
“Que escojan a Medellín para que sea el centro de Latinoamérica, para que el FEM coloque un centro aquí, me parece que es una noticia de resaltar, porque nosotros somos una ciudad que no es capital y compitió con grandes capitales como Buenos Aires y Ciudad de México que también son muy dinámicas en innovación, y eso tiene mucho mérito”, añadió.
Definir la tarea de un Centro para la Cuarta Revolución Industrial parece imposible de desligar de términos tales como big data, blockchain, inteligencia artificial, internet de las cosas, robótica colaborativa, analítica o sistemas ciberfísicos, entre muchos otros.
Desde el Gobierno, el ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo Abondano, especifica que la misión del Centro es “apoyar, asesorar y formular políticas para adoptar y promover el uso de tecnologías 4.0” y despeja uno de los grandes retos del que se debe ocupar no solo ese espacio sino el Gobierno en general: “Tenemos como reto crear una ruta regulatoria para potencializar los impactos positivos del desarrollo acelerado de la tecnología local, regional y global”.
La alcaldía de Medellín, por su parte, ya tiene definidos tres frentes de trabajo para desarrollar: el primero, incrementar el uso de la Inteligencia Artificial para combatir el lavado de activos, mejorar el recaudo de impuestos y reducir el contrabando. El segundo, habilitar la creación de empleos de calidad alrededor del uso de las tecnologías para mejorar la movilidad de la ciudad y, el tercero, utilizar Blockchain para organizar los archivos de catastro y fomentar el manejo transparente de datos, cuidando de “mantener el balance entre la privacidad y la utilización productiva de datos personales”, según un comunicado de la Alcaldía.
Ahora bien, ¿qué significa que el Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Medellín sea epicentro regional de la tecnología y la innovación?
Para Juan Camilo Quintero, este Centro “va a permitir, primero, que las empresas, las instituciones y los ciudadanos entiendan un poco más la Cuarta Revolución Industrial; segundo, que las ciudades latinoamericanas que estén pensando en acercarse a estos temas pongan sus ojos aquí para ver el Centro como un referente; tercero, permitirá que Medellín haga alianzas con otras ciudades para desarrollar temas de Cuarta Revolución Industrial y que Medellín se muestre como una ciudad pujante, que realmente está trabajando para sofisticar la economía local”.
Adicionalmente, según Quintero, el Centro en sí mismo es apenas un paso para generar “una verdadera cultura ciudadana que permita la adopción de las nuevas tecnologías y la apropiación de esas tecnologías” pero, además, es la oportunidad para trabajar en cerrar la brecha tecnológica que, a su juicio, “es uno de los grandes desequilibrios”.
“Una de las formas de medir la desigualdad va a estar en la adopción tecnológica; porque la tecnología es un elemento que genera bienestar”, opinó.
Tal como lo planteó el ministro Restrepo Abondano, el Centro de Cuarta Revolución Industrial le debe permitir a Medellín “ser pionera en Colombia y en América Latina en regulación para adoptar estas tecnologías”.
“Es decir, hoy hay una discusión frente a Uber, Airbnb, etc., que son plataformas que en teoría son informales pero no lo son porque muchas pagan impuestos. Los seres humanos deben entender que la tecnología va más rápido que las instituciones y que muchas veces nos cuesta adoptar o entender eso y regularlo”.
La propuesta que hace Quintero desde la Andi y que se incluirá en un proyecto de Ley sobre ciencia, tecnología e innovación que se presentará al Congreso, es que en el distrito tecnológico de Ruta N se cree un “Sandbox” (caja de arena) de regulación, donde confluyan oficinas de todas las superintendencias, de la Contraloría y el Invima para testear los emprendimientos tecnológicos, los nuevos productos y sus servicios.
“Que el emprendedor pueda trabajar de la mano de la entidad regulatoria y se pueda hacer mucho más rápido. Que todos los emprendedores de Latinoamérica sepan que ahí se puede testear y que los entes reguladores están ahí ayudando a construir la regulación y que las innovaciones sean formales”, explicó.
El riesgo de no abordar este reto es que, ante los bloqueos regulatorios, los innovadores podrían buscar otras ciudades u otros países donde poder crear sus tecnologías.
Los tres frentes de trabajo definidos por la alcaldía de Medellín, la Inteligencia Artificial, el Internet de las cosas y el Blockchain tienen un elemento común: los datos.
“El petróleo del siglo XXI son los datos. Como cada vez los seres humanos tenemos más dispositivos, estamos produciendo datos. Usted trota y produce un dato si tiene una banda que le mide el ritmo cardiaco o le mide la temperatura”, explica Juan Camilo Quintero.
El Centro va a empezar a trabajar en cómo recopilar muchos de esos datos que sean libres para empezar a generar estrategias de innovación, conectando esos datos con Inteligencia Artificial.
La inteligencia artificial toma los datos y a través de un proceso de analítica genera recomendaciones.
“Por ejemplo: usted entra a Google y busca un hotel en Cartagena. Esa búsqueda le entrega a Google el dato de que usted está interesado en Cartagena, y Google le direcciona a usted la publicidad que le están pagando las empresas que tienen algo qué ofrecer en Cartagena, un hotel, un restaurante, etc. Esto tiene que ver con Big Data, con Analítica y con Inteligencia Artificial”, explica Quintero, quien añade que “la inteligencia artificial va aprendiendo de su comportamiento, qué busca, qué música oye, qué ruta usa según Waze o Google Maps, a dónde viaja, qué lee y cada vez va haciendo un perfil donde la publicidad va a ser más segmentada”.
De hecho, uno de los planes de la alcaldía de Medellín es aplicar estas tecnologías al transporte público, buscando que los emprendedores “generen proyectos para optimizar rutas de buses, fomentar el uso del transporte público al incrementar su velocidad, seguridad y calidad, además de reducir los índices de contaminación al aumentar la utilización de vehículos compartidos, generar información en tiempo real para los pasajeros y optimizar la red de semáforos locales”, según un comunicado oficial.
El internet de las cosas, por su parte, también trabaja con datos que generan, por ejemplo, los sensores que le indican a un productor cuándo debe proveer una materia prima o, en un cultivo, cuál es el ritmo de crecimiento de una planta o en qué momento se debe regar.
Finalmente, el Blockchain busca eliminar la intermediación en las relaciones humanas.
“Las relaciones humanas siempre tienen una intermediación: un notario, un juez, un fiador, un testigo, etc.”, relata Juan Camilo Quintero y añade: “Como los humanos somos imperfectos esas relaciones pueden caer en corrupción o abuso, entonces el Blockchain lo que hace es eliminar los intermediarios. Si yo le vendo un carro, por ejemplo, y firmamos un documento, ese documento se sube a la nube y se encadena a diferentes ordenadores a nivel global para que sea inviolable. Solo lo podemos cambiar los involucrados”.
De esta manera, los notarios entran a la larga lista de los cargos más amenazados porque la intermediación no se va a necesitar si esta tecnología prospera.