ABC para elegir el mejor colegio para sus hijos

Autor: Andrea Arboleda Yarce
22 noviembre de 2019 - 07:03 PM

Llega de nuevo la temporada en la que las instituciones educativas están en matrículas e inscripciones para el año escolar que se viene. EL MUNDO presenta un ABC para poder tomar una buena decisión al momento de elegir un colegio para los hijos. 

Medellín

Al finalizar el año no sólo se esperan las festividades decembrinas sino que también los padres de familia y/o acudientes de niños y jóvenes en edad escolar, deben pensar en la inscripción a los colegios, centros educativos e instituciones para la enseñanza. Aunque aparentemente parece ser una decisión fácil, por la cantidad de oferta educativa de Medellín y del valle de Aburrá, resulta que la situación es un poco más compleja y amplia de lo que se cree. 

Los padres de familia, los acudientes y los hijos e hijas, deben pensar muy bien qué tipo de educación y de colegio quieren, y para eso deben tener en cuenta una serie de elementos, que en su conjunto, les podrían guiar hacia el que es el mejor colegio para su educación.

 

Economía, intereses y gustos

Si bien existe la educación oficial o pública en la ciudad y en el área metropolitana, hay que tener en cuenta desde el núcleo familiar cuál es la situación económica que se vive para poder tomar esta decisión, ya sea de un colegio nuevo o de un cambio de institución. Para Carlos Arturo Soto Lombana, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia y padre de familia, este aspecto tiene que ir ligado a la realidad. “Un factor muy importante es la parte económica, muchas decisiones en relación con el colegio al final se definen por la capacidad monetaria de la persona, que no solamente tiene que ver con el pago de las pensiones o de la matrícula sino, además, todo lo concerniente con los servicios de transporte y las dinámicas que las instituciones tienen”.

Sobre esto, también opinó Rubén Darío Barrientos, un padre de familia quien durante 12 años asumió la presidencia de la Asociación de Padres del Colegio La Enseñanza de Medellín, y quien manifestó que no hay colegios ideales sino que son lugares que deben responder y ajustarse a gustos, predilecciones y convicciones de los alumnos y de los padres de familia. “No todos los colegios son para todos los gustos. Así sean algunos más destacados que otros, la elección pasa por ciertas predilecciones. Desde luego, un primer filtro es el costo de la institución educativa. Entre querer y poder, hay una distancia sustancial. Lo ideal es encontrar un justo equilibrio, que pueda pagarlo, que tenga muchos factores a favor, que los hijos no lo padezcan sino que lo disfruten y que se sienta como un auténtico segundo hogar para los hijos. Entre otras cosas, no siempre un buen colegio (en el sentir de los padres) es en donde se amañan los hijos. Muchas veces, hay que retirarlos y llevarlos a otro colegio, para que vivan la educación desde lo grato”. 

 

Aspectos pedagógicos y psicológicos

Daniela España Aguirre, licenciada en pedagogía infantil de la Universidad de Antioquia, quien actualmente se desempeña como tutora en el colegio Fontán, manifestó que es muy importante que los padres de familia o acudientes conozcan y reconozcan las particularidades de sus hijos. “Lo primero que deberían tener en cuenta los papás es cómo aprenden sus hijos, qué necesidades específicas tienen y, a partir de eso, empezar a buscar un colegio que esté orientado a ello”.

Asimismo, el psicólogo Kevin Giraldo Bedoya y coach en el Thinking Gym Full Life (gimnasio de pensamiento full life), agregó sobre la importancia de reconocer lo que necesitan los estudiantes. Para él, hay que tener claro si existe un diagnóstico o no, sobre posibles alteraciones de cualquier tipo, ya que, dijo, esto influiría en los criterios al momento de buscar un colegio. “Que el padre tenga muy claro y que haya tenido un acompañamiento profesional sobre cuáles pueden ser esas alteraciones que su hijo esté experimentando, porque si son alteraciones de tipo cognitivo eso va a requerir una forma de trabajo, un enfoque o un sistema pedagógico que sea más amigable con él”.

