A la docente Alejandra Rojas Bedoya, licenciada en Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia, y con una maestría en literatura del mismo claustro, podríamos llamarla La profe del WhatsApp.

Sí, en tiempos de la pandemia por la covid-19 y con la medida del estudio en casa, ella se abrió a las posibilidades que ofrece la tecnología, así como muchos otros docentes de la ciudad, y se reinventó a través del WhatsApp, para asegurar que sus estudiantes no se queden sin el aprendizaje. Además, de esta forma ella contribuye en la tarea común en Medellín de que ninguno de los alumnos deserte del colegio tras la contingencia, según confesó a EL MUNDO.

Sus estudiantes son población vulnerable, niños del Colegio El Corazón de la Comuna 13, barrio estrato 1 o 2, de padres que la mayoría no han terminado la primaria, por lo que algunos niños no necesariamente cuentan con el apoyo en casa para despejar las dudas de las tareas.

Ella tiene ocho años de experiencia docente y en la institución ya cumplió tres años como docente de Lengua Castellana.

“Cuando nosotros iniciamos el periodo de la cuarentena, hicimos unos diseños curriculares basados en guías, de los temas que tendríamos que ver con los estudiantes, pero con designaciones mucho más reducidas y con actividades que ellos tuvieran a la mano y no requirieran siempre el estar conectados a internet”, así se gestaron sus clases por WhatsApp, que ella describió contienen actividades que garantizan que los estudiantes las pueden hacer fácilmente en casa.

Antes de diseñar estas clases por WhatsApp, en concordancia con la directriz de la Secretaría de Educación de Medellín y los directivos docentes de su colegio, ella debió hacer la caracterización digital de sus estudiantes, encontrando que había quienes no tenían ningún medio de conexión, otros pocos contaban con un computador en casa y lo que sí tenían la mayoría era acceso a un teléfono celular con la posibilidad de internet o datos, lo que permitía la comunicación vía WhatsApp, aplicación considerada la más usada, incluso mucho antes de la pandemia.

Como ella misma lo dijo: “WhatsApp permite la comunicación básica desde cualquier dispositivo que acceda a internet, no necesariamente tiene que ser el móvil última gama, ni uno muy nuevo, hasta con un celular viejo que tenga algún integrante en casa, los estudiantes pueden recibir las clases”.

Pero también, como algunos alumnos no tienen accesos al WhatsApp, tienen computador, pero no tienen celular, la institución creó un grupo en Facebook para cada grado, en donde están todas las actividades. “Por ambos medios les contestamos las dudas, yo les mando el video de la clase, con toda la explicación, ahí está cómo deben desarrollar las actividades”, referenció.

Esa es la manera con que reconoció ha podido trabajar con sus niños, y “es a lo que todos nos debemos acomodar, aunque tengo que reconocer que no he recibido ningún reparo de mis estudiantes”, declaró.

¿Cómo da las clases?

Rojas Bedoya es la profesora de cuatro sextos del Colegio El Corazón de la Comuna 13, cada uno con aproximadamente 35 estudiantes, y ella para cada uno creó un grupo, en el que imparte las consideraciones generales a tener en cuenta de cada tema y ya por el chat personal los alumnos se comunican con ella.

Esta maestra envía los talleres al WhatsApp y hace acompañamiento a cada estudiante, según lo aseguró. La pauta que impartió es que cada taller o actividad debe hacerse en el cuaderno y enviarle luego el registro.

Según contó, cada clase inicia con el envío del PDF guía, un documento que contiene las pautas generales de cada tema y de cada actividad.

“Para mí es muy satisfactorio el trabajo de esa manera. Obviamente es un proceso que puede ser difícil, en cuanto a que uno como docente se toma mucho más tiempo en realizar las actividades. Para calificar los trabajos se debe ir al chat de cada niño, abrir los trabajos uno a uno, aquellos que no son legibles, hay que ponerles linterna para ‘descifrar’ qué dice ahí, y si definitivamente no se lee, hay que pedirle al niño que haga un nuevo envío; otras imágenes se envían al revés y el ponerlas de frente se convierte en un proceso que no es tedioso o complicado, sino que toma bastante tiempo”, ella misma reconoció.

Si bien ella le recibe las actividades a cualquier hora, porque hay algunos papás que están trabajando en tiempos de la pandemia y del celular de ellos es que los niños envían los trabajos, está establecido el horario de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. para las conversaciones entre alumno y docente.

Ella ha vivido la compañía de sus alumnos en el tiempo de la cuarentena, con sus clases por esta aplicación celular se mantiene conectada con ellos, conoce cómo están, qué les ha pasado. Se ha encontrado con que además puede acompañarlos en su soledad, pues muchos le escriben solo para saludarla, y así le dan entrada para ella explorar en su estado.

De lo más satisfactorio que ha tenido en todo este tiempo están los mensajes de sus alumnos (foto), el avance que ha evidenciado en algunos procesos educativos específicos, la conexión permanente, como se mencionó anteriormente, y también su propia reinvención, su tarea cada día es facilitar los procesos, confesó que le han surgido algunas ideas inesperadas que han permitido a sus estudiantes alcanzar los logros, para ella eso es lo más importante que le ha dejado esta pandemia.

De esta forma, Alejandra Rojas Bedoya reafirma su amor por la docencia, a la par que se mantiene conectada con sus alumnos, quienes incluso le han demostrado en sus trabajos el miedo al que se han enfrentado ante la enfermedad que ronda en el mundo, pero ella siempre tiene una voz de aliento para sus niños.

A continuación, un video que realizó la profesora para sus alumnos, que da más contexto de sus clases: