Fomentar valores y principios en el hogar, apoyados en el buen ejemplo, es la mejor manera de evitar tristezas y castigos a futuro.
¿Es la familia el punto de partida o el punto de llegada cuando se habla de las principales causas del aumento de la violencia y los hechos delictivos?
La primera consideración apunta al deterioro del núcleo familiar como origen de la pérdida de valores y principios, lo que estimula las malas prácticas, las inclinaciones o comportamientos equivocados y desenfrenados, especialmente en los infantes, que son quienes más fácilmente copian modelos de los adultos que tienen a su alrededor.
Lea: Educar con amor es prevenir y evitar riesgos
En la segunda reflexión se considera que la familia es un grupo social dinámico, que hace parte de un sistema y en esa medida se ve afectada por los coletazos de las problemáticas que la envuelven, en lo social, lo económico y lo político, y le obligan a adaptarse a esos cambios. Entonces en esa línea habría que mirar que el Estado colombiano ha estado en un contexto de violencia durante más de 50 años, por lo que, desde ahí, es muy difícil evitar que esas situaciones se reflejen en las nuevas generaciones.
Transformación desde el hogar
Hace unos años, el director de Asuntos Públicos de una iglesia cristiana en Santo Domingo, República Dominicana, dijo que “la familia, como unidad básica de la sociedad, podría compararse con el funcionamiento de una célula, la unidad básica del cuerpo humano. Cuando una cantidad suficiente de células enferman -se desordenan-, todo el cuerpo experimenta los malos efectos. De manera similar, la desintegración de una cantidad suficiente de familias puede resultar en el deterioro y decadencia de una civilización entera”.
Y en esa ruta, con motivo del doble asesinato que cometió un niño en el barrio Santa Lucía, recientemente el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, hizo un llamado a la responsabilidad de los papás en la educación, la formación y el acompañamiento de los niños, niñas y adolescentes.
“Un niño que llega al deterioro de convertirse en sicario muestra el grado de deterioro moral al que estamos llegando en nuestras familias, porque la responsabilidad no sólo es del Estado”, dijo el mandatario.
“Quiero hacer un llamado a las mamás, a los papás, a los abuelos, a los cuidadores y a todos los adultos responsables de la formación y el acompañamiento de los menores de edad, porque para que este niño haya llegado a ese punto han tenido que ocurrir cosas terribles al interior también de su hogar”, señaló el alcalde invitando a una transformación desde la familia, necesaria porque “la ciudad ha tenido un avance físico muy importante, pero la pregunta es qué tanto nos hemos transformado como sociedad? Esa es la pregunta de fondo, y tiene que ser para todos los ciudadanos”.
Por eso insistió en que “aquí en Medellín el problema ya no es si hacemos más metrocables o no”, aunque aseguró que se van a seguir construyendo. Destacó que el Centro se está renovando, que hace un mes se entregó un metrocable y en octubre se entregará el otro, pero repitió la pregunta: “De qué sirve que tengamos una ciudad que la vamos poniendo a punto, que la vamos mejorando cada vez más, que la ponemos bonita, si la transformación más importante tiene que hacerse de puertas hacia adentro, hay que hacerla en los hogares. Papás y mamás, a acompañar a sus hijos en esa disciplina positiva”.
Según el alcalde, “no es sólo responsabilidad del Estado porque incluso las zonas donde más hemos invertido recursos en los últimos 15 años, siguen siendo las zonas donde más violencia hay contra nuestras mujeres, contra nuestros niños” y eso demuestra que “aquí lo que tiene que haber es una transformación social”.
“Quiero ponerle una tarea a los papás y las mamás de nuestra ciudad, y es que se ocupen de sus hijos. Preocúpense por sus hijos, hay que formar a nuestros hijos en el amor y en la disciplina. Hay que darle la vuelta a esta sociedad, no estamos bien, hay un deterioro moral inmenso y aquí la responsabilidad que tenemos como papás es inmensa. Si no, no vamos a poder avanzar como sociedad”, recalcó Gutiérrez Zuluaga.
Protección y articulación
En el numeral 3 del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se define “la familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Y en ese orden, las investigaciones realizadas por el Centro de Familia de la UPB y en las caracterizaciones de las familias que consultan, determinan que no se puede culpar solamente a la familia de lo que pasa en el contexto social, porque esa familia es producto de un sistema en el que confluyen educación, salud, programas de prevención y protección, acompañamiento en lo espiritual y las mismas leyes, que no logran la articulación adecuada para salvaguardar a quienes conforman la familia.
“La familia es un grupo social que hace parte de un sistema y en esa medida todo lo que ocurre afuera incide al interior de la familia y viceversa. Es decir, la familia se adapta a las situaciones que lo social le va colocando”, dice María del Tránsito Giraldo Usme, coordinadora del área preventiva del Centro de Familia de la UPB e integrante de la secretaría técnica de la Mesa Departamental de Familia.
