Colombia se encuentra ante el enorme reto de actuar con la mayor rapidez, y ojalá con todas las ayudas técnicas al alcance, para determinar con certeza la causa del brote.
La presencia de un brote de fiebre aftosa, el primero desde que en 2009 Colombia fuera certificado como país libre -con vacunación- de esa enfermedad, fue confirmado por el Gobierno Nacional, un hecho de la mayor gravedad como quiera que representa un retroceso en la lucha que por décadas ha librado el país contra ese mal, que afecta a los animales de pezuña hendida, especialmente bovinos y porcinos.
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Como en 1950, año del que data el primer hallazgo de la enfermedad en el país, el brote se encontró en el departamento de Arauca y, según las autoridades sanitarias, llegó procedente de Venezuela, debido al contrabando de ganado en pie que, previsiblemente, ha aumentado ante la crisis del vecino país.
Colombia se encuentra ante el enorme reto de actuar con la mayor rapidez, y ojalá con todas las ayudas técnicas al alcance, para determinar con certeza la causa del brote y para descartar que el mismo, si es que el contrabando es la causa, no se haya extendido ya a otras regiones, para lo cual será fundamental reforzar los controles a lo largo de la frontera.
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Las consecuencias económicas de este retroceso ya se empezaron a ver con la decisión de Panamá y de Perú de suspender las importaciones de carnes y lácteos desde Colombia. Probablemente estas no sean las únicas medidas que se tomen, lo que hace prever importantes pérdidas económicas para el gremio ganadero colombiano.