Puede sonar paradójico pero, después de todo, a Andrés Felipe Arias le va a convenir su extradición a Colombia. Esto, en primer lugar, porque a él jamás le van a levantar la pena de 17 años de prisión impuesta por la Corte Suprema de Justicia; el Cartel de la Toga, valga decirlo. Si acaso, una improbable segunda instancia podría determinar una leve rebaja, pero más de eso no parece posible.
Por eso, su intento de obtener asilo político en Estados Unidos significaba no poder volver nunca al país ni poder visitar muchas otras naciones pues siempre pendería sobre él esa terrible espada de Damocles de ser un fugitivo de la justicia al que le espera una larga condena en su patria. Una apuesta riesgosa que muchas personas han perdido ya en el ocaso de sus vidas, pues la mano de la «justicia» suele ser bastante larga.
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Para fortuna suya, el régimen judicial colombiano es garantista en exceso y los 17 años y 5 meses pueden terminar convertidos en cerca de siete que ya estaría muy cerca de cumplir. En efecto, aquí los reos reciben una sustancial rebaja de una tercera parte de la condena por trabajo o estudio, merced que no se le niega a nadie y constituye apenas un formalismo, con lo que la pena se reduciría a menos de doce años.
Adicionalmente, los condenados suelen beneficiarse de la figura de libertad anticipada por el cumplimiento de las tres quintas partes de pena, lo cual, aplicado a los doce años, resultaría en poco más de siete. Hay que tener en cuenta que él pagó alrededor de dos años en Colombia y cerca de tres en Estados Unidos, y todo eso se debe sumar. Por tanto, le estarían faltando solamente unos dos años de cárcel, a menos, claro, que la Corte prefiera seguir prevaricando y le niegue los beneficios a los que tiene derecho.
Valga decir también que mientras en los Estados Unidos se encontraba en una cárcel de máxima seguridad, bajo un durísimo régimen penitenciario, en nuestro país estará recluido en una guarnición militar, en dignas y cómodas condiciones de confinamiento, como ha sido usual para funcionarios de su rango. Yéndole mal sería enviado a una casa fiscal de alguna de las cárceles del país como La Picota, en donde ya estuvo confinado dos años. En todo caso, un régimen más suave que el gringo.
Aunque, por supuesto, bien sabemos que cualquier cosa puede esperarse en un país en el que hay cárcel para el uribismo y catamarán para el terrorismo. Todo indica que Jesús Santrich ya está en Cuba, luego de que la Corte Suprema (además de la Justicia Especial para la Paz, la Corte Constitucional y el Consejo de Estado) lo ayudara a escaparse. Que el presidente de la Suprema no se justifique con el cuento de que los magistrados fueron engañados y burlados, pues habría que creer que se trata de una suerte de bazar de los idiotas y no de un alto tribunal lleno de gavilanes que venden sentencias por miles de millones de pesos como se ha puesto de manifiesto.
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Y mientras los compañeros de ruta de este mafioso y terrorista no dicen nada sobre su fuga, andan ardidos porque no hubo foto de Arias encadenado a su regreso a Colombia y porque su reclusión no sería en una cárcel común. Alegan que no se le deben dar comodidades justo ahora que se está tratando de eliminar el beneficio de la casa por cárcel para los corruptos. Pero valdría la pena recordarles que la misma Corte Suprema reconoció en su sentencia que Arias no se robó un peso y que los beneficiarios irregulares del programa Agro Ingreso Seguro devolvieron hasta el último centavo. No se perdió nada. Por el contrario, su impacto en el agro fue positivo.
Lamentablemente, Arias seguirá impedido para hacer política más o menos hasta el 2027, debido a la sanción de 16 años impuesta por el procurador Ordóñez, que lo inhabilita. Una sanción con la que quiso parecer neutral después de sancionar a gente de izquierda como Piedad Córdoba y con la que se quitaba de encima un rival de su propio partido en el camino a la presidencia. También en la Procuraduría se cuecen habas.
Comentarios:
Bactuseín
2019-07-18 20:21:59
LADRÓN DE CUELLO NARCOURIBISTA
Norman
2019-07-17 20:36:05
Me fallaste Duque
Por Norman Mesa Lopera
Esa vehemencia, esa seguridad con la que en los debates previos a la campaña presidencial de 2018 decía: "el que la hace, la paga", y mi gobierno no tendrá contemplación alguna con los que incurran en actos de corrupción, ya se nos demostró que fueron producto del calorcito de campaña, y nada distinto a otra frase, de otro innombrable que cuatro años atrás había ofrecido firmar sobre piedra que no incrementaría los impuestos.
No tendrá en los tres años que le restan de gobierno a Iván Duque, una mejor oportunidad para enviarnos un mensaje claro a los colombianos, querientes y malquerientes de él, de que sus palabras tenían fundamento y le salían de una buena combinación de corazón y razón.
