Ante el caso de Saúl Hernández

Autor: José Alvear Sanín
5 febrero de 2019 - 09:05 PM

Quedan los cuatro cacaos mayores —Sarmiento, Santodomingo, Ardila y Gillinski— “controlando”, al parecer, los medios masivos del país, prensa, radio y tv.

Esta semana se anunció la adquisición del 50% del grupo Semana por parte de los banqueros Gillinski, que con esta operación probablemente recuperan acreencias, parecida a la que en su momento el grupo Sarmiento Angulo debió hacer tomando al control de El Tiempo. Quedan así los cuatro cacaos mayores —Sarmiento, Santodomingo, Ardila y Gillinski— “controlando”, al parecer, los medios masivos del país, prensa, radio y tv.

Poco conviene a la democracia el dominio de los medios por parte del gran capital, aunque es peor la situación cuando todos ellos están en poder de una dictadura totalitaria.

Lea también: Conque de centroizquierda

Los medios pertenecientes a los mayores billonarios están al servicio de la extrema izquierda, incrustada en todos ellos ante la pasividad de sus propietarios

Para que haya prensa “libre” se requiere combinar veracidad, objetividad, respeto por las ideas ajenas y un apreciable grado de imparcialidad, porque nadie puede declararse “neutral” frente al delito, el terrorismo, el racismo, el narcotráfico… Winston Churchill, por ejemplo, durante la II Guerra Mundial llegó a preguntarse si la “neutralidad” de Irlanda era contra Gran Bretaña.

En Colombia se presenta una situación única y paradójica, porque los medios pertenecientes a los mayores billonarios están al servicio de la extrema izquierda, incrustada en todos ellos ante la pasividad de sus propietarios, únicamente preocupados por el PyG.

Ese renglón, por obra de la actual transformación de las comunicaciones, está muy deteriorado. Se preguntan entonces las gentes por el continuado servicio de los cacaos a sus implacables enemigos, cuando llegue la revolución en la que colaboran sus columnistas.

Durante los ocho años de Santos, el apoyo de los medios al aterrador “proceso de paz” se explica, especialmente en El Tiempo, por los beneficios del grupo Sarmiento Angulo, mediante proficuas concesiones en infraestructura y en especulación financiera, otorgadas por el gobierno.

Pero con cifras rojas operativas cada vez más inocultables, ¿por qué razón siguen los diarios al servicio de la extrema izquierda, si el actual gobierno es totalmente alérgico a la mermelada?

La culpabilidad de los cacaos, entonces, se explica por su indolencia e indiferencia ante todas las variables del mamertismo.

No es entonces, de extrañar la desinformación, en un país donde los medios no se inmutan por el robo de un plebiscito, ni por la implementación anticonstitucional de 320 páginas mediante centenares de leyes y decretos para controlar el Estado, ni por convertir a los criminales en legisladores, ni por las 230.000 hectáreas de narcocultivos, ni por la politización y corrupción de la justicia, ni por el desorden público generalizado…

En esas condiciones es fácil hacer creer que estamos en paz, que las farc son ahora un partido político pacífico, que hay “disidencias”, que la erradicación manual es eficaz, que las universidades están en la miseria, que en Colombia no se puede repetir lo de Venezuela, que Petro ahora es enemigo de Maduro; que la derecha siempre es criminal e ignorante, mientras la izquierda es inteligente, culta, incorruptible, democrática, pacífica, noble, altruista, etc.

Le puede interesar: Seguro mató a confianza

En los medios cooptados por el marxismo cultural se respira una apariencia de imparcialidad. El Espectador, del grupo Santodomingo, que desde hace años es más radical que Voz, del partido comunista, tolera, sin embargo, las admirables columnas de Darío Acevedo Carmona y las ocasionales, pero no inferiores, de Mauricio Botero Caicedo, mientras en El Tiempo se permitía la de Saúl Hernández Bolívar, especialmente valiosa por su impecable factura, amplia información, ponderación y agudeza de juicio. Sin duda, era la mejor en ese decadente diario, de donde acaban de despedirlo, siguiendo la purga que se inició desde la llegada a la codirección de Enrique Santos Calderón. Menos mal que, para seguir dando la sensación de neutralidad, lo reemplaza Salud Hernández- Mora...

                                                                       ***

El grotesco periplo de la carta de la JEP, solicitando pruebas, con violación hasta de la ley que la creó sin esas facultades en materia de extradición, es también alarmante, porque la ministra se prestó para una maniobra en beneficio de un individuo solicitado por la justicia de los EEUU. Si en Colombia operase correctamente el derecho, el fiscal debería llamarla a indagatoria, para ver si hubo colusión entre ella y la JEP, o si apenas su conducta se enmarca dentro de la “filosofía” de “unas de cal y otras de arena”, de un gobierno que persigue a los terroristas del eln, mientras a los de las farc trata con guantes de seda, lo que también es intolerable.

                                                                       ***

Entreverada con unos desventurados amores, Zimna Wojna (Guerra Fría) narra la opresión cotidiana en la Polonia de la postguerra. Esta admirable cinta (2017), del director anglo-polaco Pawel Palikowski, merecedora de unas 90 distinciones por fotografía, música, dirección y actuación, se acerca a la perfección.

 

Compartir Imprimir

Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-02-05 22:39:10
Excelente!

Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Educación, medios, cultura…
Columnistas

Educación, medios, cultura…

Si Colombia no resiste esa ofensiva cultural, en una o dos generaciones dejará de ser un país relativamente cristiano, democrático y libre.

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Columnistas /

El oportunismo y las apariencias

Los oportunistas son personas calculadoras, hipócritas y mentirosas que viven de las apariencias
3
Cazamentiras /

La falsa carta de despedida escrita por Gabo

Desde hace más de una década, usuarios en internet han difundo un texto bajo el nombre de Gabriel García...
4
Columnistas /

¿Glorieta, rompoi o romboi?

@ortografiajuanv explica las interrelaciones de culturas y la formación de nuevas palabras
5
Superior /

Las mujeres en la ciencia, una historia marcada por brechas de género

Pese a los grandes avances de las mujeres dentro de las ciencias exactas, la ingeniería y la tecnología,...
6
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo