La Liga Antioqueña de Atletismo realizará el sábado 2 y el domingo 3 de marzo la I Copa Departamental de Lanzamientos “Armin Luna Quirós”. El profe será invitado especial y recibirá un merecido homenaje como reconocimiento a su amplia trayectoria.
Pasó más de la mitad de su vida en las pistas de atletismo, enseñando, puliendo, formando y sobre todo, aprendiendo. Aún al día de hoy, con 72 años y ya retirado de la actividad, Armin Luna sigue mencionando y aplicando constantemente la frase que lo ha acompañado desde siempre: “Hay que seguir aprendiendo, ser mejor cada día. Si un profesional, de cualquier rama o especialidad, no continua aprendiendo, se queda. Hay que morir aprendiendo”.
Un accidente medular ocurrido años atrás le redujo la movilidad y por ello debió retirarse hace poco más de un año de la actividad que tanto ama y de la que sigue hablando con pasión.
Al profe Armin ya no se le ve en el área de lanzamiento de las pistas de atletismo como otrora, pero su legado está vigente. Recuerda con cariño cada consejo que le entregaba a sus pupilos: “Siempre les decía que deben ser personas íntegras en todo lo que hicieran, que nunca comprometan su palabra y la incumplan, que sean puntuales. Y en lo deportivo únicamente hacía énfasis en una cosa: el descanso. Les decía que no me interesaba lo que hicieran durante el entrenamiento sino cómo descansaban después. También se lo escuché en varias ocasiones al médico Gabriel Ochoa Uribe (extécnico de fútbol), y es importante porque el entrenamiento se asimila durante la fase de descanso, y si no lo haces, no sirve. Así de sencillo”, aseguró.
Armin Luna en el área de lanzamientos, donde pasó más de la mitad de su vida.
Los inicios como entrenador
La mayor satisfacción que le queda al profe es haber sido formador y maestro de una gran cantidad de talentos, campeones nacionales e internacionales. A Medellín llegó en 1973, aún como deportista, pero, sabiéndose malo, como lo reconoce entre carcajadas, dedicó su vida a entrenar atletas en todas las modalidades de lanzamientos.
Llegó de su Bucaramanga natal para radicarse definitivamente en la Bella Villa. “Al comienzo nos tocaba entrenar donde hoy se encuentran el estadio de sóftbol y el patinódromo. Era sumamente complicado porque practicábamos en un lugar lleno de tierra amarilla, los pies se nos volvían pesados y los resultados no eran los mejores, por las mismas condiciones del terreno”, rememoró.
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Sin embargo, con los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1978, celebrados en Medellín, el panorama cambió ostensiblemente, con la inauguración de la pista de atletismo.
“Pudimos tener desde ese momento el escenario ideal para la práctica de nuestra disciplina. Anteriormente nos tocaba entrenar y competir en escenarios en los que también se jugaba fútbol. Y los del fútbol no nos querían ni poquito, porque como es apenas lógico, el lanzamiento de bala, de martillo y de jabalina, causa deterioro en la gramilla”, evocó Armin.
Le queda en su corazón y en la memoria haber sido el artífice de grandes victorias de atletas nacionales, que se dieron casi que desde que inició su carrera de entrenador: “Comencé como técnico en 1973, y en 1975 ya tenía a una campeona suramericana: Mariana Zapata, lanzadora de jabalina. Para mí fue una satisfacción enorme, porque no es fácil agarrar a una chica desde cero y en dos años llevarla a ser campeona suramericana. Luego tuve a Magdalena Gómez, campeona suramericana y bolivariana en lanzamiento de bala, y la lista sigue con atletas como Édgar Yarce, Selene Saldarriaga, Zuleima Araméndiz, Luis Fernando Garrido, Ely Johana Moreno, Noraldo Palacios, Dayron Márquez, Éder César Moreno… una lista larga de grandes deportistas, todos con muchas condiciones”, aseveró.
Sin embargo, y pese a las bondades de los deportistas anteriormente mencionados, Armin se llena la boca de elogios cuando habla de su último gran pupilo: Mauricio Ortega, lanzador de disco, quien, a su modo de ver, es el mejor de todos los que ha dirigido. “El potencial de Mauricio es increíble, lo único que le hizo falta fueron 10 centímetros más de estatura. Él mide 1.87 y para esa estatura la marca que tiene es extraordinaria. Creo y confío que podrá llegar a los 70 metros en disco y así figurar entre los ocho mejores lanzamientos en los Olímpicos, que sería un logro impresionante para nuestro país. No descartaría que pueda lograr una medalla en las olimpiadas, porque tiene un talento innato, fuerza muscular y genéticamente es impresionante. Aún hablo con él y le recalco que no pierda la meta de ser medallista olímpico”, dijo, emocionado.
Rosalba Rueda, esposa, amiga y confidente de Armin Luna.
El presente
Armin no se queja de nada, vive la vida con alegría y optimismo. Ni siquiera se amarga por los ocho meses que estuvo sin percibir sueldo, ya que felizmente recibió la noticia que le llegará su pensión. Agradece en especial a dos personas, a dos amigos del alma que le han tendido la mano en los momentos más difíciles, Ramiro Maldonado y Gilberto Sánchez.
Su esposa, Rosalba Rueda, su compañera de vida desde los 15 años de edad, sigue siendo su amiga, su confidente y su principal apoyo. Disfruta de su compañía, de ayudarle en algunos quehaceres del hogar, de ver cuanto evento deportivo emiten las señales de televisión y de ver a su amado Barcelona: “Me fascina el fútbol y soy culé”, reconoce.
Tampoco guarda trofeos ni recuerdos de sus épocas de bonanza como seleccionador de Antioquia y de Colombia, solamente conserva una medalla y una pequeña placa. Le basta con el reconocimiento, con el cariño de sus seres más cercanos, de aquellos deportistas que lo recuerdan como un padre y un amigo. “Yo sé que dejé una huella grande y el mejor homenaje que me pueden hacer es que me recuerden con cariño”, concluyó.