Aprovechemos nuestra racionalidad

Autor: Ricardo Ernesto Torres Castro
26 mayo de 2019 - 09:02 PM

Nuestra racionalidad nos sirve para dar esa profundidad a la vida. No cualquier moda, no cualquier pensamiento, no cualquier postura debe conducir la vida

Medellín

Ricardo Ernesto Torres Castro

Quisiera que juntos hiciéramos un corto recorrido por una fracción de la filosofía que nos ayude a tener más profundidad en la forma como usamos nuestra racionalidad. No es obvio que los seres humanos hablemos de racionalidad, por el contrario, es absolutamente profundo. La diferencia que hay entre el conocimiento filosófico y el conocimiento científico parte del hecho de reconocer que la segunda solo le interesa a unos pocos, en la ciencia se precisa la exactitud de las cosas, por medio de la experimentación, eso se hace posible. Sin embargo, en la filosofía más que las respuestas lo que nos interesa son las preguntas, pero no cualquier pregunta, solo aquellas que estén dotadas de pertinencia y capacidad para abrir horizontes y hacer más claras las ideas. En este sentido la filosofía rompe con lo obvio. Un buen filosofo no es quien más historia de la filosofía conoce, sino aquel que sabe filosofar, aquel que se sabe accidentar con las ideas, aquel que recoge en el filtro de la duda la capacidad argumentativa, la capacidad de pensar. Y, ¿qué es pensar? Cuando usamos nuestra razón para transformar la ciencia o la tecnología y no la usamos para preguntarnos quiénes somos o dónde esta el bien nuestro, dónde esta la verdad, entre otras; uno podría decir que se esta mutilando la misma existencia, se esta restando a las condiciones de posibilidad de entender que, como lo decía platón, una vida sin examen no es digna de ser vivida. No es el azar de mi día a día, es el sentido que ese día a día tiene.

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Nuestra racionalidad nos sirve para dar esa profundidad a la vida. No cualquier moda, no cualquier pensamiento, no cualquier postura debe conducir la vida. El deber de filosofar es el de ser capaces de conducir la propia vida. ¿soy lo que otros quieren que yo sea? ¿estoy donde los demás quieren que este? ¿hago lo que otros quieren que haga? Estas preguntas nos ayudan a usar nuestra racionalidad para nuestra propia vida. Si uno no puede oponerse a ninguna tendencia entonces uno es un títere de esas tendencias. Las modas, las ideologías por ejemplo nos están quitando la racionalidad. Los jóvenes, por ejemplo, que asumen las posturas de genero más por moda, están tristemente destinados a chocarse con un sin sentido, el absurdo de una idea que no es pensada. En otras facetas de la vida pasa lo mismo. La tendencia a ideologizar debe ser atacada con una fuerte dosis de racionalización. Ideologizar la democracia, por citar un ejemplo, nos llena de excusas o totalitarismos y dogmatismos que no enriquecen la misma democracia. Racionalizar la democracia, nos ayuda a inquirir, a preguntar, a conducir las ideas desde el filtro del pensamiento. Así que, aprovechar nuestra racionalidad es profundamente importante. El filósofo español Zubiri muestra, más que una selección de formas de conocimiento, formas de cómo ese conocimiento puede darse. Para Zubiri está la formalidad por estímulos y la de realidad. Las traigo a colación porque con esas formalidades podríamos por ejemplo explorar mucho más sobre la diferencia que hay entre el conocimiento de los animales y el de los hombres. Un conocimiento con formalidad estimulada corresponde a ese conocimiento de los animales. Un animal agresivo puede atacar a aquel que se le acerque y que considere una amenaza, responde a un estímulo que está asociado a la sobrevivencia, a la defensa. En este sentido toda actividad racional supone conocimiento pero no todo conocimiento supone una actividad racional. La educación habla de estímulos permanentemente, estímulos para que los docentes escriban, para que los estudiantes logren sus objetivos académicos. La pregunta es ¿qué tipo de estímulos hacen que el conocimiento pase por la razón? O será más bien que los estímulos que damos están en función de producir un conocimiento sin racionalidad. La formalidad de realidad nos lleva a preguntar siempre un por qué. En este sentido la pregunta está por encima de los problemas y de los estímulos. Usemos el mismo ejemplo, ¿qué pasaría si los estimulos para nuestros estudiantes no fueran cosas?, ¿qué pasaría si el papá dejara de premiar a sus hijos con estímulos materiales?, ¿qué pasaría si nuestros docentes investigaran no esperando estímulos sino grandes preguntas? ¿la pregunta misma podría ser el estímulo? Aprovechemos nuestra racionalidad para responder esas preguntas.

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Finalmente, quisiera dejar abierta muchas preguntas. El lema de la universidad Santo Tomás es “Facientes Veritatem”, que traduce buscadores de la verdad. Quiere decir que un lema de estos nos invita no a mirar los estímulos sino la realidad, las cosas en sí mismas, independientemente de lo que cada quien crea, ¿qué son las cosas en sí? Y usando la formalidad de la realidad entonces podemos colegir que los animales no son inteligentes, como tampoco lo son los teléfonos, los computadores, los aparatos, las cosas. Lo que ha hecho el hombre es construir por medio de la tecnología una serie de habilidades que responden a estímulos, como los animales. Solo el día en que el perro se pregunte por su hambre o por el cariño que sus dueños le manifiestan, ese día ese animal estará construyendo inteligencia, sin esas preguntas imposible. Confundir la inteligencia hoy es muy habitual, confundimos eso y por eso es importante usar y claro esta, aprovechar nuestra racionalidad.

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