Además, recomendó que si uno de los estudiantes presenta un diagnóstico sobre alguna alteración, es necesario que, también, tenga un acompañamiento de un profesional para un tratamiento terapéutico y así trabajar en conjunto con la escolaridad. “Es importante que además de lo escolar también se tenga un acompañamiento, una terapia que le ayude en conjunto con su día a día en su institución, para volverse cada vez más funcional respecto al promedio que finalmente se pide”. 

 

¿Modelo educativo preferido?

También desde la pedagogía, España Aguirre hizo énfasis en la necesidad de saber qué tipo de educación es la que quiere o necesitan tanto padres y acudientes como los mismos estudiantes, esto conociendo que ahora existen diferentes modelos pedagógicos para el aprendizaje y la educación. “Está la educación tradicional, que es la que trabaja a partir de las clases, trabaja todas las materias; pero, por ejemplo, hay colegios que tienen enfoques. Entonces, hay unos que están enfocados a lo artístico, otros que tienen extraclases de lo científico”.

Igualmente, Barrientos explicó que el tipo de educación y la preferencia de un colegio u otro puede variar según estos criterios: “Hay padres que quieren para sus hijos el mismo colegio en que estudiaron (prolongar la tradición familiar). Otros, quieren un colegio con buen nivel de exigencia académica. No faltan, quienes consideran que debe ser un colegio con formación religiosa en valores (confesional) y con un ideario de su agrado. Algunos, lo quieren sin énfasis religioso (laico). No pocos, quieren que el factor distancia sea el definitivo, en una ciudad con altos problemas de movilidad. Para otros más, el ser bilingüe es fundamental. Ciertos padres, de igual forma, se interesan por el proyecto educativo y el método de aprendizaje. También, porque los padres trabajan, prefieren colegios con unos horarios que se extiendan desde las actividades extraescolares. Y, por supuesto, las instalaciones para muchos padres juegan papel trascendental”, afirmó.

colegios de Medellín

Las tres cosas primordiales a la hora de seleccionar un colegio para sus hijos son reconocer los intereses y particularidades de la familia, conocer la situación de índole económica del núcleo e identificar los aspectos a fortalecer en la educación de sus hijos y los colegios o instituciones que las promuevan.

 

Acompañamiento 

El acompañamiento ha estado siempre presente como uno de los factores fundamentales para que el desarrollo educativo de los estudiantes sea satisfactorio, por eso los padres de familia o acudientes deben estar presentes en tales procesos; sin embargo, por motivos de trabajo o de lejanía, a algunos se les imposibilita estar siempre atentos. Pero con la evolución de las nuevas tecnologías, los colegios e instituciones han puesto a su disposición diferentes herramientas que dan cuenta de todos los procesos académicos y disciplinarios de los niños y jóvenes, para un mejor acompañamiento familiar. 

Por lo tanto, el acompañamiento de los padres también es muy importante, hace que el estudiante no se sienta solo en su proceso académico, lo cual puede llevar a la ansiedad o a otras manifestaciones en ocasiones, agregó el psicólogo.

En concordancia con lo anterior, Soto Lombana se refirió también al acompañamiento familiar en cuanto a que la decisión de elegir un colegio no puede hacerse de la noche a la mañana. “Esas decisiones no se pueden tomar en el momento previo, es decir, faltando unas semanas o meses, sino que debe hacerse con un tiempo bastante prudente, hay algunos colegios incluso, hacen un proceso de admisión con varios meses de anticipación por el tema de los cupos. Recomiendo que esto lo hagan con tranquilidad, con antelación y que en eso prime también además de los aspectos académicos, los aspectos de orden económico”.

 



Cambio de colegio 

Si se trata de un cambio de colegio por X o Y motivo, los criterios para la elección del mismo, varían un poco y pueden incluir otro tipo de aspectos a evaluar. Así lo expresó la licenciada en pedagogía, Daniela España Aguirre. “Si una persona opta por un cambio de colegio es porque tiene un motivo de fondo. Lo primero, entonces, es contrastar la experiencia que ya están tendiendo, si por ejemplo un chico viene de un colegio donde no le fue bien, hay que buscar un colegio que cambie eso, que tenga una manera de proceder distinta en ese aspecto determinado”.

