Luego de deambular si éxito por varias instituciones, Ángelo Rodríguez encontró su lugar en el Deportes Tolima, donde es el referente del ataque y goleador.
En tierra de beisboleros, boxeadores y basquetbolistas, Ángelo Rodríguez se hizo un camino y desde pequeño forjó su pasión por el fútbol.
El béisbol lo sedujo de pequeño en su natal San Andrés, pero al poco tiempo, alentado por su padre, José, cambió los bates y las manillas para empeñarse en patear un balón e inflar las redes contrarias, costumbre que trasladó hasta el fútbol de alta competencia y que en el último tiempo, con la camiseta del Tolima, viene realizando con frecuencia.
En 2001 y 2002 participó con el equipo de San Andrés en el Ponyfútbol y causó grata impresión. Con apenas once años de edad tomó la decisión que cambió radicalmente el rumbo de su vida: se desplazó a Medellín para comenzar a gestar el sueño dorado, llegar al fútbol profesional.
Le tocó vivir solo desde muy niño en una casa-hogar, defenderse y formarse como persona. Esa situación lo convirtió en un hombre fuerte. Jamás pensó en tirar la toalla, más allá de los momentos de debilidad y flaqueza, de nostalgia por la lejanía con su tierra natal.
“No puedo negar que fue duro dejar a mi familia con apenas once años, pero yo quería irme porque siempre tuve esa ilusión de llegar al fútbol profesional. Le insistí a mis padres para que me dejaran, mi papá siempre fue amante del fútbol y no llegó hasta lo más alto precisamente por la falta de oportunidades en la Isla, por eso vio con buenos ojos que saliera de casa en busca de este anhelo. Por eso me sacó del béisbol, porque quería verme como futbolista (risas)”, aseguró el atacante, de 29 años de edad.
En el deporte de la pelota caliente, Rodríguez se desempeñaba como primera o segunda base. El baloncesto también lo tentó, pero al final pudo más el balompié, siempre con el apoyo de su padre.
Su hermano Arley, cuatro años menor, es su amigo y confidente. Ambos soñaron desde muy pequeños con un futuro en el fútbol de élite y por ello, a la edad de 15 años, Ángelo decidió llevar a su hermano a la Bella Villa y ahí se cimentaron las primeras bases para la carrera deportiva de ambos.
Arley siguió sus pasos y de Atlético Nacional pasó en enero pasado al fútbol mexicano, adquirido por el poderoso Tigres y cedido a su vez al club Lobos Buap.
“Somos muy unidos, hablamos todos los días y hace algunos años fundamos en Medellín la escuela de fútbol Talentos Jr. Ángello Rodríguez, que participa en torneos de la Liga Antioqueña de Fútbol. Traemos a niños de San Andrés para que integren la escuela y puedan comenzar ese sueño de llegar hasta lo más alto, como pudimos hacerlo nosotros”, destacó el delantero, amante de la bachata y el vallenato.
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Carrera profesional
Atlético Nacional integró a Ángelo a sus divisiones menores. Creció en el club como un promisorio goleador. Llegó hasta el equipo profesional pero le costó hacerse a un lugar, más allá de que formó parte del plantel que se proclamó campeón del torneo Apertura 2011, su único título en el balompié de alta competencia.
Fue cedido por un semestre al Depor FC, de la Primera B y a partir de ese momento inició una verdadera odisea por diversos clubes. Real Cartagena, Alianza Petrolera y el desaparecido Universidad Autónoma contaron con sus servicios.
Fue en 2014 el año en el que explotó, en el que demostró su potencial y olfato goleador, vistiendo los colores del Envigado. Un año después llegó a Independiente Medellín como refuerzo de cartel, pero no pudo convertir ningún gol y regresó al Naranja, donde recuperó la confianza y la frecuencia goleadora.
“Siento que en el Medellín faltaron más oportunidades, tener mayor continuidad, porque sabía que tenía condiciones y potencial para demostrar y aportar. Pero no puedo decir que me quedó una espina, para nada, esta serie de las semifinales no la asumo como una revancha, pero sí tengo la mentalidad de entregar todo para ayudarle al Tolima a clasificar a la Final”, reconoció.
En el Deportes Tolima, Ángelo Rodríguez encontró su lugar en el mundo. Llegó al Vinotinto y Oro en 2016 y a partir de ese momento se convirtió en un atacante temible, pretendido incluso por grandes equipos del continente.
“Soy un delantero fuerte, potente, que sabe aguantar el balón de espaldas y buen definidor. Me gustaría llegar algún día al fútbol internacional pero mi cabeza hoy está en el Tolima y específicamente en la serie ante el Medellín. La serie está muy pareja, para mi no hay favoritismo para ninguno porque si bien ellos (el DIM) terminaron de segundos en la fase Todos contra Todos no hay una gran diferencia. Estas instancias son a otro precio y cualquiera puede pasar, aparte son dos equipos que les gusta jugar buen fútbol”, aseguró.
Sebastián Villa, compañero de ataque de Rodríguez en el conjunto de Ibagué, lo describió como “un gran jugador y excelente profesional. Sus goles nos han ayudado a estar donde estamos, tiene grandes condiciones, y es una persona tranquila, serena y muy centrada en lo que quiere conseguir”.