Ciudadela Norte y el Hospital General, sede norte, no se realizarán por falta de recursos. No obstante, uno de los proyectos priorizados fue la intervención integral del Centro, la cual no logró mitigar problemáticas sociales como son las ventas informales.
El Hospital General, sede norte y la Ciudadela Universitaria Norte, proyectos para los que se destinaron recursos del Fondo Medellín Ciudad para la Vida, no se construirán en esta Administración. La razón: otros proyectos priorizados y sobrecostos en las obras del Parques del Río, dado el retraso en su construcción durante el actual gobierno.
De acuerdo con el secretario de Hacienda de la capital antioqueña, Orlando de Jesús Uribe Villa, por actualización de presupuestos se ha detectado que tanto la sede norte del Hospital General como la Ciudadela Universitaria tendrían un presupuesto mayor al planteado inicialmente.
No obstante, en respuesta a un derecho de petición para el periódico EL MUNDO, la administración local estipuló que el Hospital tenía presupuestado un monto de $25.227’154.814. Además, con la compra predios, su ejecución acumulada hasta ahora es de $644.046.484, quedando un disponible neto de $227.154.814, sin claridad del monto faltante ni cuál fue su destino de inversión.
“El Hospital del Norte era importante porque en la comuna 2 (Santa Cruz), 3 (Manrique) y 4 (Aranjuez) la red hospitalaria es insuficiente y la ubicación de este proyecto estaba pensado en el corazón de estas tres zonas. Nosotros dejamos los recursos e incluso se inició la compra de predios. Creo que esta administración no fue responsable y diligente con este proyecto. La ciudad queda en deuda con estas comunas, que son las más vulnerables”, afirma Luis Fernando Suárez, vicealcalde de Gobernabilidad, Seguridad y Servicio a la Ciudadanía en la Administración de Aníbal Gaviria.
Los Campus Universitarios de Sapiencia, de acuerdo con el derecho de petición (Ciudadelas Pedro Nel, Fraternidad, Occidente y Norte) tienen un presupuesto de $279.254’698.209 y la ejecución acumulada es de $259.235’698.208. Queda un disponible neto de $20.019.000.001.
La Ciudadela Universitaria Norte en la actualidad tiene un lote, donde era la antigua Feria de Ganado, que se está utilizando para los vehículos que han incumplido con las normas de tránsito.
La Ciudadela Occidente contempló una inversión de $126.000 millones. La Ciudadela Pedro Nel costó $41.951 millones, Fraternidad $12.000 millones. Para un total de $179.951 millones. Lo anterior muestra que hay una diferencia con respecto a la ejecución acumulada de $79.284’698.208. Cabe destacar, que el Decreto 802 de 2014 le otorgó facultades al alcalde para constituir y reglamentar el Fondo Medellín Ciudad para la Vida.
“La Ciudadela Norte no se va a realizar, hemos dicho que iniciamos por la que tenía los diseños listos y los permisos. Había un desfase, sólo la de Occidente valía $126.000 millones”, declara ahora María Clara Ramírez, directora de Sapiencia.
Jaime Bermúdez, gerente de la EDU indica que cuando se reciben los diseños de la Ciudadela Universitaria Occidente y la Ciudadela Universitaria Norte se reconoce que para la ejecución de los dos proyectos se requieren $240.000 millones. Cuando se solicita el recurso en el Fondo Medellín Ciudad para la Vida se identifica que se dejaron $126.500 millones, con lo cual era insuficiente para hacer ambas. Entonces, se define que se va a hacer la Ciudadela Universitaria Occidente y esta es la que se ejecuta, haciendo claridad que sobre esta se hace una optimización y redensificación.
“La Ciudadela Norte, así digan que está en veremos, la metieron al congelador y muchos grados bajo cero. Será otro alcalde quien defina si se hace o no. No vi ganas por construir la Ciudadela. No hubo interés. No ha habido corrupción, sino que se fueron definiendo prioridades. Al cable Picacho hubo que ponerle recursos, Parques del Río había que adicionarle nuevos recursos, porque era un proyecto en ejecución. Excusas financieras sí las hay, aunque cuando se quiere hacer algo se pueden aplicar recursos de otra parte”, especifica el concejal Fabio Rivera.
El Acuerdo 16 de 2016 estableció una priorización en la ejecución de los siguientes proyectos: Parques del Río, Campus Universitarios Sapiencia, Intervención Integral del Centro y corredores de transporte limpio, público y masivo, estos dos últimos proyectos de la administración de Federico Gutiérrez.
Tras estas decisiones, el lote del Aurelio Mejía, destinado para Ciudadela Universitaria Norte, según Humberto Iglesias, secretario de Movilidad de Medellín se está usando para ubicar los vehículos inmovilizados por el incumplimiento de algunas normas de tránsito. “Lo que se vienen haciendo es preservar el lote, preservar unas condiciones de seguridad para que no sea invadido y una vez vaya a hacerse el proyecto se procederá a entregarlo al municipio de Medellín”.
A pesar de una inversión por más $116.000 millones en la renovación del Centro, la problemática social de las ventas informales, habitantes de calle e inseguridad no desaparece.