“Lo que sí se puede replantear es cómo son las funciones que cada uno de los miembros de la familia está cumpliendo al interior de ese grupo, en la transmisión de valores, de cultura, de afecto, en la comunicación y demás aspectos relacionados con el bienestar general, que sí son factores que pueden incidir en el contexto exterior”, agrega Isabel Cristina Bernal Vélez, terapeuta familiar y de pareja y coordinadora del área de asistencia del Centro de Familia de la UPB.
Esos mismos retos que debe enfrentar permanentemente la familia, también tienen que ver con su conformación, con su estructura, y, equivocadamente, en una concepción muy generalizada se tiene la idea de nombrar peyorativamente como disfuncionales, dañadas o desintegradas a las familias que no son nucleares o tradicionales: “Y esas palabras son muy fuertes e inadecuadas, porque quieren decir que si no es la mamá, el papá y los hijos, esa familia no sirve”, sostiene María del Tránsito.
“Es que no hay una tipología de familia mejor que otra. La estructura bajo la cual se conforman las familias no es lo que la hace mejor, o lo que la hace funcional o disfuncional. Lo que sí tiene incidencia es la forma en que sus miembros se articulen, en cuanto a comunicación, pautas de crianza, normas, autoridad, manejo de los valores y demás”, precisa Isabel Cristina.
Características familiares
Por tradición, dice la terapeuta, la familia nuclear es la que se considera normal, la ideal, la de mostrar, pero muchas veces al interior los miembros de esa familia se conforman con que son el estereotipo social definido por la comunidad y muchas veces olvidan cómo acompañar, cómo guiar, cómo superar ciertas facetas que se dan a lo largo del crecimiento de los hijos y que podemos llamar etapas o ciclos de vida. Es decir, no necesariamente son las mejores.
Las familias extensas tienen un mayor factor protector, porque muchas personas pueden estar al tanto del cuidado de los menores de edad, “pero puede existir una desorganización jerárquica, porque mandan los papás, mandan los abuelos o los tíos, y no todos están orientados en la misma dirección. Entonces eso puede ocasionar un descontento en los hijos frente a quién es la figura de autoridad, a quién le obedezco”, agrega Bernal Vélez.
Mientras que en la familia simultánea puede existir la idea de que todos los problemas que suceden al interior ocurren porque han sido parejas separadas que se han vuelto a unir a otra persona, y entonces asumen que ese es el núcleo del problema. Pero si realmente si se mira al interior lo que se ve son todas esas transiciones vitales que sufren todas las familias cuando el hijo es escolar, luego adolescente y después cuando se va convirtiendo en un adulto. Todo eso genera crisis, pero pasa en cualquier hogar.
En las monoparentales, explica, regularmente la persona sobre la cual recae el cuidado del hijo enfrenta una sobrecarga emocional y económica. Sin embargo, si se quiere buscarle una arista positiva a esta situación, pudiera pensarse que un factor favorecedor es de pronto no tener que llegar a acuerdos con otros, no tener que establecer modelos con un compañero, sino hacerlo a su propio estilo.
Y todo ese análisis refuerza la teoría de que no hay un tipo de familia mejor que otro. Lo verdaderamente importante son los roles que asume cada adulto frente a los menores de edad que estén a su cuidado, y eso tiene que ver con el afecto, el respeto, el apoyo y la comunicación que se practiquen al interior de cada hogar.
Tipos de familias
Dados los cambios sociales, económicos y culturales, se han generado distintas formas de agrupación familiar:
Familia nuclear: es el grupo tradicional en el cual el padre y la madre están a cargo de sus hijos.
Familia extensa: cuando los abuelos, tíos, primos u otros parientes afines entran a hacer parte de la crianza y el acompañamiento de los hijos, con la característica de que está conformada por más de tres generaciones que habitan en un mismo hogar.
Familia monoparental: es aquella en que sólo la madre o sólo el padre están a cargo de los hijos, ya sea por viudez, separación, madresolterismo, y entonces uno solo de ellos es quien provee el direccionamiento de la familia y sobre quien recaen todas las responsabilidades frente a los menores de edad.
Familia simultánea (llamadas los tuyos, los míos y los nuestros): es aquella en la que ambas personas han tenido uniones anteriores y cada uno tiene uno o varios hijos, más los hijos en común, por lo que se denominan simple, compuesta o mixta, dependiendo si uno o ambos traen hijos a la nueva relación, más los hijos en común.
Familias Dinks: es aquella pareja que por elección y convicción desea no tener hijos (la sigla traduce doble ingreso sin hijos).
Familia homoparental: aquella en la cual una pareja del mismo sexo, hombres o mujeres, asumen la crianza de uno o varios hijos, biológicos o adoptados.
Factores que afectan el núcleo familiar
Abandono, padre o madre que dejan el hogar
Alcoholismo
Drogadicción
Violencia intrafamiliar
Desavenencias con familiares
Situación económica
Infidelidades
Muerte de uno de los padres
Migración motivada por crisis