En relación a lo anterior, desde la psicología, Kevin Giraldo Bedoya reafirmó: “un cambio de colegio se puede dar por traslado del trabajo de sus padres, por motivos económicos o porque el chico tuvo alguna dificultad dentro de la institución. Esas situaciones modifican la búsqueda de la institución a la que quieren acercarse”.

 



Palabras de una maestra del idioma 

Por:  Lucila González de Chaves

Si yo fuera una mamá de hoy, no sé si sabría qué es una escala de valores positivos, pero visto desde la cima de mis años, pienso que lo primero que debiera pensarse es cuál es la escala de valores que en los colegios se enseña, no la que tienen como vitrina sino la que se infunde, porque a cualquier edad los niños, los adolescentes y los mayores, deben tener una vida orientada a conocer y practicar una escala de valores positiva. 

Todos los niños tiene necesidades y todas son específicas, porque educarlo en el bien hablar, es una necesidad y es específica del buen vivir; educarlos en una creencia, cualquiera que ella sea, también es específico, es urgente y es una necesidad primordial. Educarlos en el respeto a los demás, a lo que es el otro, su cuerpo, su alma, sus posesiones, eso es urgente y específico.

Pienso, entonces, que quien se compromete a educar a un niño, no debe clasificar exigencias sino darles un valor a todas ellas y por igual, porque al niño hay que formarlo de una manera holística; es decir, una manera total, íntegra, no se puede educar por pedacitos, porque el colegio, sea como sea, esté situado donde esté situado y valga lo que valga, enseñen lo que enseñen, debe estar en armonía con la familia, no es que la familia se tenga que adaptar al colegio ni el colegio a la familia, sino que deben estar en comunicación, así empiezan a construir la educación del niño para que no lo desorienten, para que él vea que en su colegio hay la misma escala de valores que hay en su familia; claro, ahora no hay familias, porque todos están trabajando y lo único que encuentra en su casa es la cara de la trabajadora.

Yo no condeno eso, porque las necesidades y la premura del siglo XXI han llevado a eso a los padres de familia. Entonces, terminan niños desorientados que ponen su ansiedad, sus curiosidades, su carga de emociones en cualquier persona, porque no hay quién lo oriente o porque los que tienen la obligación de orientar están en contraposición: colegio-familia. 

Pienso que papá y mamá siempre van a pensar que su hijo merece lo mejor, que hay que educarlo lo mejor posible, que merecen formarlo para un futuro, creo que eso no va a pasar nunca de moda, pero digamos cómo, dónde y cuándo. Sitúemoslo en este siglo XXI y miremos ¿cómo encontramos la respuesta? ¿Quién, cómo y cuáles son los elementos para construir un futuro para un niño que está viendo lo que está viendo, que sabe lo que sabe, que ha tenido que ser testigo de un montón de cosas incorrectas en este siglo?, ¿qué hacemos para que este niño piense lo mejor, sienta lo mejor, haga lo mejor y empiece a construirse su propio futuro? Es un gran interrogante y es un reto para los papás, para el colegio, para los amigos, para la sociedad y para todo el mundo por tanta polarización.

Tenemos que aterrizar papás y maestros, enfrentar la realidad que es muy dura, cruel, dolorosa, pero si no se parte de ahí, estaremos construyendo en la arena, estaremos montados en una nube con aquello de que los antepasados nos dejaron de herencia. La herencia es respetable, pero es modificable en cada siglo, día, semana, hora, porque tiene que estar de acuerdo con el momento que vivimos. No nos podemos desubicar, tenemos que andar con el momento para poder comprobar qué es lo que está pasando y ver si somos capaces de cambiar el rumbo, nosotros y de un país, aunque sea siquiera en un milímetro, aunque la ilusión sea esa no más.

 

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