Dentro de los proyectos priorizados por el Acuerdo 16 de 2016 está la intervención integral del Centro, el cual tiene un presupuesto definitivo de $116.646’870.914, una ejecución acumulada de $116.322’743.146 y un disponible neto de $279’433.143, según el derecho de petición respondido a esta casa editorial.
Las obras en dicha zona consistieron en el incremento de espacio público, arborización, recuperación de andenes y parques. Pero dichas inversiones para la transformación social no han sido efectivas. Así lo manifiesta Daniel Manzano, director ejecutivo de Asoguayaquil, quien dice que sí hubo una inversión de infraestructura, mobiliario y de pisos, pero en el tema del acompañamiento social, mitigar la invasión del espacio público por el habitante de calle y de vendedores informales fue mínimo. “Lastimosamente no hubo una adecuada planeación y no se tuvo en cuenta este aspecto”.
Para Pilar Velilla, gerente del Centro es un hecho que en las zonas transformadas comienzan a verse cambios, hay personas que reaccionan con emoción y respeto por ese espacio arborizado, limpio, dotado de nuevos árboles y jardines, con bancas cómodas, iluminación a escala humana; pero también es una realidad que no todos tienen la capacidad de reaccionar de inmediato.
“El Centro tiene muchos atractivos y encantos, pero también tiene problemas por resolver, por eso, en la medida en que avancemos en el control por parte del Estado y en la cultura ciudadana como corresponsabilidad por parte de la comunidad, la zona céntrica de Medellín será un mejor lugar para vivir, disfrutar, trabajar, estudiar, aprender y eso naturalmente valoriza las propiedades, pero lo que es más importante eleva la calidad de vida de sus habitantes”, asevera Velilla.
Jorge Mario Puerta Soto, director ejecutivo de Corpocentro reconoce que hubo una inversión cuantiosa que no hizo ninguna otra administración municipal en los últimos quince años. Pero que una vez iniciadas las obras siempre hubo el siguiente cuestionamiento con respecto a la peatonalización, ¿para qué y para quién?
El directivo dice que si estas preguntas tuvieran una respuesta clara el Centro hubiera cambiado más que hasta ahora, porque si bien las obras han transformado la cara de la zona, una vez son entregadas no ha sido posible un control efectivo para impedir que los espacios sean tomados nuevamente por ventas informales, que además no son reguladas por la Administración.
Eduardo Loaiza, gerente de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), regional Antioquia, asegura que no tienen indicadores de venta de vivienda nueva en el Centro debido a que el sector tiene pendiente unas reglamentaciones para sacar apartaestudios, un producto inmobiliario que está en el POT (Plan de Ordenamiento Territorial) concebido con treinta metros cuadrados alrededor de los centros educativos. Pero aún falta la normatividad del Municipio que estipule para qué tipo de instituciones educativas (de educación superior, técnicas, tecnológico o mediano) y a qué distancia alrededor.
“Hay temas asociados a la política pública como regular que el Centro no sea una terminal de transporte, que no sea una congestión. Mejorar la contaminación auditiva y del aire. También el manejo del espacio público y seguridad. El sector privado identifica que son elementos que se deben trabajar. No sólo es la infraestructura física, sino también la percepción y la confianza para que la gente se anime a vivir. El comprador se motiva no sólo con exenciones, sino también con percepciones de tranquilidad, seguridad, un espacio público de calidad y un transporte público eficiente”, explica Loaiza.
La Candelaria (nombre de la comuna del Centro de la ciudad) reúne la mayor densidad de empresas de Medellín, según cifras de la Cámara de Comercio de Medellín, la zona tiene un total de 20.970, lo que representa un 20,4% de las compañías de la ciudad y la generación de $23,8 billones en activos. De esas, el 87,8% corresponden a microempresas, 9,4% a pequeña, 2,3% a mediana y 0,5% a grandes empresas.
De acuerdo con sus actividades, las microempresas se distribuyen en tiendas de ropa y accesorios, fábricas de confección, cacharrerías, relojerías, joyerías, cafeterías y restaurantes. Sin embargo, una de las mayores problemáticas de estos empresarios es la comercialización y ventas.
Con respecto a esto, el director de Asoguayaquil comenta que existe un espacio como Bolívar renovado, pero con muchos venteros que no cumplen con la legalidad. Estas ventas incluso obstaculizan las entradas de centros comerciales y locales, que afectan las ventas del comerciante formal, además que esta competencia es desleal.
Hasta el pasado 25 de julio de 2019, la comuna 10, La Candelaria, tuvo 60 de los 384 homicidios cometidos en Medellín.
Ante este panorama, para el exvicealcalde Luis Fernando Suárez llama la atención acerca de las decisiones de esta administración de bajar proyectos y que todas tienen que ver con el norte de la ciudad, donde las condiciones de inequidad son mayores. “La excusa de sobrecostos en proyectos es insuficiente para dejar de hacerlos. Pero sí fue prioritario para esta Alcaldía intervenir aceras y parques. Entonces es mejor hacer aceras que hospitales”.
A consecuencia de lo que sucede en la realidad, anota Suárez, es necesaria “una invitación a reflexionar, es saber con qué criterio se bajaron los proyectos”.