Lo que representa Andrés Felipe Arias, con su remoquete bien ganado de Uribito, su "agro ingreso seguro", sus berrinchitos aquí, y allá en Estados Unidos, sus intentonas por frenar un fallo de la justicia, fué para Duque, la oportunidad perfecta y dilapidada de empezar a mostrar un talante distinto, y no solo no fué así, pues además nos dijo a todos, no solo que los delincuentes tienen estrato, sino que algunos de ellos, por ser amigos de su gobierno, tienen prerrogativas adicionales.
Discrepo de quienes quieren ver sangre, sudor y humillación en quienes resulten condenados por la justicia humana, así que el detalle de haber traido al "reo ausente" sin que medios de comunicación registraran el hecho, me gustó, pero es que en la retina de muchos estaba fresquecita la imágen de otro delincuente, constructor de pirámides de desfalco, recién entregado a este gobierno por los gringos, y entonces se pregunta uno: ¿cuál es la diferencia?...¿dónde está ese principio de que ante la ley somos iguales?...o será que hay unos más iguales que otros?
Hombre Iván: sigo siendo de los que gozo con sus éxitos, y sufro con sus derrotas. Yo voté por usted convencido de que era mejor que el de Ciénaga de Oro, pero créame: hoy me siento desdichado, y el discurso siempre a flor de piel para defenderlo entre mis amistosos contertulios, se me acabó...no sea usted el que venga a promover la "ley Arias" para conseguirle una segunda instancia a Andrés Felipe... qué tal vaya y se la concedan, y esa segunda instancia confirme la sanción?: pago escondidijo a peso.
En Guanteros nos dejaron callados
Me fallaste Duque
Por Norman Mesa Lopera
Esa vehemencia, esa seguridad con la que en los debates previos a la campaña presidencial de 2018 decía: "el que la hace, la paga", y mi gobierno no tendrá contemplación alguna con los que incurran en actos de corrupción, ya se nos demostró que fueron producto del calorcito de campaña, y nada distinto a otra frase, de otro innombrable que cuatro años atrás había ofrecido firmar sobre piedra que no incrementaría los impuestos.
No tendrá en los tres años que le restan de gobierno a Iván Duque, una mejor oportunidad para enviarnos un mensaje claro a los colombianos, querientes y malquerientes de él, de que sus palabras tenían fundamento y le salían de una buena combinación de corazón y razón.
Lo que representa Andrés Felipe Arias, con su remoquete bien ganado de Uribito, su "agro ingreso seguro", sus berrinchitos aquí, y allá en Estados Unidos, sus intentonas por frenar un fallo de la justicia, fué para Duque, la oportunidad perfecta y dilapidada de empezar a mostrar un talante distinto, y no solo no fué así, pues además nos dijo a todos, no solo que los delincuentes tienen estrato, sino que algunos de ellos, por ser amigos de su gobierno, tienen prerrogativas adicionales.
Discrepo de quienes quieren ver sangre, sudor y humillación en quienes resulten condenados por la justicia humana, así que el detalle de haber traido al "reo ausente" sin que medios de comunicación registraran el hecho, me gustó, pero es que en la retina de muchos estaba fresquecita la imágen de otro delincuente, constructor de pirámides de desfalco, recién entregado a este gobierno por los gringos, y entonces se pregunta uno: ¿cuál es la diferencia?...¿dónde está ese principio de que ante la ley somos iguales?...o será que hay unos más iguales que otros?
Hombre Iván: sigo siendo de los que gozo con sus éxitos, y sufro con sus derrotas. Yo voté por usted convencido de que era mejor que el de Ciénaga de Oro, pero créame: hoy me siento desdichado, y el discurso siempre a flor de piel para defenderlo entre mis amistosos contertulios, se me acabó...no sea usted el que venga a promover la "ley Arias" para conseguirle una segunda instancia a Andrés Felipe... qué tal vaya y se la concedan, y esa segunda instancia confirme la sanción?: pago escondidijo a peso.
En Guanteros nos dejaron callados
Deiby
2019-07-17 12:35:37
Pero no dice que la misma Corte ayudó a escaparse al delincuente de Andrés Felipe Arias, condenado por peculado y por contratación sin cumplimiento de requisitos, este último delito de muchos alcaldes y gobernadores, quienes son los malos de los medios, pero éste señor, por solo ser Uribista tiene una cantidad de supuestos periodistas prepago defendiendo sus delitos. Que bonito como clasifican delincuentes de acuerdo al beneficio recibido.
Ramiro
2019-07-17 09:02:34
Flaco favor le hacen al país los periodistas que confunden al delincuente con el héroe, quienes antes de reseñar los hechos con sus apreciaciones suplantan a los jueces y quienes quieren hacer creer que lo ocurrido con Agro Ingreso Seguro, más que un concurso de delitos constituyó una acción benéfica para el país. ¿Y dónde queda la objetividad? Lo demás es opinión en tierra ajena, bueno sería que opine de cuanto sucede en su país,